El serbio, claro contendiente al MVP de la NBA, jugó un partido para el recuerdo y mete en problemas a los Warriors
Nikola Jokic está decidido a ser el gran dominador de la NBA y poco pueden hacer al respecto el resto de grandes estrellas. Aunque los Denver Nuggets del serbio no estarán en la fase final de la Copa NBA, no impidió que el balcánico sobresaliese para tumbar a un legendario contrincante, Stephen Curry, en un partidazo (119-115). Los Golden State Warriors, eso sí, son los que avanzan en la competición y jugarán sus cuartos de final ante los Houston Rockets.
El duelo tuvo un claro vencedor en Jokic. Los números no mienten y el MVP de la pasada temporada firmó 38 puntos, 10 rebotes, 6 asistencias y cinco robos. Su tercer partido en una estadística similar, algo que solo han conseguido James Harden y Larry Bird (con tres también). Curry, por su parte, firmó 24+7+11, pero quizá se quedó lejos en los porcentajes de tiro (34% en TC y 4/15 en T3).
Y lo que es más importante, los Warriors perdieron su quinto partido seguido. Una forma de tocar la tierra tras abrir el año ilusionando de la mano de un Curry en estado de gracia desde ese verano formidable donde el oro en París aumentó su leyenda. Ante Denver, el equipo de la Bahía de San Francisco se hundió y dejó escapar una renta de 109-98 cuando quedaban algo más de seis minutos.
Antes jugábamos uno con otro y no uno para otro
Mike Malone
Porque los fallos se sucedieron. Uno de Curry desde lejos en catch and shoot,otro de Kuminga al ser taponado por Jokic y el de Wiggins cuando Gordon se lanzó a robar la bola. Tres balas fallidas en las que podría cambiar el marcador. Denver sobrevivió y cambió la dinámica de los últimos partidos. «Allí jugábamos uno con otro y no uno para otro», dijo Mike Malone, su técnico, como aspecto a cambiar… y que cambió.
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