Crónica para recordar a mi primo Antenorcito: Rubén Blades y "Gabo"

Hace años, Gabriel García Márquez se encontró con el director del diario El Tiempo de Colombia, Roberto Pombo y le vio en las manos un libro de periodismo y Gabo le preguntó que para qué era ese libro ...Y luego le dijo, bota eso; allí no vas a aprender periodismo. Si quieres aprender periodismo, escucha las canciones de Rubén Blades

Crónica para recordar a mi primo Antenorcito: Rubén Blades y "Gabo"

Buenos Aires (Dimas J. Medina) Hace muchos años, cuando apenas era un carajito y cuando viajé por primera vez a Guarenas, para pasar mis vacaciones escolares, conocí a mi primo Antenor Rodríguez.

En la casa de mi tía Chiquinquirá o “Chinca”, hermana de mi mamá Eva María Rivero, mi primo y yo comenzamos a coincidir en muchas cosas.

A pesar de que no llegábamos a los 12 años, ya comenzaban a pasar por nuestras mentes, el futuro de nuestras vidas.

Para la época pensaba estudiar ingeniería de petróleo. Atrás habían quedado mis sueños de ser pelotero o convertirme en un David Concepción o Marcano Trillo.

Rubén Blades estaba de moda e influenciado por aquellas canciones nada habitual en la salsa o en cualquier género musical, mi primo Antenor y yo comenzamos a seguir con mucha inquietud aquellas reflexivas letras.

Recuerdo que en otro de esos viajes de vacaciones escolares, ya próximo a graduarnos de bachiller, mi primo Antenor me confesó que yo parecía estar influenciado por aquel irreverente verbo de las  melodías del panameño.

Y sin imaginarnos que años después, Blades comenzaba a ser definido como otro cronista o periodista, igual como su admirado Gabriel García Márquez, ya en nuestra etapa de adolescencia, Antenor dijo: “Primo, usted va ser periodista…”

Aquella confesión coincidió con la muerte del esposo de mi tía “Chinca”, Antenor Arriechi, abuelo de mi primo. En abril de 1984, cuando murió el abuelo de Antenorcito, ya estaba estudiando periodismo en nuestra Universidad del Zulia.

Años después, aquella conseja reivindicaba nuestras vidas. Con apenas dos años ejerciendo mi profesión, acudí nuevamente a Guarenas, para saludar a mis primos Antenor, Franklin “Mochito”, “Coco”, Camelia, “Chavela” y a mi tía “Chinca”, luego de haber recibido un reconocimiento en Caracas como periodista.

El 27 de junio de 1991 fui condecorado en el Palacio de Miraflores por el entonces presidente de la república de la época, Carlos Andrés Pérez, con motivo del Día Nacional del Periodista.

Y este sábado 6 de diciembre, cuando recordamos los cinco años de la partida de nuestro primo Antenor, a propósito de celebrarse también, 11 años de un Festival de Periodismo con Rubén Blades en la colombiana ciudad de Medellín, traigo a colación, la siguiente crónica con la que reivindicaré por siempre, a mi profesión, a la crónica, a Gabriel García Márquez y a nuestro cantante preferido, Rubén Blades. 

Ahí va, primo Antenor…Espero que lo leas y sepas además, que no estabas equivocado

Dos grandes cronistas de América 

Hace 11 años, el colega periodista colombiano Alberto Salcedo Ramos definió al cantante, músico y compositor panameño Rubén Blades como un gran cronista musical del Caribe.

Ocurrió un 6 de diciembre, pero de 2014, en el Festival Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, celebrado en Medellín.

Moderado por el propio Salcedo Ramos, el colega comenzó por definir a Blades de la siguiente manera:

Rubén Blades es un cantor que cuenta, un contador que canta, un narrador que hace poesía, un poeta que narra, un músico que corre riesgo, un creador valiente que se atreve a dinamitar su propia fórmula y saltar al vacío, un cronista urbano, un monarca de sabor. Un maestro de las esquinas

Uno oye sus canciones para leerlo, porque en  esencia, Ruben Blades es un gran narrador. 

Cuando uno se pone a oír sus canciones, se encuentra con historias luminosas dotadas de sentido completa. Cuando uno junta esas canciones, se le revela una novela cantada, la gran novela musical de América Latina. 

En los versos de esa novela, está retratada de manera amorosa y a veces, dura, no exenta de humor, la fauna de nuestra barriada, desde el malandro hasta la prostituta de la acera.

Gabriel García Márques es un palabrero que embruja con sus prosas llena de música. Rubén Blades es un cantor, que cuenta. Gabriel García Márquez, es el contador, que canta. Los dos han sido cronistas

Y antes de iniciar la conversación con Blades, el colega Salcedo trajo a colación la siguiente anécdota:

Hace unos días Gabriel García Márquez se encontró con el director del diario El Tiempo, Roberto Pombo y le vio en las manos un libro de Periodismo y Gabo le preguntó que para qué era ese libro…Y luego le dijo, bota eso; allí no vas a aprender periodismo. Si quieres aprender periodismo, escucha las canciones de Rubén Blades…

Y al iniciar aquel recordado diálogo, Rubén Blades expresó: “Yo siempre me he definido como un periodista y un cronista de la música, aunque me resultaba difícil en el contexto de la música popular”

Cuando yo comencé a escribir, la música popular estaba dirigida al escape; era música dirigida a las plantas de los pie, básicamente
Por eso, hoy comencé a escribir canciones con observaciones de la calle y de la vida, bien sea como testigo o protagonista

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