• 02 Apr, 2025

En La Rosa Vieja de Cabimas nació la tradición de bañar con ron a San Benito

En La Rosa Vieja de Cabimas nació la tradición de bañar con ron a San Benito

A propósito del cierre jubilar por los 500 años del natalicio de Benedetto Manasseri Larcan, nacido el 21 de marzo 152Hace casi un siglo nació en La Rosa Vieja de Cabimas la tradición de bañar con ron a San Benito4 en el pueblo siciliano de San Fratello y fallecido el 4 de abril de 1589 en la ciudad de Palermo, Italia

 

 

Neuquén 

La primera vez que acudí a una fiesta de San Benito en mi Cabimas natal, fue el primero de enero de 1976. Apenas era un carajito ansiado por culminar mi etapa de educación primaria.
    
Ese día el entonces presidente de la república, Carlos Andrés Pérez en un acto que encabezó en el Centro Cívico de Cabimas, nacionalizó nuestra industria petrolera.

Mi devoción por San Benito y sus tradicionales festividades en Cabimas, se remonta desde muy niño, cuando nuestra madre Eva María Rivero nos llevaba todos los 27 de diciembre a una modesta iglesia ubicada en el sector Las Morochas, jurisdicción del municipio Lagunillas, a celebrar las fiestas del santo fallecido en la italiana población de Palermo.

Desde entonces, siempre tuve la creencia –por supuesto, más familiar y cultural, que religiosa- de que San Benito era un bebedor de aguardiente, por esa tradición que impuso su entusiasta y devoto pueblo de bañarlo con ron cada vez que lo sacábamos a las calles para bailarlo al ritmo de sus chimbangueles.

Las prostitutas de La Rosa Vieja

Aun cuando existen muchas versiones que señalan las razones por cuales la feligresía adoptó esa particular y alegre manera de celebrar las fiestas de San Benito, no fue hasta mediados del año 1990 cuando me enteré que la idea de bañar con aguardiente a San Benito, surgió en pleno inicio de la actividad petrolera, por allá en la década de los 30, cuando una mujer que trabajaba para el prostíbulo más grande que existió en Cabimas, La Rosa Vieja, ofrendó con aguardiente la imagen de San Benito en el momento en que transitaba en religiosa procesión por aquel alegre y divertido sector.

Según la historia, para aquel entonces o para ser más preciso, un 27 de diciembre de aquella década de los 30, cuando la feligresía celebraba la procesión que había arrancado desde la iglesia matriz de Cabimas, los “chimbangueleros” que pasaban por La Rosa Vieja, tocaron las puertas de una de aquellas viviendas habitadas por prostitutas, para que ofrendaban al santo, con la sorpresa de que una de esas mujeres ofreció aguardiente, pues era lo único que había en su casa.

De manera pues, que aquel hecho que con el paso del tiempo se convirtió en una tradición, pudiera tener también validez con los orígenes por las cuales el 27 de diciembre fue escogido para celebrar el inicio de las fiestas de San Benito en Cabimas.

El Barroso II

Así como algunos atribuyen la historia de aquella prostituta de La Rosa Vieja que ofrendó con aguardiente a San Benito, es cierto también que el 27 de diciembre de 1922 se produjo un milagro atribuido al propio santo negro.

Nos referimos al célebre “Reventón” ocurrido el 14 de diciembre de 1922 en un campo petrolero ubicado en el sector La Rosa, llamado “Barroso II” o “R-4”, donde el percusionista sonido de los chimbangueleros que hasta aquel sector se trasladaron, hizo que el chorro de petróleo de casi 40 metros, que por 13 días consecutivos estuvo esparciéndose al aire, desapareciera por arte de magia el 27 de diciembre de aquel 1922.

Aquella famosa lluvia de petróleo que San Benito apaciguó con su milagro, tras derramar casi 100 mil barriles diarios, fue noticia de primera plana en los principales periódicos del mundo, tanto por la cantidad como por el potencial que repentinamente comenzaron a demostrar los campos petrolíferos de Venezuela.

El campo petrolero La Rosa fue descubierto en 1916. Sus dos pozos (Barroso I y II) fue explorada por la empresa Venezuela Oil Concessions –VOC-. Aunque el descubrimiento del pozo Barroso II fue considerado decepcionante, la empresa perforó varios kilómetros más al norte el pozo “Los Barrosos I”, que posteriormente resultó seco.

Actualmente esos pozos se denominan R1, R2 y R3. Por algo, la existencia de los petrolíferos barrios R-5 y R-10 de Cabimas.

En el lugar donde se produjo el famoso “reventón”, se construyó una plaza, que fue inaugurada por el entonces presidente de la república, Luis Herrera Campíns el 22 de diciembre de 1980 y está ubicado en el sector Gasplant, parroquia La Rosa, en la ciudad de Cabimas, municipio Cabimas del estado Zulia, frente a la avenida inter-comunal entre las carreteras K y L.

La Rosa Vieja y la Ley Seca

El famoso “reventón” ocurrió en una hacienda llamada “El Barroso”, ubicada en el célebre sector La Rosa, denominado así en honor al poblado que fundaron los frailes Franciscanos durante las postrimerías de la época colonial.

Aquel costanero sector de Cabimas fue bautizado originalmente con el nombre de Santa Rosalía de Lima. Con el tiempo, pasó a llamarse La Rosa.

Y con la llegada de la industria petrolera a Cabimas, La Rosa se transformó en un lugar para el esparcimiento y también para la perversión de los trabajadores petroleros de entonces. Los bares y los prostíbulos que se instalaron en el aquel pintoresco lugar petrolero, fueron sacados después por las autoridades municipales.

Mudado aquellos prostíbulos y bares hacia otro sector al que bautizaron como La Nueva Rosa, aquel corroído sector de Cabimas pasó a denominarse después como La Rosa Vieja, donde todos los años (un día, el 27 de diciembre y otro, el 6 de enero), llega la procesión de San Benito a la iglesia San Juan Bautista (construida en 1953).

Esta iglesia se convirtió en 1965 en la primera parroquia de la nueva Diócesis de Cabimas. Antes las procesiones de San Benito se realizaban el 27 de diciembre y el primero de enero.

Y con el tiempo, la tradición de bañar la imagen de San Benito con aguardiente, comenzó a distorsionar las festividades, que trajo consigo consecuencias negativas en materia orden público y de seguridad ciudadana.

Si bien las autoridades municipales ensayaron a partir de 2013, implementar estrictas medidas para garantizar el orden público durante la celebración de las fiestas de San Benito, como la aplicación de la Ley Seca durante los días 27 de diciembre y 6 de enero, han sido precisamente esos días cuando más aguardiente ingiere, se vende y se derrocha Cabimas.

En Bobures nació devoción hacia San Benito

A pesar de que el origen de la festividad y culto a San Benito en Venezuela, datan desde el célebre reventón petrolero en el sector Barroso II, su devoción cristiana en nuestro país, se remonta a su llegada a las costas sur del lago de Maracaibo durante la época colonial.

Los primeros indicios señalan que el culto a San Benito en Venezuela, fue introducido por los sacerdotes franciscanos en los años 1600, en las plantaciones y haciendas del sur del lago de Maracaibo, como forma para evangelizar a los esclavos africanos que trabajaban en las mismas.

Todo indica que el origen del culto a San Benito en Venezuela, se ubica en los alrededores de la población de Bobures, y desde allí se propagó por toda la cuenca del lago de Maracaibo y los Andes, y de manera particular, hacia los pueblos de la Costa Oriental del Lago, como Tía Juana, Santa Rita y Cabimas, donde San Benito es co-patrón en la Diócesis de esa ciudad.

El hijo de Diana

San Benito, el patrón de Palermo, también conocido como el Moro y el Benedicto Africano, era hijo de negros esclavos manumisos. Diana Lancari, la madre, fue una doncella que concibió al futuro santo con un rey proveniente de alguna provincia del ultrajado continente africano.

Benedetto Manasseri Larcan nació el 21 de marzo 1524 en el pueblo siciliano de San Fratello (se cree que cerca de Mesina en San Filadelfio) y murió el 4 de abril de 1589 en la ciudad de Palermo, Italia.

Cuando contaba más de veinte años, el futuro santo negro conoció a un grupo de ermitaños que seguían la regla de San Francisco de Asís, a los que se unió atraído por las ideas de ese santo.

En 1564 el grupo se disolvió y Benito ingresó en el convento de Santa María de Palermo. Su analfabetismo lo relegó a la cocina del convento. Desde la cocina, su piedad, su humildad y los milagros que se le atribuyeron, sobre todo curaciones, le dieron gran fama, lo que le llevó a ser elegido prior en 1578. Después fue maestro de novicios, para después volver a ser cocinero, donde sus platos le daban fama de taumaturgo.

Se dice que su cuerpo fue encontrado incorrupto cuando fue exhumado pocos años después de su muerte, por lo que condujo a la iglesia a convertirlo en santo. Por eso, Benito fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1712 y canonizado en 1807 por el Papa Pio VII. 
    
Con su canonización, la imagen del denominado Santo Negro no sólo se posesionó de Bobures, Gibraltar y de otras poblaciones negras de aquellas zonas costeras de nuestro entonces reservorio de agua dulce, sino que su inmediata devoción se asoció a la rebelión frente a la injusticia de la esclavitud.

De manera pues, que el tambor, el solazo, las maracas, la flauta y la rebelión, símbolos de esa negritud, que 500 años después siguen latentes, se mezclaron para aquel entonces, en un evocador cántico religioso de origen africano que, acompañado de una pasional danza, ha servido por los siglos de los siglos, para rendir culto a San Benito, inicialmente el Dios de las aguas azules, Ajé.

Para celebrar las fiestas en honor a San Benito entre el 27 de diciembre y 6 de enero de cada año, sus devotos se apoyan en los chimbangueles, que son los conjuntos de tambores con los cuales se le rinde tributo.

La palabra “Chimbánguele” se deriva del término imbangleros, que se refiere a los esclavos provenientes de Imbangala, de las tribus de Efok y Efik, de Angola.

 

Fotoleyenda:
1.- El 27 de diciembre de 2011, el hoy Secretario de Estado de El Vaticano, Pietro Parolini presidió la eucaristía en Cabimas en honor a San Benito

 

2.- La cabimera Misbely Castellano, Mis Venezuela 2013, ferviente devota de San Benito de Palermo

 

 

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El Pepazo

Dimas Medina

Dimas Medina

Periodista deportivo zuliano residenciado en Neuquén, Argentina, desde febrero de 2024 y con 35 años de experiencia en el periodismo, especialmente en Barinas, donde además de haber sido corresponsal del diario El Nacional, ha cubierto la fuente deportiva.Estudio en LUZ