Identificaron una neurona clave y consiguieron grandes cambios en nueve personas con lesiones en la médula espinal.
Irene Hartmann
En una noticia alentadora, investigadores suizos lograron que nueve personas con lesión en la médula espinal, de las cuales tres tenían parálisis completa -sin ninguna clase de sensibilidad en las piernas- volvieran a caminar.
Todo gracias a un aparatito implantado en la médula espinal, con el que los científicos del Defitech Center for Interventional Neurotherapies de Suiza, conocido como «NeuroRestore», consiguieron estimular eléctricamente un tipo de neuronas específicas (que no están en el cerebro sino en la propia médula) que, luego de un arduo trabajo de mapeo, pudieron determinar como “clave” en la comunicación cerebro-médula.
El estímulo eléctrico les devolvió las piernas a nueve pacientes.
Todo está asentado en un paper de la revista Nature publicado este jueves, cuyo título estremece por su categórica simpleza: “The neurons that restore walking after paralysis”, es decir, “Las neuronas que restablecen la marcha después de la parálisis”.
«Una lesión de la médula espinal interrumpe las vías desde el cerebro y el tronco encefálico que se proyectan hacia la médula espinal lumbar, lo que lleva a la parálisis», arrancan los investigadores en el texto.
Y dicen: “Aquí mostramos que la estimulación eléctrica epidural espaciotemporal (EES) de la médula espinal lumbar aplicada durante la neurorehabilitación (NdR: la sigla que usan para este procedimiento es EESREHAB) restauró la marcha en nueve personas con lesión medular crónica”.
Cómo lograron que los pacientes volvieran a caminar
Liderados por el neurocientífico francés Grégoire Courtine, los investigadores habían publicado un primer paper en 2018, en el que compartían la noticia de haber logrado que tres pacientes recuperaran la marcha.
Sin embargo, en ese momento todavía no habían logrado lo que consiguieron ahora: comprender qué neuronas debían estimular para alcanzar el ambicioso objetivo planteado: que pacientes con lesión crónica en la médula pudieran pararse y mover las piernas. E incluso, en los casos más severos, recuperar la sensibilidad perdida de los miembros inferiores.
Según el trabajo, plantearon un “atlas molecular”, suerte de mapa de la activación neuronal que respalda la propia habilidad de caminar.
Fue el implante del dispositivo en cuestión lo que les permitió trazar ese mapa fundamental, que ellos en el trabajo llaman «cartografía molecular». Sin dudas, la base para comprender por qué los pacientes sumidos a este estímulo recuperaron la habilidad motora.
Las neuronas detrás de la habilidad de caminar
Hay que aclarar que las neuronas destacadas en esta publicación no tienen (se presume) un rol destacable en individuos sanos.
Justamente, el logro del trabajo es esa determinación: que la recuperación de personas con lesiones espinales involucra una actividad muy específica, diferente de la que está en juego en pacientes sin ese problema.
Esto es así por la propia complejidad de la parálisis como fenómeno.
Según explica el paper, «las neuronas que orquestan la marcha residen en la médula espinal lumbar». Para caminar, «el cerebro transmite comandos a través de vías descendentes que caen en cascada desde el tronco encefálico para activar estas neuronas».
En los casos de lesión, aunque las neuronas ubicadas en la médula espinal lumbar no estén directamente dañadas, se produce un efecto de «agotamiento de los comandos supraespinales esenciales», que vuelven no funcionales esas neuronas: «La consecuencia es la parálisis permanente».
La marcha y la estimulación eléctrica
En la estimulación testeada para este trabajo, los investigadores observaron una «reducción inesperada en la actividad neuronal lumbar durante la marcha».
¿Cómo se explica? Los expertos presumen que la reducción refleja en realidad una «selección» de la actividad de subpoblaciones neuronales específicas que -como se dijo- resultan esenciales para que estos pacientes caminen.
Si bien se pudo identificar la subpoblación neuronal organizadora mencionada, los científicos suizos dejan claro que no es un trabajo terminado: persisten varios interrogantes respecto de la esencia de las neuronas en cuestión.
Puntualmente, «los principios biológicos» subyacentes a través de los cuales la estimulación eléctrica «involucra y remodela la médula espinal lumbar para restaurar la marcha». Principios que, reconocen, «siguen siendo desconocidos».
Por eso, concluyen, «comprender las contribuciones de cada subpoblación neuronal a los comportamientos complejos como caminar es un desafío fundamental de la neurociencia».
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El Pepazo/Clarín