El Universitario, solera deportiva e histórica
25 de noviembre: De cumpleaños el majestuoso estadio caraqueño
Luis Carlucho Martín
Las efemérides deportivas de este glorioso país indican que cada 25 de noviembre se debe hacer referencia a la inauguración protocolar, y política, del majestuoso estadio Universitario de Caracas, donde se cumpliría unos días más tarde una gran gesta en el marco de la inauguración del torneo de beisbol de la III edición de los Juegos Bolivarianos de 1951.
Aun con el ambiente enrarecido por el magnicidio de Carlos Delgado Chalbaud el 13 de noviembre un año atrás, el civil Germán Suárez Flamerich, líder de la Junta de Gobierno en compañía de sus contertulios del poder, Luis Llovera Páez y Marcos Pérez Jiménez, declaró formalmente inaugurada esa maravilla arquitectónica producto del ingenio de don Carlos Raúl Villanueva, creador de toda la Ciudad Universitaria, que 50 años más tarde fue declarada Patrimonio Arquitectónico de la Humanidad por la Unesco, el 2 de diciembre de 2001.
Bien por el deporte
“Superado el grave suceso gracias a la serena conducta gubernamental y al unánime repudio colectivo, la Nación restableció el ritmo de su actividad sin dar señales de desaliento y sin que en su seno encontraran eco la prédica pesimista ni los vanos intentos de los especuladores de la adversidad”, había dicho Suárez Flamerich en su discurso de inicio de tan variopinto año; palabras de mayor resonancia que la reiterativa verborrea inaugural de aquel 25 de noviembre, en el que además de estrenar el estadio Universitario, veían luz el Olímpico, el Gimnasio Techado –La Cachucha, en clara alusión a su forma y al poderío militar de la época– y el Velódromo Teo Capriles de La Vega. Bien por el deporte.
No obstante, faltaban algunos detalles de orden logístico, que fueron corregidos y llegaron a feliz término, sin derecho a pataleo ni retraso posible, para inaugurar los Juegos Deportivos Bolivarianos.
La ceremonia inaugural fue puntual según lo pautado: El 5 de diciembre de 1951, en el estadio Olímpico (fútbol) –hermano de nacimiento del Universitario (beisbol)– se dio la bienvenida a las delegaciones de Perú, Panamá, Colombia, Ecuador y Bolivia. La llama olímpica debió encenderse en el moderno pebetero creado por el escultor capitalino, Alejandro Colina, la original María Lionza, enclavada entre ambos escenarios en una Caracas con las autopistas en plena construcción. Luego sería mudada al sitio en el cual logró veneración y hasta una famosa pieza de salsa. Hoy reposa en Yaracuy, tierra originaria de su leyenda.
Varios ambientes
Las restricciones de la dictadura imperante producían un trago amargo que era amainado con cultura y deporte. Por el mundo sonaban los nombres de, entre otros, Alfredo Sadel, del aun novillero César Girón y de Alfonso “Chico” Carrasquel, cuyo debut en el Juego de Estrellas de las Grandes Ligas de ese año –primer latinoamericano en concretar esa hazaña–, fue opacado por la lamentable noticia de la muerte de Oscar Calles, ídolo del boxeo criollo e internacional.
Esa madrugada del 10 de julio de 1951, en la arepera Día y Noche de la plaza Italia de la esquina Palo Grande de San Martín, según varias versiones, el púgil ofendió y golpeó a un comensal vecino suyo, mucho más alto que él, llamado Camilo Rosas, quien respondió con una certera herida causada con una navajita que penetró sus cortos 5 centímetros en el abdomen del boxeador, que, para entonces, según el ranking de la revista oficial The Ring, ocupaba la tercera casilla mundial. ¿Qué necesidad tenía Calles de pelear en la calle? Fue trasladado de emergencia al Puesto de Socorro de la esquina de Salas, donde de acuerdo con varios testigos, el dr de guardia de apellido Grüber no quiso atenderlo en el momento y falleció prácticamente de menguas.
También rondaban en el ambiente los nombres del peleador Víctor Adams, conocido como Sonny León, y del multiatleta zuliano pero residenciado en el Distrito Federal, Asnoldo Devonish, quien con sus hazañas en los campeonatos nacionales y regionales anunciaba la calidad que demostró un año más tarde en Helsinki con la primera medalla olímpica criolla, bronce, con su salto triple de 15 metros 52 centímetros.
Mientras, la gente comenzaba a quejarse de algún modo por el costo de la vida, ya que, según varios cronistas, el caraqueño común en 1947 con un fuerte y tres lochas (5,36 bolívares) podía comprar arroz, maíz, caraotas, harina y papelón, todo de a un kilogramo. Misma compra que cuatro años más tarde, costaría dos bolívares más. Una risa comparada con la mega hiperinflación actual.
Primer juego: casi perfecto
De nuevo en el estadio Universitario, el 12 de diciembre de 1951 la primera pelota lanzada en ese recinto, salió de las manos de Suárez Flamerich a manera de oficializar el play ball, donde el larense Blas Fernández casi logra juego perfecto ante la selección de Colombia en la inauguración del torneo de beisbol de esos Juegos Bolivarianos.
El hábil lanzador ponchó a nueve, no otorgó boletos, pero su defensa cometió tres pecados que le impidieron la perfección. No obstante, su debut bolivariano fue triunfo de 4-0 con no hit no run, con lo cual se vengaba Venezuela de sus vecinos neogranadinos quienes le habían arrebatado el oro de la pelota en la edición anterior de Lima 1948.
De ese modo pareciera un escenario predestinado para grandes momentos el estadio Universitario, porque ha albergado Series del Caribe, Juegos de exhibición de MLB, los Juegos Panamericanos de 1983, las interminables faenas de Caracas-Magallanes y los días de La Guerrilla de La Guaira, Derbys de jonrones, conciertos y hasta la triste despedida del gran Baudilio Díaz en 1990, quien por cierto hizo historia al recibir los lanzamientos de Urbano Lugo padre e hijo en los juegos sin hit ni carreras propinados a la novena guairista el 6 de enero de 1973 y el 24 de enero de 1987, respectivamente.
Lamentablemente el estadio Universitario, hasta hace poco, parecía no tener dolientes. Siempre bajo la administración de la Fundación UCV y sede de los equipos profesionales Caracas y La Guaira de la LVBP, debería ser un escenario reluciente como ha comenzado a parecer últimamente, porque se lo merece, ya que ha brindado a aquella y a esta Caracas momentos de gesta histórica deportiva. Feliz cumpleaños cada 25 de noviembre.
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