Pompeyo, Vitico y su compadre César Tovar se bebieron una pepsi en la tienda de mi papá
Los tres iban con el equipo "Petroleros" que viajaba para Valera a enfrentar a su similar Proletarios de Trujillo y el autobús se accidentó frente al negocio de mi papá, al comienzo de la avenida intercomunal Cabimas-Lagunillas. -Qué desean los amigos grandes ligas?, preguntó mi papá al fijar sonriente su mirada al bullanguero grupo de jugadores que irrumpió aquella tarde en su apacible negocio. Fue cuando escuchamos con voz de mando, al gran Victor Davalillo pidiendo una pepsicola bien fría...De eso hacen 44 años.
Dimas J. Medina
Nauquén
Durante la primera de las dos únicas temporadas que tuvo la recordada Liga Centro Occidental de Béisbol Profesional de Venezuela, un modesto autobús que trasladaba un equipo que tenía su sede en Cabimas, se estacionó durante varios minutos en el negocio de mi papá, ubicado frente a la avenida Intercomunal Cabimas-Lagunillas en el barrio R-10.
Era el recordado el equipo "Petroleros de Cabimas", piloteado durante su primera campaña por el ex grande liga falconiano César Gutiérrez.
Gerenciado por el también ex grande liga nacido en Cabimas, Pompeyo Davalillo, el equipo "Petroleros" que viajaba para Valera a enfrentar a su similar de los "Proletarios de Trujillo", se accidentó frente al negocio de mi papá, al comienzo de la avenida intercomunal Cabimas-Lagunillas.
Mientras arreglaban el autobús, algunos peloteros, entre quienes figuraban Fernando Soto, Pedro Hernández, Omar Prieto, Alfredo Torres y Justo Massaro, esperaban a la orilla de la carretera y, otros, prefirieron trasladarse hacia la bodega de mi papá.
Ramón Medina o "Monche" como le decíamos a mi papá, se vio muy ataviado cuando aquel grupo de peloteros, pidió refrescos y algunas que otras golosinas.
Entre los clientes, figuraban nada más y nada menos, que los célebres compadres César Tovar y Vitico Davalillo.
Al verlos entrar de inmediato al negocio, le dije contento a mi papá, que su abastos "Mara" estaba recibiendo la grata visita de aquellos caballetes, que al principio pareció pasar desapercibida de no haber estado acompañando a mi papá aquella tarde de mayo de 1981.
-Qué desean los amigos grandes ligas?, preguntó mi papá al fijar sonriente su mirada al bullanguero grupo de jugadores que irrumpió aquella tarde en su apacible negocio...
Fue cuando escuchamos con voz de mando, al gran Victor Davalillo pidiendo una pepsicola bien fría...
Y después reinó la confusión. Mientras mi papá atendía los múltiples pedidos, salí de inmediato por la parte trasera del negocio que colindaba con el patio de nuestra casa, para avisarle a mis hermanos, que Vitico Davalillo, César Tovar y otros peloteros, estaban tomando refrescos en "El Gato", como también le decíamos al negocio de papá.
Aquella emoción resultó una suerte de experiencia para mi papá, porque jamás en su vida se imaginó, atender como cliente, a los compadres Vitico Davalillo y César Tovar y, sobre todo, tomando pepsicola en su “Abastos Mara”.
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El Pepazo