Hace 100 años surgió en Venezuela la “Caimanera”
Esta tradicional actividad, sintetizan desde el comienzo hasta el final, familiares y amigos en el estadio, batazos, carreras, errores, sancochos y "guayacolitas"
Buenos Aires (Dimas J. Medina) A un fiebrúo del beisbol, así como lo definió el colega caraqueño Luis Carlucho Martín, se debe el término de “caimanera”, por el que igualmente definimos una partida de pelota, carentes de reglas, sin árbitros y sin pudor de sus protagonistas.
Y para esta época del año, cuando cobra más vigencia la tradición de un compartir o reencuentro entre amigos, la caimanera, según el colega Martín, surgió en 1925 en la capitalina Catia.
Y se le debe a un amante o fiebrúo del beisbol llamado José Betancourt, a quien también conocían como “Caiman”. Quizás por su apodo, se arraigó aquel término, porque el que seguimos definiendo la tradición de compartir entre amigos, un recreativo encuentro o reencuentro de beisbol.
Luis Carlucho Martín recordó que José Betancourt era un fiebrúo, que se creía pitcher, cuarto bate y novio de la madrina, pero no fue más que un “bate quebrao”, es decir, que en palabras textuales de Martín, un alegre tipo que aplazaba en materia de bateo y fildeo, pero eximía en motivación.
Y esa motivación llevaron a “El Caimán”, por allá en los primeros años del siglo pasado, en aquella caraqueña arraigada por el surgimiento de algunos deportes que llegaron al país con la industria petrolera, como el beisbol y el basketbol, a fomentar la práctica o el juego de la pelota caliente.
Y como José Betancourt fue un rey en esa logística, para conseguir bates, guantes, pelotas y, más tarde, uniformes, las partidas de beisbol motorizadas y organizadas por él, siempre terminaban en juegos informales, donde se apostaba refrescos y otros líquidos más estimulantes.
Con el tiempo, aquellas actividades o partidas de beisbol, que también tuvieron arraigo en todo el país, se convirtieron en tradición. Tanto así, que José Betancourt, aquel “Caimán” de Catia, al saberse con apoyo de la prensa de entonces, reseñando sus actividades, siguió en su empeño, hasta fundar un equipo al que por supuesto, bautizaron “Caimanera”.
Así comenzó esta larga e histórica trayectoria, que 100 años después, se ha constituido en una actividad con tradición familiar y deportiva en toda Venezuela.
Aunque las caimaneras de ahora, se realizan con “ompayas” o umpires y con reglas estrictas, anteriormente cuando también se realizaban semanalmente en cualquier terreno para jugar beisbol, no había esas normas.
En las caimaneras de otroras, los felices participaban celebraban al final aquellos resultados con abultadas carreras y errores para cada equipo, lo que motivó a los reporteros de entonces, a catalogarlas como caimaneras, por el innegable caos socio-deportivo.
Hoy, las caimaneras, con la que justificamos cualquier celebración de actividad especial, como los fines de semana o reuniones familiares y de amigos de fin de año, sintetizan desde el comienzo hasta el final, asistencia de familiares y amigos al estadio, batazos, carreras, errores, “guayacolitas” o tragos, sancochos y el tradicional abrazo de navidad y fin de año.
En el barrio R-10 de Cabimas, donde a partir de 2006, nuestras caimaneras han venido fortaleciéndose como actividades tradicionales, el colectivo deportivo y familiar, responsable de su organización cada año, ha podido reunir a lo largo de estos años, a caballos del beisbol profesional y amateur de la región, como Justo Massaro, Miguel Castellanos, Wilfredo "El Pelón" Espinoza, Henry Díaz, Luis Contreras, William Díaz, Marvin Marín, Hugo Albornoz y los hoy desaparecidos Faustino Zabala, Víctor Marcano, Pedrito García, Enio Gutiérrez, José Araviche, Ramón “Bachaco” Castillo y Pedrito Méndez, entre otros.
Y los que aún seguimos con vida, mantenemos la tradición, no sólo de jugar, sino de compartir y celebrar, al final de la partida de beisbol, con cervezas y comida en cualquiera de las casas de los participantes, como la que durante varios años de manera consecutiva, aportó mi hermano “Foncho” Medina, en nuestra barriada R-10, donde además de Domingo “Minguito” Primera, Juan Medina y Orangel Arrieta, siempre nos reunimos los peloteros convocados.
Igual ocurre, por ejemplo, con el colectivo deportivo que desde hace 30 años, mantiene viva esa tradición de reunir a los otroras caballos del beisbol amateur y profesional de la región, como Argenis Salazar, Luis Lunar, José Gregorio “Goyo” Morales, Manuel Valderrama, Joaquín Toro, Víctor Jiménez y Luis Villalba, entre otros.
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