La leucemia, el linfoma y el mieloma múltiple son los principales cánceres de la sangre. Sus manifestaciones son distintas a las de los tumores sólidos. Conocer sus síntomas iniciales puede ser de gran ayuda de cara al diagnóstico precoz.
María Sánchez-Monge
Los cánceres hematológicos “son aquellos que están producidos por las células que se generan en la médula ósea, que es la fábrica de la sangre”, señala Lucrecia Yáñez San Segundo, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Presentan rasgos distintivos frente a los denominados tumores sólidos (de hígado, pulmón, mama, etc.)
Aunque hay identificados más de una decena de cánceres de la sangre, los linfomas, las leucemias y los mielomas son los más frecuentes, con una incidencia anual en España de unos 10.000, 6.000 y 3.000 casos, respectivamente, según datos de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan).
“La diferencia más importante que presentan con respecto a los tumores sólidos radica en los órganos a los que afectan, siendo en estos casos la médula ósea y los ganglios linfáticos”, apunta Javier Cornago Navascués, especialista del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Los dos hematólogos han explicado a CuídatePlus los rasgos más característicos de estos tumores y las señales de alerta que contribuyen a su diagnóstico precoz.
Linfoma, leucemia y mieloma múltiple
Un linfoma es una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario), generalmente dentro de los nódulos o ganglios linfáticos, pero que a veces afecta también a otros tejidos, como el hígado o el bazo.
La leucemia, que puede ser aguda o crónica, es una enfermedad de la sangre en la que la médula ósea produce glóbulos blancos anómalos, denominados células blásticas leucémicas o células de leucemia. Estas células se dividen reproduciéndose a sí mismas, lo que genera una proliferación neoplásica de células alteradas que no mueren cuando envejecen o se dañan, por lo que se acumulan y van desplazando a las células normales. Las leucemias de carácter agresivo pueden afectar también a la piel o al sistema nervioso central.
El mieloma múltiple se produce por la proliferación de un tipo de células del sistema inmunológico, las células plasmáticas, que se encuentran en la médula ósea y fabrican los anticuerpos. También afecta a los huesos o a los riñones cuando adquiere una dimensión sistémica.
Síntomas y signos de alarma de los cánceres hematológicos
Estas son las manifestaciones más habituales de los principales tumores de la sangre:
Leucemias
Las leucemias crónicas, que se van desarrollando muy poco a poco, son las más desconocidas, pero las más frecuentes. “Este tipo de leucemia es muchas veces asintomática y la descubrimos por un análisis de sangre”, precisa Yáñez.
En cambio, las leucemias agudas sí que suelen estar ligadas a diversas manifestaciones:
- Fiebre.
- Infecciones (sobre todo, en la boca, la región perianal o respiratorias) que duran más de lo habitual.
- Sangrado en encías o nariz.
- Lesiones puntiformes de color rojo o violáceo en la piel o aparición de muchos moratones.
- Cansancio.
- En ocasiones, dolor en los huesos o dolor generalizado.
Linfomas
- Aumento del tamaño de los ganglios del cuello, axilas o ingles, que generalmente se perciben como bultos que no duelen.
- Fiebre.
- Sudoración nocturna importante.
- Pérdida de peso.
- Picor en la piel.
- Cansancio.
Mielomas
- Cansancio progresivo.
- Orina muy espumosa.
- Dolor en los huesos (generalmente, en la zona lumbar) que no cede con analgésicos ni reposo.
“Es importante recalcar que un único síntoma de los mencionados o una alteración analítica aislada en ausencia de otros signos no deben alarmar a nadie, puesto que otras entidades médicas son más frecuentes que los cánceres de la sangre”, subraya Cornago. En este sentido, considera aconsejable “que todo el mundo, a partir de los 18 años, se realice un control analítico anual para poder detectar algunas enfermedades de forma precoz”.
Factores de riesgo y prevención de los tumores de la sangre
El principal factor de riesgo de estos tumores es la edad. “A medida que vamos cumpliendo más años, somos más propensos a tener enfermedades hematológicas”, confirma Yáñez.
Por otra parte, tal y como apunta Cornago, “algunas infecciones virales, como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o las producidas por los virus de Epstein Barr o citomegalovirus (pertenecientes a la familia de los virus herpes) pueden estar relacionadas con el desarrollo de algunos linfomas”.
En último término, “aquellas personas con antecedentes familiares de cáncer hematológico que presentan algunas mutaciones genéticas determinadas, llamadas germinales, también tienen un riesgo mayor”, añade el hematólogo.
En cuanto a la prevención, el especialista de la Fundación Jiménez Díaz puntualiza que “no se han establecido relaciones tan directamente causales como en los tumores sólidos”. No obstante, cree que siempre es recomendable seguir “los hábitos de vida saludable ampliamente conocidos por la población: no fumar, reducir al máximo el consumo de alcohol, realizar actividad física de forma regular, evitar los factores de riesgo cardiovascular y practicar relaciones sexuales de forma segura”.
Pruebas para confirmar el diagnóstico
En buena parte de los casos basta una analítica de sangre para tener una alta sospecha de que estamos se trata de un cáncer hematológico. “Podemos detectar anemia, una cifra de plaquetas bajas, alteraciones de los leucocitos, deterioro de la función renal…”, señala Cornago.
A partir de ahí, en la mayoría de estos casos se realizará un frotis sanguíneo, “que consiste en ver y describir las células de la sangre al microscopio, tratando de identificar y cuantificar aquellas que son malignas”.
Por último, para confirmar el diagnóstico se realizará un estudio de la médula ósea (a través de una punción en el hueso de la pelvis o el esternón) mediante aspirado y biopsia.
“Para el diagnóstico correcto de los linfomas es preciso, además, realizar pruebas de imagen -tomografía computarizada (TC) o tomografía por emisión de positrones (PET) y TC- y la biopsia de uno de los ganglios que presente el paciente”. También pueden ser necesarios estudios en orina para confirmar la existencia de un mieloma múltiple.
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El Pepazo/Marca