Hace 60 años presidente Leoni inauguró la Intercomunal Cabimas-Lagunillas
La construcción de esta importante arteria vial se inició el mismo día cuando fue inaugurado el puente sobre el Lago de Maracaibo "General en Jefe Rafael Urdaneta", el 24 de agosto de 1962, cuando el entonces presidente de la república, Rómulo Betancourt, acudió al sector R-10 para colocar la primera piedra de lo que posteriormente sería la construcción de esta avenida.
Buenos Aires (Dimas J. Medina) Un día como hoy lunes 20 de octubre, pero de 1965, el entonces presidente de la república, Raúl Leoni, inauguró desde el barrio R-10, la avenida intercomunal Cabimas-Lagunillas.
La construcción de esta importante arteria vial se inició el mismo día cuando fue inaugurado el puente sobre el Lago de Maracaibo "General en Jefe Rafael Urdaneta", el 24 de agosto de 1962, cuando el entonces presidente de la república, Rómulo Betancourt, acudió al sector R-10 para colocar la primera piedra de lo que posteriormente sería la construcción de esta avenida.
La avenida inter-comunal Cabimas-Lagunillas fue construida por Creole Petroleum Corporation entre agosto de 1962 y octubre de 1965. Tuvo un costo aproximado a los 24 millones de bolívares de la época.
Los actos protocolares y el respectivo corte de cinta se llevaron a cabo en el sector R-10, donde el mandatario nacional presentó al país, a aquella arterial vial como una moderna infraestructura plana, asfaltada y demarcada en sus canales de circulación con un hombrillo para estacionar en casos de emergencia.
La obra consta de cuatro pistas de circulación -dos en cada sentido- de 3,65 metros de ancho cada una, una isla central original cuya anchura oscila entre los 4,85 metros y los 60 centímetros, y hombrillos de 2,40 metros.
A lo largo de la extensión de la inter-comunal se removieron 160 mil metros cúbicos de terreno inestable, se hicieron rellenos seleccionados por un volumen de 400 metros cúbicos, se usaron 100 mil metros cúbicos de piedra suelta para la base del macadam de 13 centímetros de espesor, y se utilizaron 110 mil toneladas de concreto asfáltico para hacer una capa de diez centímetros de espesor. Para construir el drenaje se tendieron ocho kilómetros de alcantarillas metálicas.
La construcción de la carretera Lagunillas-Cabimas, dijo Harry A. Jarvis, entonces presidente de Creole, en sus palabras del día en que se dio inicio a los trabajos, fue decidida en forma espontánea por la empresa, al igual que tantas otras iniciativas anteriores que no estaban incluidas en sus obligaciones legales o contractuales y algunas, inclusive, de ninguna o remota relación con sus actividades e intereses petroleros.
Años dorados
En 1981, dieciséis años después de la puesta en funcionamiento de la avenida, Lagoven, filial de Petróleos de Venezuela, en conjunto con el Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC), le dio otro envión al mejoramiento de la obra, al construir una isla elevada y el alumbrado a todo lo largo de su extensión, con el propósito de evitar accidentes vehiculares y arrollamientos que se presentaban en la vía, por exceso de velocidad de los automotores y descuido de los peatones.
La isla elevada de la inter-comunal está formada por placas de concreto armado de alta resistencia de dos metros de longitud y 55 centímetros de alto cada una. Para construir la isla se utilizaron 24 mil 500 de estas placas.
Para la iluminación de la inter-comunal se escogió el sistema de postes de doble brazo sobre la isla central. Se utilizaron mil 200 luminarias de 250 vatios.
Antes de que surgiera la crisis en el sector eléctrico de todo el país, aquellas luminarias tenían una duración promedio de 20 mil horas, lo que reducía para entonces, al mínimo, el mantenimiento requerido.
La iluminación se alimentaba de 27 circuitos que suministran la energía eléctrica en caso de fallas locales. Debido a la alta eficiencia de aquellas luminarias, el consumo de energía que la iluminación de la avenida requería para entonces era de sólo 400 kilovatios, equivalente al consumo eléctrico de un centro comercial de mediano tamaño. Lamentablemente hoy la realidad es otra.
Las urnitas
Antes de que se iniciaran los trabajos de refacción de la avenida, fue común escuchar entre los habitantes del sector R-10, una especie de maldición contra la original isla de la autopista, compuesta por pequeñas bases de concretos, colocadas de manera diagonal, que para muchos asemejaban unas diminutas urnas, los cuales fomentaron una maligna creencia: “Esas urnitas trajeron muchas muertes con los accidentes viales”.
Aquellas horribles bases, a decir de los habitantes, también simbolizaron miedo para quienes diariamente cruzaban la avenida de un lado a otro.
Los temores condujeron a los habitantes a la creación de una cruzada religiosa, que permitió como inexorable excusa, la inmediata modificación de aquella extraña y maldiciente isla, como drástica medida para la reducción de accidentes viales y peatonales para la época.
Por eso, en 1981 se cambiaron las “urnitas” de la autopista por una isla elevada, formada por placas de concreto armado de 2 metros de longitud y 55 centímetros de alto.
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