Leonardo Núñez Martinez
Cada vez que veía en un pizarrón una secuencia de expresiones en números y letras con valor desconocido que luego se igualaban en una resolución final comprendía mi «brutalidad» para la Matemática. La adaptación de ese ejercicio algebráico a la vida práctica nunca la entendí y su utilidad no la veía.
Mi hermana menor Magaly construía y resolvía, tiza y borrador en mano, una «ecuacion» con la facilidad con la que Olegario calculaba las «cuajaitas» que saldrían del avío de vacas en la madrugada y el viejo Neptalí despejaba la incógnita de si llovería o no en Cataneja cuando su vista captaba un relámpago mirando hacia Pozo Ignacio y Sartenejo.
También, con supuestos falsos se cometen errores al estimar sacos de yuca o guacales de cebolla que no se llenarán. De errores se llenaron las conclusiones de quienes promovieron la explotación carbonera en la Sierra de Perijá y la extracción de caliza en isla de Toas. ¿Qué «ecuación» demostró que tanto petróleo en el Lago conduciría a un verdadero desarrollo social?. ¿Las inundaciones en Catatumbo, Semprún, Pulgar, Sucre y Colón podrían explicarse sin despejar las incógnitas de la desforestación y el desmanejo hidráulico?.
La «ecuacion» que plantea la Derecha venezolana es simple o de primer grado: Primera expresión: Tanto los revolucionarios como los reaccionarios somos todos iguales de corruptos, falsos, egoístas, ambiciosos y traidores. Segunda expresión: Si todos, unos y otros, somos lo mismo, el país no tiene remedio porque estaría condenado al mismo yugo con diferente color. Tercera y final expresión: Si no tenemos remedio cualquier salida es válida, a saber, poner a mandar a quien sea, entregar el país y resignarnos.
Esto último configura una falsa, errónea, improcedente y perniciosa «ecuación», a la cual me opongo, niego, rechazo y contradigo.
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
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El Pepazo