La embolia pulmonar puede resultar grave e incluso mortal en algunos casos. Identificar los síntomas e iniciar un tratamiento precoz es clave para mejorar el pronóstico de los pacientes. Hablamos con dos expertos para conocer las claves de esta enfermedad.
Covadonga Díaz
La embolia pulmonar, también llamada enfermedad tromboembólica venosa, un evento que ha sufrido recientemente Genoveva Casanova, quien fue nuera de la Duquesa Cayetana de Alba, consiste en la formación de trombos en el sistema circulatorio venoso, sobre todo en las venas de los miembros inferiores y también, aunque en menor medida, en la zona de la pelvis y el abdomen, que pueden ser liberados en la circulación general y llegar a las arterias pulmonares, según explica Manuel Anguita, cardiólogo del Hospital Reina Sofía, de Córdoba, y ex presidente de la Sociedad Española de Cardiología.
Dónde se origina el trombo
El trombo se origina habitualmente en la circulación venosa de una pierna, se suelta, sube a través del torrente sanguíneo al lado derecho del corazón y de ahí impacta en los vasos y arterias del pulmón, añade Cristina Martínez, neumóloga de la clínica Asturias, en Oviedo.
La gravedad del evento va a depender fundamentalmente del tamaño del trombo, pudiendo resultar muy variable. “Si el émbolo es muy pequeño puede llegar a las ramas más distales de las arterias pulmonares e incluso no provocar síntomas y detectarse como un hallazgo casual, por ejemplo, si se realiza una arteriografía por otro motivo”, explica la neumóloga Cristina Martínez.
En cambio, si el trombo es de un tamaño considerable puede obstruir el tronco principal de las arterias pulmonares y llegar a cerrar la circulación pulmonar, disparando entonces el riesgo de parada cardiaca. “De hecho es una causas frecuente de muerte súbita”, señala el doctor Anguita.
Situaciones que provocan estancamiento de la sangre
Detrás de una embolia pulmonar se encuentra la enfermedad tromboembólica venosa. La formación de trombos ocurre generalmente en situaciones que provocan un estancamiento de la sangre como:
- Inmovilización de alguno de los miembros debido a cirugías o fracturas.
- Postoperatorios.
- Encamamiento prolongado.
- Presencia de varices.
- Situaciones con daño directo de las venas provocado por cirugía.
- Presencia de catéteres endovenosos.
- Alteraciones de la coagulación por factores genéticos.
- Cáncer.
- La edad también es un factor de riesgo.
Por eso los pacientes que van a estar algún tiempo inmovilizados presentan mayor riesgo de trombosis venosa y para controlarlo suelen recibir tratamiento anticoagulante.
Síndrome de la clase turista
Además, es conocido el síndrome de la clase turista para describir el riesgo de formación de trombos cuando se realiza un viaje largo que obliga a estar durante varias horas en posición de sentado con las piernas hacia abajo, lo que provoca una disminución en el retorno venoso, razón por la que se recomienda en este tipo de situaciones levantarse cada cierta frecuencia y tratar de mover las piernas.
La realización de algunos tipos de cirugía aumenta también el riesgo de formación de trombos y por eso si se añade que el paciente tenga que estar en situación de reposo durante un tiempo es necesario adoptar medidas profilácticas, con heparinas habitualmente de bajo peso molecular, dado que ya la propia intervención aumenta la actividad inflamatoria y procoagulante.
Posible indicio de un cáncer
Una embolia pulmonar puede ser el síntoma que haga sospechar también la presencia de un tumor, dado que es relativamente frecuente en pacientes oncológicos, sobre todo, con tumores de pulmón, colon, páncreas y próstata, “cuyo riesgo aumenta también cuando están inmovilizados o si necesitan ser sometidos a una operación, al presentar mayor actividad procoagulante de base”, indica Manuel Anguita.
La insuficiencia cardiaca como factor predisponente
La insuficiencia cardiaca es también un factor predisponente de embolia pulmonar, dado que “al fallar el corazón se produce un aumento de la congestión venosa, con acúmulos en las venas de las piernas y edemas”, precisa este especialista. De hecho, la embolia pulmonar es una causa no infrecuente de descompensación en insuficiencia cardiaca y de muerte.
Tomar tratamientos anovulatorios aumenta también el riesgo de trombosis, indica Cristina Fernández.
Síntomas que varían según el tamaño del trombo
Los síntomas de una embolia pulmonar varían en función del tamaño del trombo y el daño que haya provocado, con una estratificación de los pacientes que puede ir de leves a muy graves. Los síntomas más frecuentes son:
- Disnea, es decir, dificultad para respirar por falta de aire.
- Dolor torácico, cuya localización variará en función del segmento de pulmón afectado.
- Hemoptisis, es decir, presencia de sangre en la tos.
Pero pueden ser muy variables e incluir también “taquicardia, sudoración, mareos, palpitaciones, con dolor torácico muy fuerte en los casos graves y sensación de muerte inminente”, añade la neumóloga Cristina Fernández.
Determinar el origen
Cuestión clave cuando se produce un embolismo pulmonar es determinar el origen. Una vez descartados factores relacionados con la inmovilidad, cirugía o vinculación con otros procesos patológicos es aconsejable realizar estudios de posibles alteraciones de la coagulación en el paciente. Sin embargo, casi en un 50% de los casos no se pueden precisar las causas, precisa esta especialista.
El abordaje del embolismo pulmonar dependerá del riesgo del paciente. Iniciar el tratamiento de forma precoz es clave para conseguir los mejores resultados. Para ello es importante que el médico piense en esta entidad “y no siempre es fácil porque los síntomas a veces son inespecíficos y pueden confundirse, por eso es importante tenerla presente”, destaca Cristina Fernández.
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas más específicas son ecocardiografía y angiotac de pulmón para ver el estado de las arterias pulmonares y analizar la posible sobrecarga del ventrículo derecho.
En pacientes leves se inicia el proceso con la realización de un análisis de sangre y la determinación de un marcador de fibrinolisis como es el dímero D, que es un fragmento de proteína que se produce cuando un coágulo de sangre se disuelve en el organismo “y que se utiliza más bien para descartar, en pacientes con bajo riesgo”, explica Manuel Anguita.
Opciones de tratamiento
En cuanto al tratamiento en pacientes muy graves será necesaria la eliminación del trombo. En casos leves se inicia el abordaje de forma escalonada con tratamiento tromboembolítico, administrado por vía intravenosa para disolver el trombo. Si este abordaje no es posible por riesgo de hemorragia o por mayor gravedad del paciente la opción será tratar de eliminar el trombo de forma mecánica, haciendo llegar un catéter a la arteria obstruida para disolverlo y aspirarlo, o bien optar por cirugía, intervención que conlleva un riesgo mayor, matiza el doctor Anguita.
Frecuentemente los pacientes con una embolia pulmonar deben seguir un tratamiento anticoagulante crónico, “salvo que la causa se haya identificado de forma clara y haya estado relacionada con una situación de encamamiento o cirugía”, concluye este especialista.
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