• 21 Apr, 2025

Judas es ahorcado y quemado para borrar su traición

Judas es ahorcado y quemado para borrar su traición

Los estudiosos de la paganidad criolla afirman que la quema de Judas es muy famosa en Caracas, en algunas zonas de oriente, así como en Lara, Cojedes y Aragua. Desde siempre, los jóvenes parroquianos recolectaban ropa y zapatos viejos, trapos sin uso, y guardaban insumos pirotécnicos y fuegos artificiales de la rumba decembrina para rellenar los los muñecos representativos de Judas Iscariote

 

La quema de Judas es, sin lugar a dudas, una de las más arraigadas y promovidas costumbres de nuestra Semana Santa, por su sentido de festividad religioso-pagana y porque reúne gran cantidad de público, creyente o no, en torno a un personaje que “merece ese final en llamas”, debido a la traición representada en el beso con el cual vendió, nada más y nada menos que, al hijo de Papa Dios.

Aunque no es una tradición netamente caraqueña, se trata de un capítulo que ha cobrado mucha vida en la capital --asiento de los máximos poderes administrativos y políticos--, porque últimamente se ha dado por desvirtuar lo mágico-religioso-pagano y se ha enfocado en esos planos, pues la gente de todos los sectores sociales hace sus enfoques críticos y cree trasladar sus deseos y sus sueños al famoso acto crematorio precedido por el ahorcamiento del despreciable personaje.

Los estudiosos de la paganidad criolla afirman que la quema de Judas es muy famosa en Caracas, en algunas zonas de oriente, así como en Lara, Cojedes y Aragua. Desde siempre, los jóvenes parroquianos recolectaban ropa y zapatos viejos, trapos sin uso, y guardaban insumos pirotécnicos y fuegos artificiales de la rumba decembrina para rellenar los los muñecos representativos de Judas Iscariote, con lo que se garantizaba que, además de arder al final de la tarde del Domingo de Resurrección, el festín terminase en una rumba lumino-explosiva, cuya incandescencia sirviese para dar lectura a los testamentos, redactados por la propia comunidad, que en esas líneas no solo hacía --y hace-- denuncias y quejas, sino que muchas veces mostraba --y muestra-- pruebas que certifican acusaciones contra el encendido muñeco  y todo lo negativo que él representa.

Los actos ceremoniales comienzan con la escogencia de la persona o personaje cuyas acciones puedan hacer de él una figura amenazadora para la vida normal de la sociedad, algo como un enemigo público que merezca no solo la “simbólica muerte de ahorcamiento y quema”, sino que además sea merecedora de chalequeos, burlas e improperios nacidos de la ira y la impotencia del sentir popular, que busca vengar la histórica traición.

Cuenta el anecdotario que el primer Judas que ardió en Venezuela fue en representación de Américo Vespucio, en 1499, en Cumaná, por el engaño que pretendió hacer el invasor cuando cambiaba espejitos por perlas a nuestros pobladores originarios.

El muñeco que simboliza al personaje próximo a ser quemado, es exhibido sentado en una silla en las calles y avenidas principales de los barrios y zonas populares --el del Cementerio figura entre los más famosos, concurridos y promocionados incluso por la prensa-- por donde transitan carros y gente de a pie, que es “martillada” por los organizadores de la tradición; dinero en efectivo, que casi siempre se trocará por unos cuantos litros de diverso líquido elixir que adereza la ceremonia y eleva los ánimos para culminar con alegría el vengativo y "ajusticiador" jolgorio de nuestra pagana tradición.

 

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El Pepazo

Luis Carlucho Martín

Luis Carlucho Martín

Periodista deportivoGraduado en la UCV en 1992, Jubilado del IND desde 2010Ex jefe de prensa de Cocodrilos de Caracas 96-2000. Ex Director de Prensa del IND. Cronista de temas diversos asociados a las efemérides venezolanas y el rescate de la historia.Premio Nacional mención radio 1995, Premio Nacional mención impreso 2014, Premio Municipal 2013, 2014, 2017Creador de órganos divulgativos.