Desde un Los Taques Imborrable
EL CANTO DE ALI PRIMERA, BASTIMENTO NUTRITIVO PARA LA SOBERANÍA Y FORTALEZA DE LA PAZ DE VENEZUELA.
Desde un Los Taques Imborrable
EL CANTO DE ALI PRIMERA,
BASTIMENTO NUTRITIVO PARA
LA SOBERANÍA Y FORTALEZA DE
LA PAZ DE VENEZUELA.
Ramiro Ruiz Primera
A la luz de los prolongados acontecimientos que tienen en suspenso al país, pareciera ya, por una parte, que la terca e indoblegable resistencia que ha demostrado nuestro pueblo, significa de hecho, haber conquistado, por primera vez en su larga historia de luchas, una amplia conciencia que le dan sustento a su autodeterminación y soberanía verdaderas; y, por la otra, haber proporcionado al imperio gringo, una de las más humillantes derrotas a su política expansionista y rapaz, no sólo con eco en Venezuela sino también con impacto moral en toda América Latina. Porque, además, esa derrota se hace más ostensible cuando, ese foco de resistencia irreductible, proviene de un país pequeño que –hasta hace poco- la supremacía norteña había considerado su patio trasero y como suyas sus riquezas; y, sin que, además, hayan podido vulnerar su paz y tranquilidad como se ha pretendido.
Esos acontecimientos, comprimidos en un largo asedio, que se ha expresado como una guerra multiforme desatada por Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela, ha sido concebida por ellos como una política de Estado, donde han intentado una variedad de acciones políticas, económicas, diplomáticas y de propaganda sicológica; que, al resultarles infructuosas para su sometimiento, han pasado a la amenaza militar, posicionando amenazantes buques de guerra misilísticos y tropas de asalto en los límites de las aguas territoriales de la nación, con la falaz excusa y falsa narrativa de combate al narcotráfico, escondiendo sus verdaderos propósitos de apoderarse de los ingentes recursos naturales de Venezuela. Todo esto, sin mencionar la organización y apoyo logístico a ONG’s, guarimbas y bandas armadas destinadas a socavar la paz del país; con aliento a la deserción y emigración poblacional e incluso, intentos de liquidar físicamente al mismo Presidente de la República.
En estos momentos que hemos entrado a una nueva y más aguda etapa de confrontación, que se caracteriza por una brutal política de hostilidad y agresiones de todo género, de procedencia tanto externa como interna, con amenazas y llamados para más sanciones económicas y por una invasión armada extranjera a Venezuela; se hace necesario reforzar el papel de la Cultura, tal como señaló el poeta antifascista español Miguel Hernández -que tanto inspiró a Ali Primera- cuando en el marco de la Guerra Civil que asoló a España, en su nota previa a Teatro en la Guerra (1937), nos dice: “Entiendo que todo teatro, toda poesía, todo arte, ha de ser, hoy más que nunca, un arma de guerra. De guerra a todos los enemigos del cuerpo y del espíritu que nos acosan, y ahora, en estos momentos de renovación y revolución de tantos valores, más al desnudo y al peligro que nunca”.
Eso lo entendió perfectamente Alí Primera. Hoy, en el mes aniversario de su nacimiento, aún retumba en los oídos del pueblo venezolano su categórica afirmación, cuando, al referirse a La Canción Necesaria, plantea: “Tal vez no llegue a dirigir los batallones, pero ayudará a formarlos”. Mayor y mejor conjunción de teoría y praxis, sería difícil de comprender si no se tratara de un hombre como Alí, quién proyectó su creatividad y sus mensajes musicales, aprovechando todos los ámbitos y espacios, incluyendo hasta la carátulas de sus discos, para comunicarse con su pueblo. Así encontramos –y con una férrea coherencia- en la contraportada del disco que promovió y financió, “Cantar y Cantores de Falcón”, un texto suyo escrito a mano: “Si la solidaridad es un arma, la canción también lo es. Y más aún si es lengua del pueblo, si tiene la rusticidad y la ternura con que el hombre sencillo ama a su tierra”.
El Canto social y político de Alí Primera, en los actuales momentos que vive Venezuela, se hace imprescindible no sólo para la resistencia, sino que también es necesario para animar e insuflar el amor por la defensa de la Patria. En este asedio guerrerista, al lado del pueblo que denuncia, resiste y rechaza la agresión; su Canto, con sus claras palabras de lecciones y argumentos capaces de articular arengas para consolidar esa conciencia popular, debe también acompañarlo para mantener e, incluso, incrementar ese entusiasmo y convicción nacionalista, desde las primeras trincheras de eventuales batallas. Elevar la conciencia y la preparación del pueblo, es la primera trinchera de combate.
Con esto no queremos significar que Alí y su Canto sean guerreristas per se, sino más bien un ideario motivador que ha tenido predicamento, -diríamos casi unánime- en la población venezolana y, de marcada manera, como alertas previsivos. Aún, en sus canciones más tiernas y arrulladoras como “La Piel de mi Niña huele a caramelo”, no deja de plasmar su inveterado consejo: “Si hay que hacer la guerra, la guerra se hará/para ver los niños felices jugar/y a la gente vieja, hablar de la paz/que después la guerra, estará de más”. Con esa cita, se refuerza más bien la irreductible determinación de un hombre como Alí Primera que más que musicalizarle una súplica a su progenitora con “Madre, Déjame Luchar”, más bien le recuerda que la lucha por la humanidad no se hace por caridad, sino por firmes convicciones de amor.
Convicción que le hizo retrotraer a Bolívar, quien de seguro, confortado con la reiteración que hace Alí de su advertencia en su “Canción Bolivariana”, pronunciada hace dos siglos atrás: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia, a plagar la América de miseria, en nombre de la libertad”; estaría dispuesto a cabalgar de nuevo junto al pueblo venezolano, en estos momentos que se impone la defensa de la Soberanía y la Paz de la República. Recordemos que Alí Primera, desde su perspectiva revolucionaria y bolivariana, convierte su Canción en un grito de auxilio a la Patria, convoca a sus héroes y de manera especial a Simón Bolívar, para que el pueblo se encuentre con su pensamiento y lo convierta en un inexpugnable blindaje contra cualquier agresión extranjera.
Al lado de invocar el pensamiento de El Libertador, en estos momentos cruciales y de vital encrucijada para el futuro de la Patria, es necesario reivindicar la Canción y el significado de Alí Primera, quien, con una capacidad crítica y una determinación sin concesiones, fue el primero en Venezuela en utilizar su canto épico, como herramienta para llamar a las masas populares a la conciencia y a la rebeldía política. A los ochenta y cuatro años de su nacimiento, en sentido homenaje, querríamos decirle que no dejaremos caer la espada de Bolívar ni tampoco dejar morir su canto. Decirle que el pueblo, en las trincheras de lucha que se construyan con sus mensajes y arengas de desafío, estará atento para que jamás se concrete aquel alerta, contenido en su canción “Sangueo para el regreso”: “Dicen que Bolívar trae/furia y coraje por dentro/al ver que nos han quitado/lo que él dejó siendo nuestro/dicen que viene caliente/por nuestro comportamiento/al dejar caer su espada/y también su pensamiento”. Venezuela seguirá siendo libre y soberana..!
En esas trincheras de lucha, estaría Alí Primera como un primer soldado. Más allá de su temprana partida, su nombre sigue siendo inseparable de la autodeterminación de los pueblos y de la defensa de la Soberanía Nacional, no sólo por lo expresado en su creación musical, sino también por lo ejecutado con su conducta de revolucionario pleno, convencido e identificado con todos los problemas y angustias de la Patria. Sería una grosera violación de la verdad histórica, pretender ubicarlo –como sueñan algunos pocos- en una posición diferente a su irreductible fervor patriótico, por la defensa de la Integridad y la Paz de su añorada Patria Bonita que tanto soñó.
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