Rafael Orozco también se enamoró de la gaita zuliana con su “Rabo e’ Gallo”

Hoy se cumplen 33 años de su asesinato a balazos. Yo bailo raspa canilla/Merengue y salsa tocayo/Y más bailo el rabo e gallo/Porque es pa pulir la hebilla…” Y así, como dice el estribillo de aquella pegajosa combinación de gaita y vallenato, Orozco no pudo celebrar el lanzamiento durante aquel trágico año, de este tema musical, que al final, debió ser promocionada para la temporada gaitera, por su compositor y líder de la agrupación “Gran Coquivacoa” de Cabimas, Abdénago “Neguito” Borjas. 

Rafael Orozco también se enamoró de la gaita zuliana con su “Rabo e’ Gallo”
Rafael Orozco también se enamoró de la gaita zuliana con su “Rabo e’ Gallo”

 

Dimas J. Medina

Neuquen

Tres días antes de ser asesinado en su Barranquilla natal, Rafael José Orozco Maestre estuvo en Venezuela cumpliendo una amplia gira musical.

Las crónicas de aquellos días, señalan que tras 45 días de ausencia de su hogar, motivados a compromisos artísticos en Venezuela y el interior de Colombia, Orozco retornó a Barranquilla el lunes 9 de junio de 1992.

Dos días después, la noche del miércoles 11 de junio, cuando Orozco celebraba con sus hijas el fin del semestre escolar, en su residencia ubicada en el barrio Villa Santos de la capital del Atlántico, un pistolero que merodeada aquel festivo hogar, disparó diez veces contra la humanidad del cantante, de los cuales nueve impactaron en la región occipital, en el rostro, en la espalda y en la región glútea, ocasionándole la muerte en el acto.

Antes de ser asesinado, Orozco salió a recibir en la puerta de su residencia, a Alfonso Ariza De la Hoz y a Francisco Javier Corena, ayudantes de la agrupación musical de Diomedes Díaz, quienes fueron a pedirle prestado al cantante unos instrumentos musicales y dinero.  

Aun cuando Orozco fue trasladado a la Clínica del Caribe por su esposa, ya era demasiado tarde. Fue declarado muerto a las 10 de la noche de aquel 11 de junio de 1992.

“Yo bailo raspa canilla/Merengue y salsa tocayo/Y más bailo el rabo e gallo/Porque es pa pulir la hebilla…” Y así, como dice el estribillo de aquella pegajosa combinación de gaita y vallenato, Orozco no pudo celebrar el lanzamiento durante aquel trágico año, de este tema musical, que al final, debió ser promocionada para la temporada gaitera, por su compositor y líder de la agrupación “Gran Coquivacoa” de Cabimas, Abdénago “Neguito” Borjas. 

“Es que tenéis que bailar/El rabo todito el año/Porque no tiene tamaño/Pa’lo que vais a gozar/Aquiétate rabo e gallo/Que ahora te vengo a cantar”

Además de “Rabo e’gallo”, Orozco grabó durante aquel 1992, “Déjame tranquilo”, otra combinación de vallenato y gaita.

Móviles del asesinato

Nacido el 24 de marzo de 1954 en Becerril, Barranquilla, Orozco fue uno de los trece hijos (5 varones y 8 hembras) que tuvo la pareja compuesta por Rafael “Rafita” Orozco y Cristana Maestre y, desde niño nació su inquietud por la música, heredada por su padre, que fue un tremendo acordeonista y su afición por el canto, especialmente, por las rancheras que aprendió en las películas mexicanas que veías en el teatro del viejo Juan, allá en su Becerril natal.

Como cantante y compositor de vallenato, Rafael Orozco fundó en 1976 junto con su amigo Israel Romero, la célebre agrupación “El Binomio de Oro”, que además de fama, le dio dinero y muchas mujeres.

Por eso, desde la misma noche de su asesinato, se manejaron como móviles, la relación extramatrimonial que Orozco sostenía con María Angélica Navarro Ogliastri, quien había sido esposa del después congresista Armando Benedetti y, quien para entonces también mantenía una relación sentimental con el ganadero y narcotraficante José Reinaldo "El Nano" Fiallo Jácome.

Aunque también se barajaron como móviles del asesinato, un ajuste de cuentas por la supuesta vinculación de Orozco en el narcotráfico, 6 años después de complejas investigaciones judiciales, el 19 de agosto de 1998 el Tribunal Cuarto Penal del Circuito de Barranquilla dictaminó que Orozco fue asesinado por Sergio González Torres, escolta del narcotraficante Reinaldo "El Nano" Fiallo, y que el crimen obedeció a móviles pasionales, por el mencionado triángulo amoroso entre Orozco, Navarro y Fiallo.

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