Sergio Ramos: ¿legado o prontuario?

Al espigado y atinado cabeceador merengue se le olvida el parte ético y los principios del fair play cuando va “a por el balón”, con tal de cumplir su “cometido”, acto durante el cual deja regados a sus colegas, que en múltiples ocasiones han sufrido severas lesiones con impactos negativos para sus respectivas carreras deportivas.

Sergio Ramos: ¿legado o prontuario?

Luis Carlucho Martín

El buen defensa, aunque muchas veces mejor atacante –en el más amplio sentido de la palabra– Sergio Ramos, quien jugó central del Real Madrid y de la selección absoluta española, nacido en Camas, Sevilla, el 30 de marzo de 1986, y hoy juega con el Monterrey en México, es poseedor de un currículo lleno de logros, que quizás en vez de exhibir al final de su carrera como un legado, deba hacerlo a manera de prontuario por daños a terceros.

Al espigado y atinado cabeceador merengue se le olvida el parte ético y los principios del fair play cuando va “a por el balón”, con tal de cumplir su “cometido”, acto durante el cual deja regados a sus colegas, que en múltiples ocasiones han sufrido severas lesiones con impactos negativos para sus respectivas carreras deportivas.

Y Ramos ha sido perdonado infinidad de veces de manera inexplicable, por un arbitraje considerado complaciente y que la crítica califica como influenciado por la “gran billetera” del presidente de la Casa Blanca, Florentino Pérez, del que tanto se habla, pero (hay que decirlo) nadie le ha comprobado nada más allá de su falta de modestia y de humildad. Incluso, se ha cacareado que la fuerza de esa poderosa cuenta bancaria ha permeado –vía transferencia– a destinatarios de famosos medios de comunicación y de la política española. Hay quienes aseveran que por aquel (ya no tan nuevo, pero muy en boga) fenómeno del marketing también son tarifados los manejadores de redes sociales e “influencers”. Al final debe imponerse la interpretación, por parte del público, de los notorios hechos y sus consecuencias.

Estar en el Real Madrid, desde el punto de vista mediático, es como estar en los Yankees de Nueva York. O rindes, o rindes. Te siguen los fanáticos, los directivos, los medios, los árbitros, los rivales, el mundo entero… Estás en el ojo del huracán. Por ello, de vez en cuando “no cae mal una ayudita” (dicen los más fervorosos fans) porque es demasiado difícil ser zaguero central y no cometer “pecadillos” en contra de los rivales.

¿Quién recuerda a un buen defensa que no haya tenido fama o nombres reales (y apellidos) de víctimas generadas a raíz de sus fuerzas desmedidas usadas durante sus ejecuciones? Pero lo de Ramos (así como fue Pepe, el agresivo portugués, ahora mismo clasificado a nueva instancia de la Champions 2019) es digno de análisis en frío, sin sesgos… “y también de sanciones” (dirían los seguidores del buen fútbol y del juego limpio).

¿Le parece increíble a usted? Cuando desglosemos este “historial” del excesivamente agresivo defensor sevillano-madridista podrán tener una mejor visión e información veraz para sacar sus conclusiones.

Lo uno y lo otro

Ramos es dueño absoluto de una destacada hoja deportiva que incluye 125 partidos como internacional siempre a favor de la Furia Roja, con la que se coronó campeón del mundo y de Europa; además de cinco oros en categorías menores. Qué decir de sus inobjetables alcances con el Real Madrid tanto en la Liga interna, como en el mundial de clubes, así como en las súpercopas y en la meca, la UEFA Champions League.

No hay quien pueda dudar acerca de tan destacados logros, dignos de admiración, aunque partiendo de la premisa, hecha teoría (y práctica), de que todo esto es producto de un trabajo colectivo, de equipo, donde también deberían arrancar aplausos sus compañeros (titulares y de la banca), los diversos cuerpos técnicos, médicos, fisioterapeutas, nutricionistas, chef y preparadores físicos. Han sido triunfos grupales, ¿o no?

Pero cuando de allí se pasa al análisis de lo individual, Ramos no es ni remotamente un crack, ni ningún fuera de serie desde lo limpiamente deportivo. Evidentemente, nadie le podrá quitar los determinantes goles hechos de manera elegante (o no), tanto de cabeza como de penas máximas. Es un buen defensa con ADN ofensivo y ya. Es un buen jugador. Y al respecto podríamos elaborar una larga lista de defensas de comprobada calidad, pero sin la huella funesta que ha impregnado el blanco “evitagoles”, quien ha causado lesiones, malestares, sinsabores, golpes y agresiones contra colegas, árbitros, el espectáculo, el público e incluso contra la inteligencia, debido a sus retadoras y desparpajadas declaraciones ante los medios de comunicación.

A Ramos parece que le bajan un break, y cuando va al choque sus dendritas hacen implosión, se desconectan de la lógica y del modo humano y se le olvida que a quienes enfrenta, sus colegas –rivales por 90 minutos y compañeros, quizás hasta amigos, por el resto de la vida–, necesitan estar sanos (tanto como él) porque también es su modo de ganarse la vida; viven del rendimiento de sus respectivos cuerpos y de su salud; se le olvida que millones de ojos (incluidos los de árbitros miopes) siguen cada una de sus cuestionadas acciones con las que ha frustrado (o mermado) más de una carrera deportiva; y también se olvida este chico rudo del Real Madrid que esos a quienes él lesiona tienen sus seguidores, dolientes, familiares, esposas e hijos, que ven el deplorable espectáculo en el que, de manera impune, este nazifutbolista disfruta cercenando vida útil y salud a sus contrarios.

Son puras inferencias, dirá usted. Esta serie de “suposiciones” son respaldadas por el prontuario de este bad boy (digno de CSI Sport) que iremos desglosando.

Evidentemente queda en el recuerdo lo más reciente que fue un capítulo con Messi que bien pudo intitularse “De cómo La Pulga se salvó de Ramos” (transmitido por Espn), al salir solo con el labio superior roto luego de un innecesario zarpazo que le lanzó Goliat a David –sin ningún tipo de sanciones–, en el marco del peor carnaval de la historia merengue ya que los blaugranas los dejaron sin liga y sin Copa del Rey, y de paso el Ajax los bajó del autobús de la máxima competencia de Europa tras humillante goleada a domicilio 1-4, para un global de 3-5.

Pero por el contexto y sus comentarios subsiguientes, en la memoria colectiva queda la final de la Champion 2017-2018 contra el Liverpool. En par de acciones (que pudieran calificarse como delictivas) Ramos luxa el hombro del comprobado goleador egipcio Mohamed Salah y seguidamente descargó su incontrolable genio contra el arquero Karius a quien le generó conmoción cerebral que, según los entendidos, minutos más tarde facilitó el gol español de Kareen Benzemá. Eso está fresco en la mente hasta del madridista más furibundo y seguidor de Ramos; sin embargo, hay otros casos graves en los que el central español está inobjetablemente involucrado; perdón, es protagonista.

Antifútbol: delito sin pena

En 2010, el delantero chileno “Chupete” Suazo, del Real Zaragoza, fue arrollado por el tren merengue y debió ser sustituido debido a una luxación en su hombro izquierdo. La víctima se perdió el resto del juego (por supuesto), de la temporada y llegó sin tono al Mundial de Suráfrica.

Luego de que Ramos se barriera en disputa de un balón, el delantero uruguayo Nacho González, del Hércules en 2013, salió gravemente lesionado, directo al quirófano donde bregaron los galenos para recomponer aquel maltrecho ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Ante el atroz hecho los medios madridistas, ¿tarifados desde el seno de la White House (indudablemente)?, se apuraron en aseverar que Ramos “lo hizo sin ninguna mala intención”.

Un año más tarde, en el minuto 74 de un juego de la liga española el gallego Gustavo Cabral, del Celta de Vigo, luego de un “choque normal” con Ramos, tuvo que salir con un esguince de tobillo.

Omar Ramos, del Levante U. D., luego de “una jugada usual de fútbol” (según Ramos), salió lesionado por el áspero defensor. Aquella recuperación tardó cuatro semanas y volvió mermado.

Otra víctima de ese juego brusco, despegado del compañerismo y de la filosofía del fútbol pleno, fue el jugador del Real Betis, Álvaro Vadillo, quien luego de un empujón innecesario, por parte de Sergio Ramos, sufrió rotura de un ligamento de su rodilla derecha. Misma lesión que sufriera el atacante italiano Ricardo Montolivo en una confrontación de selecciones, luego de “una barrida” del español.

En noviembre de 2018, en un juego contra el Viktoria Plzeñ, rival del Madrid en la Champion, el checo Havel recibió un fuerte (público y notorio) codazo por parte de Ramos en su nariz, cuando transcurría el minuto 13. Fue atendido y reincorporado a la acción, pero 25 minutos más tarde los remiendos cedieron, las molestias aumentaron y el sangrado fue tan profuso que la víctima hubo de ser sustituida por Petrzola debido a la evidente fractura de tabique nasal, diagnóstico comprobado luego en servicio médico.

Esa jugada, vista por el mundo entero, fue reseñada así por el reconocido comunicador de la capital española, Andújar Oliver, de Radio Marca: “Considero que no hay mala fe en la acción del central blanco. El (árbitro) alemán Aytekin, que no la sancionó, debió haberle mostrado tarjeta amarilla”… Y aunque Oliver no dice a quién, suponemos que se refería al checo, quien según su “imparcial apreciación” estaría simulando. Porque si se refería a su compañero de nómina administrativa, entonces, de acuerdo con lo expuesto anteriormente, estaríamos ante una de las más inexplicables contradicciones.

Pero Sergio no solo lesiona a los rivales, sino también a los compañeros de equipo. De esta innegable “megatorta de lesiones” causadas impunemente por el defensa en cuestión puede dar fe Fernando “El Niño” Torres, quien sufrió, por parte de Ramos, un esguince de tobillo luego de un “encontronazo fortuito” en pleno entrenamiento de su selección nacional.

Hey, y seguro existen tantos otros incidentes registrados en la memoria del gran fanático omnisciente (en los que Ramos ha sido el chico malo de la película), pero no sancionados por la (in) justicia deportiva. Digamos, incidentes off the record.

Ramos, un tipo record

Su accionar deliberado en contra del fair play, lo hace acreedor del máximo registro de expulsiones y tarjetas amarillas de la historia de la Liga española --a pesar de las innegables vistas gordas arbitrales--, registro que también ostenta en la Champion League (con incontables perdones incluidos).

Con 19 expulsiones en la liga acaba de superar a los defensas Pablo Alfaro y Xavi Aguado, defensas del Sevilla y Zaragoza, respectivamente, quienes tenían 18 salidas antes de los 90 minutos.

En 556 juegos con la camiseta del Madrid, esta suerte de killer-defense, ostenta 225 tarjetas amarillas, o sea una amonestación cada dos juegos y medio. En el marco de la Champion League acumula 39 amarillas y tres rojas directas. En la Copa del Rey su historial muestra 19 tarjetas amarillas y dos rojas. En la Supercopa de España acumula cuatro amarillas, dos en la Supercopa de Europa, cuatro en el Mundial de clubes y 22 con la selección, más dos expulsiones.

A Ramos también se le conoce por haber caído en las garras del doping positivo. Ello no implica (por favor no lo vean así), que se trata de un drogadicto ni de un desecho tóxico, no, por favor. Se trata de un tipo indisciplinado que se mofa de los reglamentos y de quienes tratan de administrar la justicia en tan sagrado pero tan millonario deporte, del cual es un importante engranaje útil para generar más dividendos.

Sólo que también destaca en el uso de sustancias prohibidas en el deporte, porque dan ventaja adicional sobre sus contendores. ¿Alguien olvidó el caso de su doping positivo en la final de la Champion contra la Juventus en 2017? ¿Alguien recuerda la sanción?

Y como guinda, en un juego contra el Deportivo La Coruña, ese mismo año 2017, el defensa del Madrid se negó a pasar el control antidoping, lo cual, por pura presunción, según el reglamento del COI y de los entes deportivos del mundo incluyendo la FIFA (a la cual está adscrita la opulenta liga BBVA de España), se considera como un resultado positivo que acarrea sanción, que pudiera incluso llegar a 18 meses de suspensión de toda actividad. Pero no pasó nada.

Saque usted, amigo lector, sus propias conclusiones. Lástima que este destacado jugador (solo destacado, nada de súper estrella), eche por la borda sus logros colectivos debido a sus abusos y desmanes personales.

PD 2025: Posiblemente los TELEVÉN boys no conozcan esto o adrede se les olvidó tan negativa hoja de vida deportiva. Deben ser más ponderados. He dicho...

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