Tantos errores cometidos en los más recientes años, tienen al borde de la quiebra a las empresas que vienen dirigiendo el boxeo. Me refiero a la AMB, CMB, FIB y OMB.
Para nadie es un secreto la amenaza latente en tal sentido, que se está produciendo con la unión y contundentes declaraciones de los nuevos socios, los poderosos Dana White, presidente de la UFC, y el árabe Turki Alalshikh, manejador de grandes fortunas económicas.
La aparición de esta sociedad, es por la debilidad de estos cuatro organismos, cuyas directivas han permitido hechos que les quita seriedad, y les hace perder popularidad, como por ejemplo: árbitros que no cumplen debidamente sus funciones, jueces que califican desordenadamente, perjudicando a muchos boxeadores que ganan sus peleas, pero ellos le dan la victoria al rival.
Los rankings que siempre fueron la referencia para realizar los combates, los echaron practicamente al olvido. Asimismo, ahora los boxeadores y promotores son los que deciden quien pelea contra quien, por lo que estos organismos complacientes son meros observadores que avalan los cinturones y cobran por el derecho de usar su nombre (puro comercio).
De no haber incurrido en esas graves fallas, a nadie se le hubiese ocurrido retarles y menos tratar de desplazarlos, como sucede en estos momentos con los socios White-Turki.
Particularmente, yo no me alegro de que eso ocurra, pero el boxeo merece más respeto como deporte de multitudes qué lo es.
Los presidentes de estos cuatro organismos no reconocen sus fallas publicamente, solamente habla al respecto Mauricio Sulaiman del CMB. Los demás permanecen callados, pero saben que están en peligro de extinción, lo cual se lo hacen saber a sus más allegados colaboradores.
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