Murio nuestro insigne actor Vidal Figueroa
Figueroa fue un director de sueños, actor de memorias, dramaturgo de pasiones. Pero más allá de los títulos, era amigo, compañero de risas y silencios, de proyectos y confidencias.
Juan Carlos Quintino
En la ciudad donde las sombras se mezclaban con los aplausos, un día se apagó una voz.
Era la voz de Vidal Figueroa, director de sueños, actor de memorias, dramaturgo de pasiones.
Pero más allá de los títulos, era amigo, compañero de risas y silencios, de proyectos y confidencias.
La noticia llegó como un telón que cae de golpe: una gran tristeza se posó sobre quienes lo amaban.
Las calles parecían más grises, los teatros más vacíos, los guiones más incompletos.
Sin embargo, en el aire flotaba la certeza de que Vidal no se había ido del todo.
Dicen que los amigos verdaderos no mueren, solo cambian de escenario.
Y Vidal, con su espíritu inquieto, decidió cruzar hacia un mundo distinto:
un mundo multicolores, donde las luces nunca se apagan,
donde cada palabra se convierte en melodía,
y cada gesto en danza.
Allí lo recibieron personajes de sus obras,
fantasmas de sus historias,
y recuerdos de quienes lo quisieron.
Todos le tendieron la mano, invitándolo a dirigir una nueva función:
la función eterna de la memoria compartida.
En ese mundo, Vidal sigue creando.
Sus risas se transforman en arcoíris,
sus ideas en constelaciones,
sus abrazos en melodías que acompañan a quienes lo extrañan.
Y aunque aquí quede la tristeza,
cada lágrima es también un aplauso,
cada silencio un homenaje,
cada recuerdo un puente hacia él.
Porque Vidal Figueroa no se fue,
solo cambió de escenario,
y ahora dirige la obra más luminosa:
la del mundo multicolores,
donde la amistad nunca muere.
Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo
El Pepazo


