Disparen primero y averigüen después.

José Cedeño
Nos enfrentamos con la historia que no hay forma de evadirla y sin importar las causas esa fue la orden del supuesto Padre de la Democracia Rómulo Betancourt y cumplida al pie de la letra por su Ministro de Interiores Carlos Andrés Pérez, eso produjo muertes sumariales, desapariciones se habla de cientos de muertos y salieron baratos en cuando a números estoy siendo conservador, nunca sabremos la cifra exacta, esa es la doctrina de la escuela de las américas; se presume culpable hasta que se demuestre lo contrario, la hipocresía en su máxima expresión en sus legislaturas se expresa lo siguiente: Se presume inocente hasta que se demuestre lo contrario.
La presunción de inocencia es el pilar fundamental de los pueblos civilizados, permítanme usar una frase coloquial mejicana, eso me vale madre muy común en México que significa que a la persona no le importa algo o que le tiene desinterés o indiferencia.
En recientes declaración del Secretario de Estado de EE UU Marco Rubio dijo entre otras palabras me vale madre lo que diga la ONU haciendo referencia a Venezuela como un narco-estado y observamos el show montado con respecto a la embarcación cargada de droga destruida se presume por un misil de la cual se ha hablado mucho en el supuesto negado que sea verdad tal acción ya que no se presentó ningún tipo de pruebas, pero dando el beneficio de la duda que sea cierta la información aunque parece más a propaganda de guerra; resulta sumamente peligroso ese mal ejemplo que en alta mar, disparo mi armamento de guerra contra un peñero, canoa o cayuco como mejor desee llamarlo, la legislación de ellos mismo prohíbe este acto criminal ¿dónde queda la presunción de inocencia? Betancourt sí que entendió esta doctrina y la resumió en una frase: “Disparen primero y averigüen después”. Eso no es nuevo esa ha sido siempre el comportamiento de un imperio que oculta sus verdaderas intenciones con un velo de democracia, derechos humanos y lucha contra las drogas.
Premisas como ataque preventivo, donde se juzga el color de la piel, creencias religiosas y hasta si poseas un tatuaje es una sociedad enferma donde los tiroteos en las escuelas son el diario vivir, donde se etiqueta y califica porque no eres igual a mí.
Pero de esto que pasa, siempre se saca una buena lección y muestra el verdadero rostro del odio y la maldad, recordando las palabras de la camarada Tania Díaz en su programa Sin Truco ni Maña: “El venezolano no se aburre, porque termina una lucha y enseguida viene otra”.
Compatriotas no podemos cambiar la dirección del viento, pero si podemos ajustar nuestro velas, estamos aprendiendo capacidad de adaptación…
Venceremos
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