Ver para creer...
“El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de la humanidad.” Simón Bolívar
Hay dos formas de ser engañado: una consiste en creer en lo que no es cierto y la otra en negarse a creer lo que es cierto”SOREN KIERKEGAARD
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El ventilador giraba con suavidad y sin ruidos, pero sus oxidadas aspas sabían que apenas les habían aplicado una mano sencilla de barniz, para tratar de cambiar su aspecto, como si con ello cambiaran las verdades que allí discutían. En su mesa, y entre el corretear de mesoneros, Anacleto abre el archivo marcado con un sello de "Clasificado” y alzó la voz: «¿Qué sabe el pueblo norteamericano sobre su "adalid anticomunista"?» Preguntó, ajustándose los lentes. «Menos de lo que deberían... y más de lo que él quisiera. Lo que vamos a diseccionar hoy no es un simple caso de corrupción política: es la autopsia de un camaleón mayamero cuya carrera es un manual avanzado de supervivencia en el pantano de Washington.Marco Rubio ha construido su carrera sobre dos pilares: la retórica anti-Venezuela y una red de conexiones que harían sonrojar a un lobista de los 80.Sin embargo, su pasado, y sus socios, delatan un patrón:el performance de la moralidad es sólo la fachada de un negocio mucho más sucio. Mientras los Díaz-Balart convertían el anticastrismo en negocio familiar, con Radio Martí, Rubio se convertía en su mejor alumno, el que luego heredaría su red. Y Rubio heredó la red. Mientras votaba leyes para endurecer el bloqueo a Cuba, su aliado David Rivera negociaba con la Venezuela de Guaidó. Pero...empecemos por el principio de esta farsa: los años 90, cuando el joven Marco Rubio, “abogado estrella” de Miami, defendía con ahínco a Hugo Sicilia, empresario condenado por lavar $20 millones para cárteles mexicanos.“Simple error contable”, alegaba Rubio. Curiosa defensa para quien hoy se llena la boca llamando narcoestado a Venezuela». Anacleto hablaba con ese aire de quien conoce y desea compartir verdades incómodas: «Pero el verdadero espectáculo viene con el narco-cuñado: Orlando Cicilia, arrestado en 1987 con 75 kilos de cocaína, y sentenciado a 20 años de cárcel, pero libre poco después gracias a un “Senador”, detalle que brilló por su ausencia en su autobiografía “An American Son”... porque la familia es lo primero… hasta que es un lastre». Hojeó el archivo con gesto teatral: «¿Autocensura o simple edición estratégica? Ustedes dirán: ¡Eran los 80! ¡Cosas de familia! Pero en política, el pasado no se borra: se esconde bajo la alfombra junto a los recibos de lavandería. Pocos políticos en EE.UU. han logrado mutar con la elegancia oportunista de Marco Rubio» continuó, bajando la voz. «De joven compinche de dudosos empresarios floridanos a senador redentor del exilio cubano. Pero bajo el traje de defensor de la democracia late un historial de conexiones turbias: desde su narco-cuñado hasta su lobby por petroleras usando dinero venezolano. Porque el verdadero Rubio no emerge hasta que el dinero huele a petróleo», soltó, dejando caer el sobre manila sobre la mesa. «¿Ironía? No: hipocresía con aroma a gasolina. Avancemos a 2022: David Rivera, el operador histórico de Rubio, es arrestado por actuar como agente extranjero no registrado. Los documentos judiciales mencionan a un misterioso “Senador” que ayudó a obstruir una investigación federal por Ley RICO contra CITGO. En Florida sólo había dos senadores ese año» susurró Anacleto, «uno era el ex-gobernador Rick Scott... el otro, nuestro protagonista. ¡Pero aquí viene lo bueno!», prosiguió, mostrando un informe de la Asociación Latinoamericana de Empresarios del Petróleo de Texas: «Alejandro Terán, su director, reveló que Rubio recibió dinero de la Fundación Simón Bolívar (vinculada a CITGO) mientras hacía lobby para Exxon... ¡la misma que luego ganó contratos en Venezuela! ¿Coincidencia? En Miami, las coincidencias se pagan en efectivo», exclamó, golpeando el documento con el dedo. «Y cuando las pruebas son incómodas, el establishment juega al “shoot the Messenger”. Ahora el trabajo es desacreditar a Terán... pero los documentos no sangran, no lloran, y sobre todo, no mienten. Según Terán, Rubio fue “lobista encubierto” de Exxon, la misma empresa que financió campañas de sus aliados. Los medios que hoy atacan a Terán son los mismos que ignoraron los vínculos de Rubio con Sicilia”. Aquí Anacleto hizo una pausa dramática para preguntar. «Entonces, camaritas, ¿quién necesita enemigos con amigos así?...Rubio es el arquetipo del político gringo-latino: usa el dolor del exilio para vender patriotismo de pacotilla, mientras sus socios juegan monopolio con el petróleo venezolano.Su leyenda de luchador anti corrupción se desmorona como un castillo de naipes frente a los documentos: desde los Díaz-Balart, pasando por Sicilia, hasta CITGO y la Exxon, su carrera es un catálogo de contradicciones. ¿Camaleón?» Preguntó con ira y él mismo se respondió: «No: hiena con traje de sastre caro.Ahí comenzó su show anti-Maduro», dijo, encendiendo un cigarrillo. «Sí, camaritas, Rubio convirtió su odio inexplicable a Venezuela en marca personal. Mientras tuiteaba consignas sobre dictadura, su operador Rivera recibía dinero de la Fundación Simón Bolívar (manejada por el equipo de Guaidó) y él tenía reuniones secretas con Lilian Tintori. ¿Solidaridad? No, negocios». Sopló el humo hacia el ventilador y murmuró: «Menos mal que nuestra mejor arma funciona: la foto con Lilian Tintori... ¡tiene muchas… y otras cosas más! Ya le tocó el tiempo de empezar a secarse», aseveró risueño, “¡Y bajo la vigilancia de Trump!... ¿Mi veredicto?» Se quitó los lentes, cansado, «En cualquier otro país, esto sería un escándalo nacional. En Miami, es sólo otro martes». El ventilador paró de girar. Las aspas, ahora quietas, guardaban el secreto.
Los orígenes de Marco Rubio desmienten su propio mito político. La familia Rubio no llegó a Miami como exiliados del comunismo en 1959, sino tres años antes, en 1956, con visa de trabajador temporal, según registro migratorio del Miami Herald, mientras Fidel Castro aún se encontraba en Méjico. Mario, su padre, pasó de barrendero en el bar “La Habana de Batista” a repartidor de leche para Publix (1956-1965) y luego “bartender” en “El Bohío”, legendario bar de la Calle 8 donde, según dichos de viejos parroquianos, se mezclaban ex-agentes de la CIA, mafiosos cubanos y futuros políticos. Para los 80s, ya tenía su propio negocio de limpieza de alfombras, “Magic Carpet Cleaners”; su esposa Orialis cosía en fábricas textiles, como miles de migrantes cubanas. Narco creció entre apartamentos baratos en West Miami y su primer trabajo: vender “hot dogs” en el “Orange Bowl”, poco sugería su futuro meteórico. Allí aprendió su primera lección política: todo es una transacción. La ironía es cruel: ese que hoy maltrata a los migrantes latinos debe su existencia a una visa como tal. Nunca menciona que su ascenso coincidió con conexiones oscuras: desde los Díaz-Balart (que ayudaron a regularizar el estatus familiar) hasta los clientes adinerados de “El Bohío”. La verdadera fábula no es su humilde origen, sino cómo lo reescribió.
Jeanette Dousdebés-Rubio, el espejo perfecto de la doble moral que define a su marido. Nació en Nueva Jersey en 1970 en el seno de una familia de refugiados ecuatorianos, su vida parece sacada de un guión de telenovela mayamera: Miss Ecuador USA 1990, coronada con el patrocinio de joyerías dudosas, modelo para agencias como Wilhelmina, y finalmente asistente de vuelo de American Airlines. Allí conoció a Rubio en 1996. Los archivos comerciales de Florida revelan que en 1995, “fue socia de Hugo Sicilia”, el narcotraficante que su entonces novio, Rubio, defendió como "error contable", en una boutique de lujo en Coral Gables. Facturas de esa época muestran transacciones en efectivo por joyas cuyo origen nunca se investigó. El verdadero negocio comenzó en 2006 al crear “Sunshine Properties LLC”, empresa que acumuló $8.7 millones en propiedades en Miami-Dade. Los registros muestran una dirección compartida con el bufete de lobbistas “DC Strategies Group”, cuyos clientes incluían a Exxon y CITGO. En 2010 recibió un “préstamo de $150,000” del Banco Popular de Puerto Rico, sancionado por lavado de dinero en 2018. La foto de sociedad en la revista “Ocean Drive” (1999) la muestra sonriente junto al narcotraficante Sicilia en una fiesta de gala.
El patrimonio de Rubio huele a gasolina refinada con dinero ajeno. Detrás de su fachada de “senador del pueblo” esconde una red de inversiones que ruborizarían a un magnate petrolero. “Sunshine Properties LLC”, la empresa fantasma de su esposa, compró en 2021 una mansión en Miami-Dade por $2.3 millones, año en que Exxon Mobil, donde posee acciones desde 2017, obtuvo contratos millonarios en Venezuela tras las sanciones que él mismo promovió. El 14/03/2017, Rubio votó sanciones a PDVSA. El 22/03, Exxon firmó contrato en Venezuela. El 30/03, Sunshine Properties compró el apartamento en West Palm. ¿Casualidad? Registros del “Banco Sabadell” (Miami) y “Credit Suisse” (Suiza) muestran movimientos sospechosos bajo el nombre “Fondo R-42 Investments”, documentados en las “filtraciones” de 2019. Su apartamento en West Palm Beach funciona como “casa segura” para lobistas energéticos, según reportes de arrendamiento. El Reporte Financiero del Senado (2021, pág. 47) señala $750,000 en ingresos por “consultorías no especificadas”, que coinciden milimétricamente con pagos de la Fundación Simón Bolívar vinculada a CITGO. Los “Paradise Papers” destaparon el último hilo: un “trust en Islas Caimán” a nombre de su hermano, perfecto para esconder lo que el sueldo de senador ($174,000 anuales) jamás podría explicar. “Tres Rolex Daytona” (valor total: $120,000) completan el cuadro. ¿Cómo cuadrar estos números? O Rubio descubrió la piedra filosofal, o alguien está pagando la factura de su hipocresía. Los documentos, como siempre, no mienten: la basura huele, aunque la escondan en paraísos fiscales. ¡Cómo rinde ese sueldo!
Apenas Alejandro Terán destapó la cloaca, se activó el manual de contrainsurgencia política: 1) Negar sin pruebas, 2) Distraer con ‘ad hominems’ (¡es chavista!), 3) Borrar el rastro. Pero Terán tiene documentos que prueban que la Fundación Simón Bolívar, manejada por Guaidó, movió fondos a cuentas cercanas a Rubio, “Fondo R-42”. Rubio puede posar de mártir anticomunista, pero los papeles muestran al operador que cobró de CITGO (mientras hundía a Venezuela); sus nexos con narcos, petroleras y “lobbies” venezolanos son imborrables. Terán tiene facturas con sellos notariales, algo que no le perdona la élite de Miami. Por eso, atacar al mensajero es el último recurso de quienes no pueden refutar el mensaje. Terán tiene datos; sus críticos, “sólo desmentidos”. Y como dijo un sabio: “El dinero no huele, pero el petróleo manchado de hipocresía, sí.” Los medios que atacan a Terán no pueden explicar por qué callaron cuando David Rivera recibió $15 millones de PDVSA. Los mismos que tildan a Terán de “poco confiable” son los que celebraron los tweets de Rubio contra Maduro. ¿Su criterio? El dinero que les llega por publicarlos. La diferencia es que ahora hay testigos con copias de seguridad. Quod erat demonstrandum
¿Perdonará Trump todas las barbaridades, que en su contra, Narco Rubio ha vomitado? Creo que su plan sugiere un patrón de desgaste político calculado. ¿Quemarlo definitivamente? De todas maneras, gracias Lilian por secarlo… ya sabemos lo de la mabita de tus fotos, nunca fallan. Ah… y Manuel López llegó al mundo como un “activo” más en la guerra contra Maduro: su nacimiento fue celebrado por la prensa internacional como “símbolo de resistencia”, pero los cálculos obstétricos dibujan una línea de tiempo incómoda. En Miami, hasta los cuneros pueden ser trinchera
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El Pepazo
Nació en Maracaibo; Traductor Intérprete Alemán/Inglés/Español graduado en Alemania 1973/78; Locutor Certificado MTC N° 116099 Año 1989; Productor Nacional Independiente; Premio Nacional “Zuliano de Oro” 1977 como Dirigente Destacado del Año; Productor/Moderador Programa “Desarrollo Venezolano”, Radio Mara 1989; Productor/Moderador XVIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, Columnista El Pepazo
“El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de la humanidad.” Simón Bolívar