"Gracias a Dios y a mi Virgencita de Chiquinquirá, no dormimos en la casa cuando se cayó"

Medina contó cómo se desplomó su casa en el sector Raya Arriba de Mene Grande, municipio Baralt, el día del fuerte sismo que sacudió el occidente venezolano. “Ojalá el gobernador Caldera, el presidente Maduro o el alcalde Contreras me ayuden a recuperar mi casa”, dice entre lágrimas.

Por Dimas J. Medina

La primera noche de aquel alarmante miércoles, cuando la Madre Tierra gritó con fuerza, Angel Alberto Medina y su esposa, María Alexandra Figueroa Morillo, durmieron en su carro, estacionado en el frondoso patio de su residencia en el sector Raya Arriba de Mene Grande.

Sus tres hijos no los acompañaron. Tuvieron que ser trasladados a casa de su suegra, mientras ellos afrontaban con miedo e incertidumbre las consecuencias de ese estremecedor llamado de la naturaleza.

Esa misma noche, casi seis horas después del primer temblor, Angel y María presenciaron con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos cómo su casa se desplomaba por completo. "Se vino abajo como un manojo de naipes", recuerda Angel con dolor. Con la caída de su vivienda, también se desmoronaron su tranquilidad y muchos sueños construidos en ese humilde hogar.

Fue un momento aterrador y lleno de tristeza. En esa casa vivieron dulces y amargos momentos, recuerdos que ahora solo habitarán en su memoria.


"Dios es mi guía"

Tres días después de la preocupante jornada sísmica que sacudió la región zuliana, el joven trabajador petrolero se aferra más que nunca a su fe. Sobrevivió a 10 sismos y 21 réplicas registradas entre la tarde del miércoles y la madrugada del jueves.

Este viernes, Angel recibió la visita solidaria de su madre, Olga Rivero; su hermana, Eva María; sus primos, Ovidio Rosales y Leonel Ochoa; y su hijo Adriangel, quienes llegaron hasta lo que quedó de su casa.

Con la voz quebrada, Angel agradeció a Dios y a las autoridades que les ordenaron desalojar la vivienda tras el colapso parcial de una escalera y una pared, luego del primer sismo.

“Gracias a Dios y a mi Virgencita de Chiquinquirá, no dormimos en la casa”, dijo entre lágrimas frente a una comisión de los bomberos del municipio Baralt, liderada por la sargento mayor, licenciada Beatriz Guanipa, quien realizó las experticias en el lugar.


Esperanza entre escombros

El comandante del Cuerpo de Bomberos de Baralt, licenciado Viomar Montero, presentará en los próximos días un informe detallado sobre la destrucción de la vivienda de Angel Medina, tras los eventos sísmicos ocurridos en Mene Grande.

Angel, trabajador de la empresa petrolera Sosca —encargada de labores de prevención en el muelle de Bachaquero—, siguió las recomendaciones de seguridad y evacuó la vivienda a tiempo junto a su esposa.

“Por eso nos salvamos esa noche”, afirma, aún impactado.

Desde entonces, ha tenido que dormir en casa de sus padres, en el sector El Corozo, mientras que su esposa María se resguardó con los suyos en otro sector de Mene Grande.

Medina se siente devastado. No es fácil quedar en la calle de un día para otro con toda una familia. Sin embargo, no pierde las esperanzas ni las ganas de luchar para reconstruir lo perdido.


Un llamado a las autoridades

Angel hace un clamoroso llamado a los tres niveles de gobierno: al presidente Nicolás Maduro, al gobernador del Zulia, Ing. Luis Caldera, y al alcalde del municipio Baralt, Samuel Contreras:

“Ojalá el gobernador Caldera, el presidente Maduro o el alcalde Contreras me ayuden a recuperar mi casa”, expresa con el corazón en la mano.


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