La venganza de los perdedores: anatomía de un sabotaje económico

A veces hablamos mucho y decimos poco. Para expresar más, conviene pensar más” HONORÉ DE BALZAC

La venganza de los perdedores: anatomía de un sabotaje económico

Luis Semprún Jurado 

El ventilador de techo giraba con pereza, como si también estuviera cansado de la crisis. Entre las mesas de madera gastada, un grupo heterogéneo, estudiantes con camisas arrugadas, comerciantes de mirada astuta, obreros de manos callosas y hasta un par de militares retirados que aún llevaban el porte recto, escuchaba a Anacleto, quien, tras un sorbo prolongado de su taza (negra, sin azúcar, como sus reflexiones), había soltado el primer dardo: «Camaritas… Algunos me han preguntado con insistencia que cuando tocaríamos el tema del “dólar paralelo”, mejor conocido como “la mamba negra”. ¡Ah! El dólar negro… ese fantasma con olor a billete verde y patas de chacal.» Sus espejuelos de carey brillaron bajo la luz tenue. «Ya le llegó su turno, porque no es solo que haya estrangulado el bolsillo del venezolano, (eso ya sería suficiente villanía), sino que se ha convertido en el cómplice perfecto de los que juegan al caos con barajas marcadas. ¿Y las sanciones... no son el origen? ¡Bah! 932 sanciones..., sí, número bonito para llenar titulares… pero insuficiente para explicar la metástasis.» Golpeó el portafolio agrietado sobre la mesa, haciendo vibrar las cucharitas. «El problema es la perversidad doméstica de quienes, al no poder convencer al pueblo, ni con promesas, ni con mentiras, decidieron que si no ganaban en las urnas, ganarían en el desangre. ¡Convirtieron la moneda en un arma!» El coronel jubilado asintió: «Y así sembraron el miedo con la especulación y las colas en los mercados…» «¡Exacto, mi coronel!», lo interrumpió Anacleto y acotó: «Inventaron una guerra económica donde el único campo de batalla es la mesa del venezolano. ¿Saben qué es lo más cínico? Que mientras ellos hablan de “libertad”, su libertad preferida es la de manipular el precio del pan.» Alguien murmuró: «Pero la gente les cree…» «¡Porque el miedo nubla más que el humo de mi Consul!,» agregó él, señalando el cigarrillo. «Cuando un pueblo tiene hambre, hasta el veneno se vende como remedio. Pero atención», bajó la voz: «Estos “salvadores” son los mismos que, en privado, celebran cada bolívar que se devalúa. Porque su ideología no es política: es aritmética perversa, sumar ceros a las cuentas bancarias… aunque sea sobre los huesos de los demás.» El silencio se extendió hasta que Anacleto, ajustándose los espejuelos, lo rompió: «Como advirtió el maestro de Bolívar, Simón Rodríguez: “Inventamos o erramos”.

Pues estos erraron tanto que inventaron hasta una nueva forma de matar sin pistola: convertir el dinero en un arma de destrucción masiva». El aire espeso del café se cargó aún más cuando Anacleto, lanzó la pregunta que resonó como un martillazo: «¿Cómo diablos se atreven a llamarse “alternativa democrática” si su único proyecto es la ingeniería del hambre?» Otro militar retirado, con cicatrices en las manos, gruñó: «Habla claro, Anacleto»«Pongamos nombres,» respondió él, sacando un periódico arrugado del portafolio. «Los eternos candidatos que ni con el viento a favor lograron superar el ridículo en las urnas, ¿saben qué hicieron? Cambiaron las pancartas por calculadoras. Si el pueblo no los elegía con los votos, lo estrangularían con precios. ¡Tomen nota! Son los protagonistas del caos, los "gerentes" del dólar negro. Son los mismos que hoy lloran en entrevistas por “libertades”, pero ayer firmaban contratos con empresas fantasmas en Panamá y Curazao. Su negocio no es político: es aritmética sucia. Devaluar el bolívar en una pantalla, comprar barato, vender caro, y repetir. ¡Un círculo vicioso con ganancias en divisas y cadáveres sociales!» Mostró el periódico y agregó: «¡La complicidad de los medios! Vean estos titulares: “Hiperinflación devora salarios” Nunca dicen quién manipula los algoritmos que disparan el precio del arroz. ¡Porque el terror se vende mejor con eufemismos!» Acentuando cada palabra soltó: «Y la oposición abrazó el saboteo: Dicen querer elecciones libres, pero su plan es simple: a más hambre, más desesperación; a más desesperación, más protestas; a más protestas, más excusas para pedir “intervención”. ¡Democracia con sabor a gasolina y cerrojo!» Anacleto encendió otro cigarrillo y dibujó en el aire con el humo: «Este parece ser el manual del golpe económico: 1: Infiltran las redes de distribución. 2: Acaparan productos claves (harina, medicinas). 3: Los revenden al triple en la frontera o en el mercado negro. 4: Los medios culpan al gobierno. 5: Repetir hasta que el país cruja. ¿Les suena?» La universitaria, con ojos encendidos, preguntó: «¿Y el gobierno? ¿Solo observa?» «¡Aquí viene lo jugoso!» respondió Anacleto bajando la voz hasta convertirla en un susurro de conspiración: «El gobierno ha creado redes de distribución directa y fijado precios acordados con productores, sí, pero…» hizo una pausa dramática, «hay un cáncer: jueces que firman sobreseimientos con una mano y reciben dólares con la otra. ¡Ahí está el meollo!; “empresarios” de “cuello blanco” a los que no les tiembla el pulso, con cuentas offshore... porque saben que la impunidad es su mejor socio. Esos “empresarios” lloran en CNN pero tienen cuentas en Panamá, Curazao y las Bahamas, donde el dinero no huele a sangre, sino a coral. A esos no les tocan un pelo. ¡Porque algunos jueces también cotizan en dólares!» Un obrero, golpeando la mesa exclamó: «¡Entonces es complicidad!» «¡O miopía política!,» corrigió Anacleto. «Camaritas, mientras no haya juicios ejemplares contra capos de la especulación, esto seguirá. Pero ojo: el pueblo ya está despertando. Las colas ahora vienen con libretas para anotar a los revendedores, y hasta los vecinos organizan mercados solidarios. La resistencia es lenta, pero existe. Estos “demócratas”», dijo Anacleto aplastando el cigarrillo contra el cenicero, como si fuera el último dólar negro,  «quieren gobernar un país que han ayudado a incendiar. ¿Cómo pretenden ganar legitimidad si su historial es sembrar caos y cosechar lágrimas? Su única oferta es: ‘Voten por nosotros o el dólar negro sube otro 500%’. ¡Qué generosidad!» El grupo estalló en risas amargas. Anacleto terminó su café de un trago y concluyó: «La paz no vuelve hasta que se descabecen las redes de la guerra económica. Y eso, camaritas, requiere más que discursos: necesita cárcel para los magnates del hambre y auditorías públicas con dientes. Mientras tanto, El Bohemio seguirá aquí, vendiendo café caro pero conversación gratis... aunque a estos especuladores, lo único que les daría gratis sería una celda.»

Las detenciones de Carlos Andrés Pérez Abreu y de los administradores de otras plataformas como “Monitor Dólar”, relacionadas con la cotización del dólar paralelo en Venezuela, reflejan el arduo trabajo del gobierno contra quienes publican tipos de cambio no oficiales con la intención de castigar a los venezolanos que nunca los apoyan. El gobierno busca estabilizar la economía mediante el control de la información cambiaria; la oposición argumenta que estas medidas son represivas y no abordan las causas fundamentales de la crisis económica. Los 20 detenidos por “Monitor Dólar” no son simples “administradores”: son los cerebros operativos de una maquinaria que convirtió el dólar negro en una “ruleta rusa con el ingreso mínimo”. Carlos Andrés Pérez Abreu y sus cómplices no solo publicaban cifras: las fabricaban desde Aragua hasta Zulia, con un manual que incluye captación indebida, ofertas engañosas y sobre todo, terrorismo financiero. Se les acusa, con razón, de desestabilizar la economía. La oposición grita “censura” pero no explica por qué estos genios de las finanzas operaban sin permisos del BCV, con cuentas en bancos de Panamá. ¿Democracia o delincuencia organizada?

Y ojo: el que el dólar paralelo se desplome tras las detenciones es prueba de que el mercado negro depende de un puñado de vividores. Claro, a algunos les duele que les hayan quemado el negocio. Al menos 20 personas han sido detenidas por su vinculación con la cuenta de Instagram “Monitor Dólar”. Los detenidos han sido imputados por diversos delitos, incluyendo terrorismo, legitimación de capitales, captación indebida, oferta engañosa y asociación para delinquir. Además de “Monitor Dólar”, las autoridades han desmantelado otras plataformas digitales que también operaban sin autorización del BCV. Los operativos se llevaron a cabo en nueve estados diferentes, incluyendo Caracas, Mérida, Lara, Yaracuy, Miranda, Zulia, La Guaira y Barinas. La brecha entre el dólar oficial y el paralelo había alcanzado diferencias enormes generando distorsiones en el mercado y afectando el poder adquisitivo de los venezolanos. Esas personas creyeron que la guerra económica era un juego de “Monopolio”. Ahora aprenderán que “las cárceles venezolanas no son hoteles de lujo... ”.

Existen investigaciones que revelan que sectores de la oposición venezolana, en especial el de María la Loca, reciben sumas millonarias en divisas de “financistas extranjeros” (Uribe, Duque, EEUU), no para invertir en proyectos políticos, sino para manipular el mercado cambiario. Según documentos filtrados y fuentes bancarias, estos grupos inyectan dólares de forma estratificada en el mercado paralelo, provocando picos artificiales en la cotización. El objetivo es claro: devaluar el bolívar, ahogar el poder adquisitivo y generar caos social. Lo más grave es que buena parte de esos fondos, que deberían destinarse a campañas o asistencia, terminan en compras de conciencias: desde periodistas hasta líderes comunitarios, todos pagados en efectivo para mantener la narrativa del "fracaso económico". Mientras el pueblo hace colas, ellos especulan con el hambre.

ocumentos confidenciales obtenidos revelan el modus operandi de esos grupos que reciben financiamiento externo en divisas, solo para inyectarlas estratégicamente en el mercado paralelo. Según reportes de inteligencia financiera, estas operaciones se coordinan a través de casas de cambio fantasmas en Colombia, Aruba y Curazao, donde se infla artificialmente el valor del dólar negro hasta en un 300%. Auditorías y testimonios de ex-colaboradores revelan que la dirigencia opositora desvía el 75% de los fondos internacionales, provenientes de EEUU, UE y del narcotráfico hacia cuentas fantasmas en Islas Caimán, Aruba y Panamá; solo el 25% restante se declara como gastos políticos. Por cada $10 millones recibidos, inventan facturas por $2.5 millones en consultorías; el resto se blanquea en cuentas offshore. El dinero destinado a “proyectos democráticos" termina comprando voluntades. Mientras tanto, el ciudadano común paga el plato roto, con un ingreso que se esfuma entre colas y especulación. La pregunta obligada: ¿Es esto oposición política o un cartel financiero?

Así opera el círculo vicioso: a más crisis, más fondos; a más fondos, más desvíos; y a más desvíos, más exigencias de "intervención internacional". Mientras Venezuela sangra, ellos cotizan en la bolsa. Como diría Anacleto: “El círculo vicioso sigue: ellos ganan divisas, Venezuela pierde soberanía. Estos no son líderes, son contadores de cadáveres”. Mientras usted lee este artículo, otro cargamento de efectivo está siendo movido a las cuentas de los “salvadores de la patria”..., las mismas que nunca aparecen en sus declaraciones juradas y algún “gerente del hambre” recarga su champagne con el dinero que debía ser para el pueblo. Anacleto lo resumiría: “Son tan buenos en aritmética, que hasta la ética la convirtieron en resta”.

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