Luto
Luto
Francisco ahora con falla renal
En una actualización dada a conocer este domingo 23, la Santa Sede dijo que, sin embargo, el pontífice "no ha vuelto a tener crisis respiratorias desde anoche" y que "su trombocitopenia se ha mantenido estable".
El reporte revela que algunos análisis de sangre "muestran una insuficiencia renal inicial, leve, que actualmente está bajo control".
"El Santo Padre continúa alerta y bien orientado. Durante la mañana, en el piso habilitado en la 10ª planta, asistió a la Santa Misa, junto a quienes le están cuidando durante estos días de hospitalización", agrega el comunicado del Vaticano. El Vaticano explicó que el Papa ha recibido transfusiones de sangre y "continúa con la oxigenoterapia de alto flujo a través de cánulas nasales". La complejidad del cuadro clínico, señala el reporte, hacen que el pronóstico siga siendo reservado.
Horas antes se había dado a conocer un mensaje del propio pontífice desde el hospital, en el que pedía que rezaran por él. El mensaje papal se difundió luego de que la salud de Francisco empeorara el sábado, tras sufrir "una crisis respiratoria asmática prolongada" que requirió "altos flujos de oxígeno", informó la Santa Sede.
"¡Gracias por esta cercanía y por las oraciones de consuelo que he recibido de todo el mundo! Les encomiendo a todos a la intercesión de María y les pido que recen por mí", expresó el pontífice.
El Vaticano informó que, tras la crisis respiratoria, el Papa pasó una noche "tranquila" y descansó.
El pontífice agradeció a los equipos médicos y destacó: "En los últimos días he recibido muchos mensajes de afecto, y me han impresionado especialmente las cartas y dibujos de los niños".
En ese sentido, señaló que "continúa con confianza" su internación en el sanatorio Gemelli de Roma, donde está internado desde la semana pasada por una neumonía bilateral compleja, y "sigue adelante con el tratamiento necesario".
Previamente, las autoridades vaticanas habían confirmado que el pontífice no oficiaría el tradicional Angelus del domingo, ni participará en ninguna celebración religiosa por el Año Santo en curso.
Los males de Francisco
El pontífice arrastra problemas de salud desde el año 2021, de allí que utiliza una silla de ruedas por una lesión en la rodilla. Además,ha sido sometido a cirugías de hernia y colon.
Su hospitalización, el pasaddo viernes 14 de fbrero se produjo después de que mostrara por varios días dificultades para leer sus discursos en público. Francisco ha visto agravarse en los últimos años sus dificultades de movilidad.
Tras ser ingresado en un ceno médico, el Vaticano dijo que estuvo estable y que se le ordenó "reposo total" para ayudar en su recuperación.
No pudo dar su tradicional oración de los domingos en la plaza de San Pedro ni celebrar la misa para los artistas en medio del año del Jubileo.
La semana pasada, antes de recaer, el Papa suplicó a otros sacerdotes que leyeran parte de su discurso debido a que tenía dificultad para hacerlo debido a su enfermedad.
También celebró reuniones en su residencia del Vaticano en un intento de descansar y recuperarse.
El pontífice argentino lleva casi 12 años como líder de la Iglesia católica.´En marzo de 2023 pasó tres noches en el mismo hospital para recibir tratamiento contra la bronquitis. En diciembre del mismo año, se vio obligado a cancelar su viaje a los Emiratos Árabes Unidos para la cumbre climática COP28 debido a problemas similares de salud.
Francisco ha sufrido una serie de dificultades con su salud a lo largo de su vida, incluida la extirpación de parte de uno de sus pulmones a los 21 años.
Biografía
El primer Papa americano es el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, arzobispo de Buenos Aires. Es una figura destacada de todo el continente y un pastor sencillo y muy querido en su diócesis, que ha visitado a lo ancho y a lo largo, incluso trasladándose en medios de transporte público, en los quince años de ministerio episcopal.
«Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos», ha dicho más de una vez para explicar la opción de vivir en un apartamento y de prepararse la cena él mismo. A sus sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valentía apostólica y puertas abiertas a todos. Lo peor que puede suceder en la Iglesia, explicó en algunas circunstancias, «es aquello que De Lubac llama mundanidad espiritual», que significa «ponerse a sí mismo en el centro». Y cuando cita la justicia social, invita en primer lugar a volver a tomar el catecismo, a redescubrir los diez mandamientos y las bienaventuranzas. Su proyecto es sencillo: si se sigue a Cristo, se comprende que «pisotear la dignidad de una persona es pecado grave».
Su biografía oficial es de pocas líneas, al menos hasta el nombramiento como arzobispo de Buenos Aires. Llegó a ser un punto de referencia por sus fuertes tomas de posición durante la dramática crisis económica que devastó el país en 2001.
En la capital argentina nació el 17 de diciembre de 1936, hijo de emigrantes piamonteses: su padre, Mario, era contador, empleado en ferrocarril, mientras que su madre, Regina Sivori, se ocupaba de la casa y de la educación de los cinco hijos.
Se diplomó como técnico químico, y eligió luego el camino del sacerdocio entrando en el seminario diocesano de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, al regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe y en 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio del Salvador en Buenos Aires. De 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San José, y obtuvo la licenciatura.
El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. Prosiguió la preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua. De nuevo en Argentina, fue maestro de novicios en Villa Barilari en San Miguel, profesor en la facultad de teología, consultor de la provincia de la Compañía de Jesús y también rector del Colegio.
El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Después reanudó el trabajo en el campo universitario y entre 1980 y 1986 es de nuevo rector del colegio de San José, además de párroco en San Miguel. En marzo de 1986 se traslada a Alemania para ultimar la tesis doctoral; posteriormente los superiores le envían al colegio del Salvador en Buenos Aires y después a la iglesia de la Compañía de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y confesor.
Es el cardenal Antonio Quarracino quien le llama como su estrecho colaborador en Buenos Aires. Así, el 20 de mayo de 1992 Juan Pablo ii le nombra obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio recibe en la catedral la ordenación episcopal de manos del purpurado. Como lema elige Miserando atque eligendo y en el escudo incluye el cristograma ihs, símbolo de la Compañía de Jesús.
Concede su primera entrevista como obispo a un pequeño periódico parroquial, «Estrellita de Belén». Es nombrado enseguida vicario episcopal de la zona de Flores y el 21 de diciembre de 1993 se le encomienda también la tarea de vicario general de la arquidiócesis. Por lo tanto no sorprendió que el 3 de junio de 1997 fuera promovido como arzobispo coadjutor de Buenos Aires. Antes de nueve meses, a la muerte del cardenal Quarracino, le sucede, el 28 de febrero de 1998, como arzobispo, primado de Argentina. El 6 de noviembre sucesivo fue nombrado Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en el país y desprovistos de Ordinario del propio rito.
Tres años después, en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan Pablo ii le crea cardenal, asignándole el título de san Roberto Bellarmino. En esa ocasión, invita a los fieles a no acudir a Roma para celebrar la púrpura y a destinar a los pobres el importe del viaje. Gran canciller de la Universidad Católica Argentina, es autor de los libros Meditaciones para religiosos (1982), Reflexiones sobre la vida apostólica (1986) y Reflexiones de esperanza (1992).
En octubre de 2001 es nombrado relator general adjunto para la décima asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, dedicada al ministerio episcopal, encargo recibido en el último momento en sustitución del cardenal Edward Michael Egan, arzobispo de Nueva York, de presencia necesaria en su país a causa de los ataques terroristas del 11 de septiembre. En el Sínodo subraya en particular la «misión profética del obispo», su «ser profeta de justicia», su deber de «predicar incesantemente» la doctrina social de la Iglesia, pero también de «expresar un juicio auténtico en materia de fe y de moral».
Mientras, en América Latina su figura se hace cada vez más popular. A pesar de ello, no pierde la sobriedad de trato y el estilo de vida riguroso, por alguno definido casi «ascético». Con este espíritu en 2002 declina el nombramiento como presidente de la Conferencia episcopal argentina, pero tres años después es elegido y más tarde reconfirmado por otro trienio en 2008. Entre tanto, en abril de 2005, participa en el cónclave en el que es elegido Benedicto xvi.
Como arzobispo de Buenos Aires —diócesis de más de tres millones de habitantes— piensa en un proyecto misionero centrado en la comunión y en la evangelización. Cuatro los objetivos principales: comunidades abiertas y fraternas; protagonismo de un laicado consciente; evangelización dirigida a cada habitante de la ciudad; asistencia a los pobres y a los enfermos. Apunta a reevangelizar Buenos Aires «teniendo en cuenta a quien allí vive, cómo está hecha, su historia». Invita a sacerdotes y laicos a trabajar juntos. En septiembre de 2009 lanza a nivel nacional la campaña de solidaridad por el bicentenario de la independencia del país: doscientas obras de caridad para llevar a cabo hasta 2016. Y, en clave continental, alimenta fuertes e