De Juanbimba a Pablo Pueblo
6 de agosto, además de ser el día de la Batalla Silenciosa o Batalla de Junín (1824), clave para la libertad subcontinental, se celebra también el aniversario de Don Andrés Eloy Blanco (1896). Vaya en su honor esta crónica que hace mención de "Juambimba", un personaje popularizado, entre otros, por el poeta, político y humorista cumanés...
Luis Carlucho Martín
En cada barrio hay un loco, en el de Rubén Blades se llama Sebastián, en el nuestro se llama Juan Bimba; remoquete de un orate que, según cuentos costumbristas, vivió en Cumaná en 1853.
Lo cierto es que Juambimba se volvió un personaje indispensable en la creación de reconocidos letrados como Juan Vicente González, quien lo asocia con tontos o mentecatos; o el mismísimo Andrés Eloy Blanco, quien desde su faceta humorística, desplegada en la revista Fantoches por allá por 1930, le da connotación de gente de pueblo con su creación “Juanbimbada”.
Por eso, Juan Bimba, Juan Bimbas o Juanbimba, es el pueblo mismo, que sin acceso a las instancias de toma de decisiones, padeció, y aún padece la cotidianidad --eso que los tecnócratas desde sus bufetes con aire acondicionado llaman la dinámica-- del acontecer social, político y económico; y aunque la historia se escribe día a día, hasta ahora es el que inexorablemente se lleva la peor parte.
"Medo", como firmaba el dibujante Mariano Medina Febres --también médico y diplomático--, es el padre de la famosa caricatura publicada en 1936 en "La Caricatura del día", del diario caraqueño "Ahora". Desde entonces el personaje es reconocido con franela, pantalón enrollado a la rodilla, alpargatas y sombrero de cogollo.
Luego, el osado humorista Leoncio Martínez, "Leo", desde su crítica perspectiva crea a "Juan de Caracas", con ciertas connotaciones citadinas.
Más tarde, los adecos usan al personaje como emblema del partido blanco --para venderse como populares-- de cara a las elecciones de 1963. A ellos se les dio su objetivo político, con el que reafirmaron la condición de pendejo del gran Juanbimba, que ejerció su derecho al voto a manera de “vos, primo”, de “hijuerdiablo”, de “guaro”, de “manífico”, y desde todas las particularidades y características de cada región, con la esperanza de mejorar.
Por eso, Juambimba no es de Cumaná, tampoco de Caracas. Es de toda Venezuela. Porque, gracias al ingenio de eruditos como Andrés Eloy Blanco y otros tantos, desde el siglo pasado ha representado al hombre rural y humilde que migró a las grandes capitales en busca de mejor calidad de vida.
Hoy Juambimba anda por ahí, con su computadora, con su tablet y su celular --si lo permite el hampa--, con corbata o no, sometido a un mísero sueldo --si consigue empleo--, a una pensión o a un bono --si es que le llega por la plataforma--, y bajo el yugo de la burocracia, la hiperinflación, la anarquía y los suprabachaqueros, observa cómo se le esfuman sus esperanzas.
Por eso, “hace del hambre una almohada y se acuesta triste de alma” y, al igual que Pablo Pueblo, sigue "votando en las elecciones pa' después comerse un clavo", buscando objetivos en las nubes, y desde su henchido corazón persigue sueños y un mejor futuro desde la incertidumbre del presente..."y como no hay pa' pagar la cuenta, pues veremos qué se inventa"...
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