El Rey Desnudo y los Muertos Sin Cruz: Crónica de una Sentencia Sin Jueces

No hay tiranía más grande que la que se ejerce a nombre de la libertad.” RÓMULO GALLEGOS

El Rey Desnudo y los Muertos Sin Cruz: Crónica de una Sentencia Sin Jueces

Luis Semprún Jurado

Me encontraba leyendo la prensa en nuestro rincón de siempre, cuando Anacleto entró con el ceño fruncido y el verbo afilado. Todos sabíamos que cuando Anacleto entraba con ese andar pausado y esa libreta bajo el brazo, la tarde se llenaría de verdades incómodas y preguntas que duelen más que las balas. «¿Ya lo vieron?» comenzó sin preámbulos, desplegando el diario sobre la mesa de madera gastada. «¿Ya vieron lo último de  la naranja podrida?» repitió,  «La naranja podrida volvió a tirar la piedra y esconder la mano. Pero esta vez, la mano le quedó manchada de salitre y sangre.»

Sus palabras cortaron el aire como cuchillo. En la mesa de la esquina, la profesora levantó la vista sobre su libro de Galeano. En otra, el viejo periodista dejó de escribir en su libreta de tapas negras. Hasta el coronel retirado, siempre enfundado en su dignidad militar, apretó los puños sobre el periódico, «Tres hombres muertos en aguas internacionales.» continuó Anacleto—. «Tres historias truncadas, tres familias destrozadas. ¿Sus nombres?... no importan para el imperio; ¿sus rostros?... menos; ¿las pruebas?... sobran; pero solo en la boca de quienes dispararon primero y preguntaron después.» Anacleto tomó un sorbo de su café negro, sin azúcar, como sus verdades. «Ahora…Petro es "narco", Maduro es "capo", y los lancheros... "terroristas". Todo cabe en un tuit. Todo cabe en una mentira bien contada cuando los medios repiten como loros amaestrados. Sin juicio., sin pruebas y sin vergüenza. "Acción cinética contra narcoterroristas".» Anacleto imitó con sarcasmo la voz de un presentador de televisión. «¡Qué bonito nombre para un asesinato!», sacó su libreta, la colocó sobre la mesa y continuó: «Trump se cree un rey que tiene el dedo que sentencia. Trump no acusa, sentencia. Tres hombres muertos en aguas internacionales. Colombia exige explicaciones. Petro exige justicia. Trump responde con insultos. ‘Narco líder’, lo llama. ¿Dónde está el juicio justo? ¿Dónde la evidencia? ¿Dónde la Constitución que exige proceso y defensa? En el altar de la propaganda, todo se quema. Maquiavelo decía que un príncipe gana estima con grandes empresas. Trump lo tomó al pie de la letra: cada tuit suyo es una cruzada, cada mentira una empresa gloriosa.» El viejo periodista, intervino con su voz ronca de quien ha visto demasiado: «Lo del Cartel de los Soles es un cuento viejo. Lo reciclan cada vez que necesitan justificar una barbaridad. Hasta Jordan Goudreau, el ex-marine que comandó la fallida Operación Gedeón, contó cómo la CIA lo inventó en los noventa. Ahora duplicaron la recompensa por Maduro: cincuenta millones. ¿Pruebas? Cero. ¿Juicio? Nunca lo hubo.» La profesora, sin levantar la vista, murmuró: «Y mientras tanto, los medios repiten como loros. “Acción cinética contra narcoterroristas”. Anacleto bebió algo de su café, encendió un cigarrillo y agregó a ese comentario de la profesora: ¿Quién lo verificó? Nadie. ¿Quién lo repitió? Todos. Balzac lo escribió con precisión de cirujano: “La mentira es el recurso de quienes no tienen nada más que ofrecer”. Y aquí, camaritas, hay quienes ya agotaron la verdad y se abastecen de propaganda. Los muertos que ellos olvidaron, nosotros los nombramos, los que callaron, hoy hablan por nosotros, no se levantan con rabia, sino con verdad, no con venganza, sino con justicia...que la historia no la escriban solo los verdugos... también la escriben los pueblos.» Anacleto lo miró fijamente y con conocimiento de causa soltó: «El espejo roto del siglo XXI no refleja la verdad. Refleja el rostro del que grita más fuerte. Y ese rostro, maquillado de bronceado y soberbia, es el de un hombre que se cree inmortal, infalible, impune, ese que no necesita pruebas, ese al que le basta con el aplauso. Y si no hay aplauso, lo fabrica. Orwell sabía de estos farsantes: el poder no es un medio, es el fin. Y el orangután naranja no busca gobernar, busca perpetuarse.» El pichón de periodista levantó la vista y comentó: «¡Los muertos sin nombre! ¿Y los lancheros?... ¿Quiénes eran? ¿Dónde están sus nombres? ¿Sus familias? ¿Sus historias?  No hubo identificación pública. No hubo proceso judicial. No hubo defensa. Solo hubo muerte y propaganda.» indignado continuó  «El presidente estadounidense se atribuyó personalmente la orden de ataque. La legalidad de la operación fue cuestionada por juristas y congresistas, pero la maquinaria mediática la celebró como “defensa nacional”. Y ha quedado como si no hubiera ocurrido. ¿Tendrán el valor de llevarlo a la CIJ?» Anacleto respondió: «Los muertos no hablan. Y los vivos que los conocieron, tampoco. Porque en el imperio, la verdad es un lujo que no se permite a los pobres. Por eso, el “narciso” ataca a Petro y a Maduro.» La profesora leyó en voz alta: «¡Purga militar! Destituido el General Charles Q. Brown por negarse a participar en operaciones encubiertas’. También cayeron Lisa Franchetti y el director de inteligencia. ¿Su crimen? poner la Constitución por delante de la obediencia ciega y no obedecer órdenes que olían a pólvora y petróleo. La purga militar fue acompañada por una campaña judicial contra ex-funcionarios, periodistas y activistas. La Primera Enmienda, que garantiza la libertad de expresión,  parece haber sido sustituida por el dogma del silencio.» Anacleto asintió gravemente: «Maquiavelo escribió que el príncipe debe parecer piadoso, pero actuar con la ferocidad del lobo. Trump lo leyó al revés: actúa con toda la fiereza, pero ni se molesta en parecer piadoso. A los generales incómodos los purgan, a los jueces independientes los amenazan, a los periodistas críticos los persiguen, » El coronel retirado, con su voz de mando que nunca perdió, agregó: «En mis tiempos, la cadena de mando se respetaba. Hoy es un títere del capricho presidencial. Brown, Franchetti... los que no se arrodillaron, volaron. Ahora el Pentágono es un coro de aplaudidores.» Anacleto encendió un cigarrillo, inhaló y exhaló el humo y comentó: «La Primera Enmienda garantiza la libertad de expresión. Pero eso es para los libros de texto. En la práctica, Trump ha convertido la justicia en un espectáculo: acusa sin pruebas, despide sin causa e indulta sin arrepentimiento. La democracia estadounidense, otrora modelo de equilibrio institucional, parece tambalearse ante el culto a la personalidad. La Constitución, que exige juicio justo, ha sido reemplazada por la lógica del espectáculo» El coronel retirado sacó una lista en la que se leía: “Los indultos como medallas”, y comenzó a leer: «Jacob Chansley, Richard Barnett, Stewart Rhodes, Enrique Tarrio… y unos mil más. Todos indultados. Todos culpables confesos. Todos premiados. ¿No y que iba a acabar con los delincuentes?» El pichón de periodista intervino. «Todos con su medallita de "lealtad al rey". El perdón presidencial convertido en moneda de cambio. El sueño americano, ahora pesadilla autoritaria.» Anacleto exhaló una bocanada de humo: «Orwell ya lo advirtió: el poder no es un medio, es un fin. Y este hombre, que se cree rey, juez y verdugo, no gobierna: interpreta, actúa. Su teatro es la impunidad, su público un país adormecido, su escenario el mundo entero.» soltó una de sus famosas carcajadas y gruñó: «Los indultos no fueron actos de clemencia; fueron medallas, premios a la lealtad, certificados de fanatismo. El mensaje fue claro: si luchas por mí, te salvo. Si dudas de mí, te entierro. Los yanquis parecen dispuestos a ignorar la realidad. Justifican la deshonestidad como precio por la “grandeza”; aplauden la guerra como defensa y celebran el indulto como redención. ¿Han analizado las mutaciones de condenas a los MAGAs? ¿Han leído las confesiones de los indultados? Trump, condenado por fraude, acusado de obstrucción y señalado por abuso de poder, y de delitos sexuales, se presenta como salvador… con 34 condenas sobre el lomo y unas cuantas congeladas,. Pero su evangelio es el del narcisismo, la mentira y la guerra.» La estudiante de sociología levantó unas imágenes y dijo«2.700 marchas, 7 millones de personas, desde Harlem hasta Helsinki, desde Los Ángeles hasta Lagos. ¿La consigna?: “No Kings”, no queremos reyes. La protesta, la más grande desde la Guerra de Vietnam, denunció el “deslizamiento hacia el autoritarismo” y exigió respeto por la Constitución. Desde Nueva York hasta Boise, desde Chicago hasta San Francisco, los manifestantes gritaron: “No queremos reyes. Queremos justicia”. La senadora Elizabeth Warren lo dijo claro: “Trump quiere ponerse una corona brillante y fingir que es un monarca. Pero no lo es: es un bully de pacotilla.» La profesora sonrió, se levantó como para dar un discurso y aseveró: «Y aun así, los noticieros hablan de “desórdenes”. No de democracia.» Anacleto sonrió por primera vez en la tarde: «La democracia no es un show, la justicia no es un tuit, la verdad no se decreta, el pueblo no quiere reyes... el pueblo quiere justicia. Trump no gobierna, predica. Su evangelio es el del ego, su doctrina es la del miedo y su liturgia es la mentira.» «Hay algo que el rey naranja no calculó» reflexionó Anacleto, mirando fijamente su taza de café. «Que los pueblos tienen memoria. Que los muertos, aunque no hablen, pesan, y que El Bohemio, como la historia, no perdona ni olvida.» «Prefiero morir como persona honorable en mi tierra» citó Anacleto al portavoz de Jabal al-Baba «que entregarla a colonos y ocupantes. Eso vale para Palestina, para Colombia, para cualquier rincón del mundo donde la dignidad se niega a morir.» Anacleto trató de hacer aros con el humo que exhalaba  y soltó «Despierta América, no te dejes robar la democracia; no te dejes seducir por el brillo de la corona; no te dejes engañar por el verbo del verdugo. ¿Cómo es eso de que Petro es un ‘narco, Maduro un ‘capo’, los muertos ‘terroristas’, los jueces ‘enemigos del pueblo’, los periodistas ‘traidores’, los generales ‘cobardes’, y él, claro, él es el elegido, el mártir, el salvador, el ‘Felon Convicted’ que se cree redentor?» El coronel retirado cerró el periódico, la profe guardó su teléfono, el pichón de periodista guardó su libreta y Anacleto clavó la última estocada del día, apagando su cigarrillo lentamente: «Trump no acusa, sentencia. Pero el juicio que él niega a los demás, lo alcanzará y lo tendrá él. No en sus cortes, sino en las nuestras; no en sus medios, sino en nuestras calles, no en sus urnas amañadas, sino en nuestra memoria. Porque la historia no olvida… y El Bohemio tampoco. Como decía Benedetti: el olvido está lleno de memoria. Sí… la historia, tarde o temprano, siempre levanta a sus muertos.» El Bohemio quedó en silencio. Solo se escuchaba el leve crepitar del café en la máquina. Afuera la vida seguía como si nada.

Según informes del New York Times (2025, edición internacional) y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU(junio 2025), el incidente marítimo en el Caribe, descrito por el Pentágono como una “acción preventiva contra narcoterroristas”, sin evidencias públicas que sustentaran la versión, fue catalogado como "uso desproporcionado de la fuerza en aguas internacionales". El derecho internacional exige que toda operación militar en aguas neutrales debe ser notificada al Consejo de Seguridad de la ONU (Art. 51 de la Carta de la ONU). Ninguna notificación fue realizada previamente al operativo. La verdad es que fue un “ajusticiamiento criminal” bajo la narrativa del “narcoterrorismo” . Fuentes colombianas y  venezolanas denunciaron la falta de identificación de los fallecidos, y Human Rights Watch solicitó una investigación independiente sobre el uso de fuerza letal en aguas internacionales. (NYT, 17 abril 2025; HRW Informe Semestral, junio 2025; BBC Mundo, “El silencio sobre los muertos del Caribe”). Recordemos el caso "Rainbow Warrior" (1985) cuando Francia hundió el barco de Greenpeace en aguas de Nueva Zelanda, la presión internacional forzó al gobierno francés a reconocer su responsabilidad, pagar indemnizaciones y sancionar a los responsables. El caso sentó un precedente sobre la ilegalidad de las operaciones encubiertas en aguas internacionales. ¿Se hará lo mismo en este caso? ¿o se le otorgará impunidad a EEUU por el asesinato?

Documentos filtrados por el “Congressional Research Service” ((CRS Report R47809, 2025) revelaron que las destituciones de los altos mandos —Charles Q. Brown, Lisa Franchetti y el director de inteligencia nacional— fueron consecuencia de desacuerdos con la Casa Blanca sobre operaciones sin aprobación del Congreso, es decir: purga militar y erosión constitucional. Las destituciones de los altos mandos militares representan la mayor interferencia presidencial en la cadena de mando desde la era Nixon. La Ley de Posiciones Comunes (U.S. Code § 154) exige consultar al Congreso para operaciones militares prolongadas, requisito que fue sistemáticamente ignorado. (CRS Report R47809 2025). Según Foreign Affairs, “The Imperial Presidency Reborn”, mayo 2025. La Ley de Posiciones Comunes (U.S. Code § 154) exige consultar al Congreso para operaciones militares prolongadas, requisito que fue sistemáticamente ignorado. Cuando Nixon despidió al fiscal especial Archibald Cox durante el escándalo Watergate, desató una crisis constitucional que aceleró su caída. Las purgas actuales siguen un patrón similar, pero con un control más férreo sobre los medios de comunicación.

El Washington Post documentó que más de mil indultos fueron otorgados por Trump a simpatizantes del asalto al Capitolio. No fueron exactamente “perdones” sino premios al culto a la personalidad de Trump. El Centro Brennan para la Justicia (Brennan Center for Justice) advirtió que el abuso del poder de perdón presidencial “transforma la clemencia en herramienta de impunidad”. El movimiento #NoKings, (No Reyes), surgido tras los indultos, fue registrado por el Pew Research Center como el mayor fenómeno cívico de protesta constitucional desde 1970. La tradición de resistencia anti-monárquica en Estados Unidos se remonta a la Guerra de Independencia. Las protestas actuales recuperan este espíritu fundacional, denunciando que la concentración de poder en la figura presidencial traiciona los principios de la Revolución Americana. (Washington Post, 8 junio 2025; Brennan Center, Executive Power & Accountability (2025); Pew Research, American Civic Movements 2025 Report.)

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