Manuel Paredes
Este 1ro de mayo los trabajadores venezolanos enarbolamos las consignas de salario, democracia y libertad. El régimen se niega a aumentar el salario y a lo sumo establecerá un nuevo bono que no incidirá en las prestaciones sociales y en las utilidades. Este régimen, basado en la pose “revolucionaria”, plantea que no puede elevar de manera significativa el salario de los trabajadores en virtud de que no se ha incrementado el ingreso nacional.
Se alinea el régimen al llamado de los empresarios de que no debe haber prestaciones sociales para que no se acumulen los pasivos laborales. Por lo que no debe haber aumento salarial, aunque sí algo de incremento del ingreso.
Dos años de diálogo entre el gobierno, empresarios y sectores sindicales han servido para muy poco. La dictadura impone el criterio de los empresarios. Por ello no hay contradicciones con el sector empresarial en esta política salarial.
Debido a que en realidad la dictadura busca afianzar la distribución de la riqueza en favor del capital, la usura y la corrupción. De una parte, al presupuesto de gastos, le brindan una rigidez insólita, en aras de honrar la
deuda pública interna y externa. Prefieren cumplir los compromisos con chinos y demás acreedores extranjeros y con la banca nativa.
Pretenden como eje central mantener el equilibrio fiscal, frenando la inflación, a costa de los bajísimos ingresos de los empleados públicos y los gastos sociales a raya. Además, satisfacen la usura nativa e internacional. En la esfera de la producción el objetivo es mantener bajos salarios, que sustentan la tasa de explotación más elevada de Latinoamérica y del mundo con salarios de 130 Bs mensuales.
En esta lucha por el aumento de salarios no ha habido claridad sobre lo que se especulado durante mucho tiempo, que los salarios son inflacionarios y por tanto no se deben exigir porque se vuelven sal y agua y en desconicimiento de las leyes de la economía. Además de la distribución de la riqueza, la cual no ha sido comprendido por la dirigencia sindical en décadas.
Asi mismo sectores de vanguardia parecen haberlo olvidado. La relectura o lectura, según sea el caso, de Salario, precio y ganancia de Marx, bien puede refrescar el concepto y la política que de allí se desprende. Es así como no
solamente podemos desenmascarar la naturaleza de clase de la dictadura y de chavismo, sino también nos permite definir una política cuyo centro sea
POR UNA NUEVA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA.
Que los empresarios ganen menos y los obreros reciban más, para reducir la brecha que existe en Venezuela, en donde según la encuesta ENCOVI los que ganan mas lo hacen con 70% superior a los que ganen menos. Que el
presupuesto del Estado sea dirigido, antes que nada, a satisfacer las demandas salariales de los empleados públicos y mejora de los servicios
Eso no cambia las relaciones sociales de producción y de cambio, pero permitirá paliar las condiciones de miseria que viven los trabajadores de Venezuela. Sobre todo, en momentos en que la riqueza, que existe, se ha
incrementado. Chevron, a pesar de las sanciones sigue operando en el país y le ha dado un empujoncito a la producción petrolera, que se aproxima a los 900 ,mil BD En minería, por mucho que se roben y contrabandeen, algo queda.
Luego, hay más riqueza para repartir. De acuerdo a lo planteado por Carlos Hermoso, doctor en Ciencias económicas se trata de una política económica que busca mantener las condiciones de sobreexplotación de los obreros, mientras el gobierno hace ahorros para el pago de deuda. No es una política económica para elevar la capacidad productiva. Prueba evidente es que se mantiene el encaje legal más alto del mundo.
Existe un doble propósito. Satisfacen la voracidad de la burguesía, manteniendo al mínimo los salarios, despojando a todos los trabajadores de las prestaciones. Los empresarios les brindan bonos a los obreros para que medio vivan y que repitan el infernal ciclo diario de explotación. Y, a su vez, la dictadura hace ahorros llevando al mínimo los ingresos de los empleados públicos, también sin prestaciones.
De allí que Se niega la dictadura a un incremento salarial, a pesar de que bien pueden usar los más de 21 mil millones de dólares que reconocen fueron robados por la mafia de Tareck El Aissami, para un incremento salarial
sustancial, sin que ello repercuta en inflación.
Además, el mandato imperialista, chino y de las demás potencias, es que Venezuela mantenga su papel en la división internacional del trabajo de ser proveedora de materias primas, mientras importa bienes finales e incrementa su deuda pública.
El papel de los trabajadores este primero de mayo es levantar las banderas de la lucha por un mundo mejor. El espíritu de los trabajadores que ofrendaron sus vidas a la noble causa del proletariado mundial debe ser fuente de estímulo para la lucha. Por lo que, sin descuidar las formas de lucha en desarrollo, las organizaciones revolucionarias, populares, el movimiento sindical y movimientos de trabajadores, deben seguir la gesta de Chicago con acciones combativas. Con la movilización de los trabajadores, elevando su voz contra la sobreexplotación y el rescate de las prestaciones sociales robadas por la dictadura chavista y los patronos capitalistas, podemos apuntalar ese camino.
El Pepazo