Manuel Paredes
El Partido Bandera Roja en su última reunión de su Comité Central decidió presentar una propuesta unitaria ante el país con algunas consideraciones acerca del momento que se vive, dada la necesidad urgente de librarse de este régimen , estableciendo para ello un debate abierto acerca de la encrucijada que se vive de conciliar o resistir hasta vencerlo.
Para ello es preciso establecer una visión estratégica para que la unidad del pueblo esté afianzada en una esperanza cierta de desplazar a la camarilla gobernante, lo que implica romper con una visión estrecha y rutinaria
restringica casi que exclusivamente a lo electoral, menospreciando en muchos casos la lucha social y el combate político contra la tropelía del régimen.
En este sentido, en forma sucinta presentamos las siguientes consideraciones que plantea este documento
1.Un régimen dictatorial. El cual tiene como mecanismo más evidente la persecución de los que luchan por el cambio la detención y persecución bajo el argumento de ser terroristas. A la vez buscan desmoralizar a la población con las ínfulas de que no saldrán del poder ni por las buenas ni por las malas,
Escondiendo su fracaso para atender las necesidades de la población, tratando de hacer ver que buscan solucionar los problemas cuando en realidad los banalizan y se afianzan en el usufructo del erario público.
Esta situación se produce en medio de ser Venezuela una zona en disputa en donde a pesar de la dependencia hacia China tanto en el pago de la deuda externa como la entrega de nuestros minerales y riquezas se produce por parte de Estados Unidos la rebaja de sanciones y la inversión de empresas como la Chevron para incrementar la producción petrolera y exportarla hacia Europa para paliar crisis energética como consecuencia de la guerra en Ucrania y el bloqueo hacia el petróleo ruso.
Lo que evidencia que a la hora de los intereses business is business, negocios son negocios. Aunque sea algo temporal mientras se mantenga el interés de lograr incorporar a Venezuela en el área de infuencia norteamericana, afectando la posición de factores políticos pro estadounidenses, creándoles un conflicto y falta de claridad para su activismo.
2. Persisten los deseos de cambio, pero la esperanza se desvanece. La incertidumbre, la desconfianza y la desesperanza campean en el sentir de buena parte del pueblo. Un 82% desean un cambio político que restituya plenamente la Constitución y permita superar las iniquidades e injusticias sociales que han imperado las últimas décadas. La diáspora de más de ocho millones de compatriotas —cifra que sigue creciendo—, unido al exilio de centenares de luchadores democráticos, es solo un ejemplo de la depauperización general de las condiciones de vida de las mayorías nacionales. Pero también hay mucha desconfianza hacia la dirigencia opositora, que luce estancada, sin propuestas y como divorciada del padecimiento que sufre nuestro pueblo.
3. Un pueblo hambriento que lucha y pelea. La ruina que sufre el pueblo se ha agravado con la desaparición del salario como tal y con ingresos miserables para la fuerza laboral, y servicios públicos ineficientes o inexistentes, con la desaparición de la salud pública gratuita y con la destrucción del sistema educativo.
4. La solidaridad y las pugnas internacionales. La presión internacional sigue siendo un apoyo importante y una reserva para nuestra lucha, pero no puede ser el elemento determinante para derrotar a la camarilla chavista. La
solidaridad y el respaldo de los pueblos y naciones contribuye a sostener la presión contra la dictadura.
5. Una oposición dispersa, fragmentada y sin estrategia. Los principales partidos de oposición agrupados en la Plataforma Unitaria Democrática muestran incapacidad para hilvanar o construir una estrategia común para
hacer frente a la dictadura. Aun cuando se reafirma la “unidad” como necesaria y urgente, muchas veces se mantienen posturas excluyentes y hegemonicistas. No logran un consenso para atraer al pueblo hacia una propuesta programática para la reconstrucción general de nuestro país.
6. Los desgajamientos del chavismo. Día a día aumentan los sectores, políticos y sociales, que se separan del andamiaje oficialista, tanto en el país como en sus apoyos del exterior. Cualquier estrategia para derrotar la dictadura debe darle importancia a todos estos procesos.
7. La elección presidencial de 2024. La mayoría de los luchadores sociales y quienes combatimos a este régimen en todas sus connotaciones políticas coincidimos en que nos aproximamos a una coyuntura que podría ser
definitoria del destino final de este régimen antidemocrático, oprobioso y despiadado. Aun con todas las trampas, irregularidades y parcialización, la camarilla gobernante se las ve difíciles para salir airosa de esta contienda electoral. Ya sea por una derrota incuestionable que le inflijamos las fuerzas democráticas —que probablemente los obligue a nuevas maniobras de desconocimiento— o por el despertar de esa fuerza libertaria y de redención que anida en el pueblo venezolano que se disponga a hacer respetar su voluntad, el año 2024 luce como escenario propicio para despachar históricamente este engendro de dominación.
Frente a este complejo cuadro político, Bandera Roja propone una readecuación de las fuerzas opositoras que permita aprovechar cualquier resquicio para la acción política y la lucha social. Se trata de construir una
fuerza social y política, asentada en una conciencia democrática y libertaria, que tenga disposición y coraje para aprovechar todas las oportunidades de avanzar en la lucha por defenestrar la dictadura. .Para ello es necesario lograr:
A) Unidad amplia e incluyente. Esta unidad debe comprometerse con la combinación de las distintas formas de lucha. No despreciar ni abandonar los escenarios creados. Aprovechar los procesos electorales, preparándose, a su vez, para estar en las mejores condiciones para acometer escenarios de lucha de mayor compromiso
B) Organizar las avanzadas. Los sectores más conscientes y claros de la circunstancia que vivimos deben organizarse para poder allanar los distintos campos de acción a impulsar. Y no solamente a nivel de organizaciones políticas y sociales ya consolidadas, sino también dentro de la lucha cotidiana que libran los venezolanos por sobrevivir,
C) El voto como acto de rebelión ciudadana. Se requiere una labor mancomunada para que el pueblo venezolano vuelva a valorar su voto como un arma que abre caminos para cambiar el actual estado de caos, ruina, pobreza, represión y desesperanza.
D) Unidos a todo evento en las elecciones 2024. Hay que dar la pelea a las tramoyas oficialistas, que parecen no tener límites, con una más férrea unidad en la participación alrededor de un candidato unitario. Los métodos y las maneras no pueden convertirse en corsé para limitarnos nosotros mismos las posibilidades de maniobras.
E) Impulsar las luchas sociales. Las instancias unitarias que se han venido levantando han hecho resurgir las luchas de los trabajadores como un importante factor para desnudar la naturaleza falsa y engañosa de este
régimen, pero también para ir construyendo los lazos para fortalecer las organizaciones sociales, gremiales y sindicales que habrán de jugar un papel protagónico en la reconstrucción del país.
F) Programa de reconstrucción nacional. Debemos pugnar por la instauración de una democracia de nuevo tipo que sustituya a la dictadura, pasando por la conquista de un plan económico que se asiente en el impulso de nuestras capacidades productivas para el desarrollo nacional, y edificando una sociedad de libertad que respete la autonomía de los ciudadanos organizados y libere al país del tutelaje de los países imperialistas. Una democracia que se sustente fundamentalmente en el ejercicio directo de la ciudadanía a través de
asambleas y devuelva el valor y la responsabilidad en la elección de sus gobernantes.
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