Incongruencias del vulnerado periodismo deportivo

El pasado fin de semana se dio la muy anunciada y promocionada final del máster 60 de baloncesto y hubo apenas un par de representantes de medios de comunicación.

Incongruencias del vulnerado periodismo deportivo
Incongruencias del vulnerado periodismo deportivo

ILuis Carlucho Martín

El periodismo deportivo venezolano, vilipendiado, vulnerado, diezmado, atacado sin piedad, desde redes sociales, a través de supuestos influencers y youtubers –auto considerados los más calificados de los medios modernos y no son más que bucaneros del lenguaje y del deporte– cada vez se debilita más en sí mismo, se exige menos, se descuida, deja brechas y pareciera no importarle la actual invasión de esos inescrupulosos manejadores de micrófonos y luces que cantan play ball en sus incomprensibles shows repletos de lugares comunes y de intereses crematísticos y otras prebendas.

Es por ello que –contradictoriamente– hoy no cabe un alma cuando de cobertura periodística deportiva se refiere. Todos alzan la mano. Sin que nadie los paute llegan a los sitios. Ah, siempre y cuando esos eventos sean patrocinados por grandes e importantes marcas que entreguen souvenirs y dejen claros beneficios a quienes, de manera lisonjera, les explayen líneas o minutos de sus podcats… Dejando de lado uno de los principios básicos del deporte en sí: jugar limpio.

Creen –estos criminales del lenguaje y de las normas del deporte y de la ética– que, por tratarse de deporte, el asunto debe ser tratado “deportivamente”. Porque el término “deportivo” representa algo menor, sin importancia, sin preponderancia. Es algo así como lo que sucede con nuestros músicos. “¿Qué haces tú, a qué te dedicas?”. “Soy deportista” o “Soy músico”.  “Ahhhh, eres deportista”. O “Ahhhh, eres músico”. Responden con dejos de menosprecio… y agregan: “Yo pensé que eras ingeniero o médico…” o lo que sea. Jajaja.

Tristemente, mucho tiene que ver la falta de cultura general y de cultura deportiva específicamente. El periodismo deportivo, si no el que más, debe figurar entre los de mayor exigencia y especialización en la gama comunicacional –tanto como el económico–, porque tiene un lenguaje propio, un modo, unas reglas. Cada disciplina deportiva tiene su propia ley y su comportamiento. Imagínense a los atletas y sus procesos de formación, de preparación pre y post competitiva, sus dietas, sus restricciones y sus ventajas desde la salud inherente a su cotidianidad. Todo eso es obviado cuando los inmisericordes piratas de los medios de la actualidad –reiteramos, autodenominados periodistas deportivos, youtubers e influencers– hacen mucha bulla obviando, además, el buen uso del lenguaje, porque creen que para darse a entender hay que confundir lo coloquial con lo vulgar y con el pésimo constructo del verbo, de nuestro rico y preciado idioma.

…Todos saben de Othani, todos hablan de Altuve, todos esperan la LVBP para colearse al Universitario y salir en las entrevistas, ellos más que los atletas. Derrochan alabanzas ante las federaciones, federativos y otros jerarcas que aseguran viajes y otros beneficios. Pretenden marcar más goles que Salo o Arangol en su momento. Hasta promocionan aviones como si en sus manuales de complacencia hubiesen adquirido conocimientos de navegación aérea olvidando que hay muchos cables y se pueden enredar. El sentido crítico murió. No existe. Y quien tan siquiera lo asome es condenado y execrado. Hay que mantenerse entre las imaginarias líneas que impone un bozal de arepa o de quién sabe qué otra cosa. Focas de la comunicación que aplauden a ciegas y con oídos sordos a tipos que quiebran equipos y nadie los sanciona, a dirigentes que se endeudan con jugadores y con estructuras organizativas, adulan a jefes que objetivamente no suman ni un logro, aunque desde la pantalla chica se les magnifica… y de paso son adalides de la imposición de apodos, frases estólidas, expresiones vacías y prefabricadas. La estupidez, a pesar de ser libre, es una de las maneras más evidentes de agresividad, porque en sí misma representa eso, ataque, irracional animadversión, negatividad, violencia.

Sin atender a los patrones mínimos de la ética, actúan con desparpajo y con desprecio, sobre todo al pasado, ese que hay que estudiar y conocer, pero da flojera. Ese que no da dinero, ni prestigio, pero que es historia.

Si anunciamos que mañana llegan al país tales o cuales boxeadores, peloteros, futbolistas o atletas de x disciplina patrocinados por x marca, el salón de llena.

El planteamiento es: Si reunimos en un evento a Paco Diez, Jesús “Moñito” Contreras, Néstor “Mama Osa” Salazar, Gustavo Maza, Nelson Pérez, Martín Escobar, Luis "Kunda" Tovar, Róger Díaz, Albanis Carrasquel, Santos Echenique, Gilberto Monzón, Argenis Sanoja, los héroes de Portland, Melquíades Jaramillo y Víctor David Díaz, Tomás Morris, Edgar Flores, Manolo Méndez, Pedrito Rojas, Chelí Ramos, Ríchar Useche, Lenín García y el Dr Ricci Terán, entre otros, alguien puede sospechar que el baloncesto tiene algo interesante entre manos. Huele a basket y punto. El instinto periodístico indica, ordena, que hay que estar atento para cubrir el hecho.

Todos ellos, y más, estuvieron en la final del master 60 el pasado fin de semana en el 23 de Enero. Pero allí no hay viajes, ni viáticos, ni complacencias especiales. Les puedo asegurar que hubo más público que en la milmillonaria y promocionada Súper Liga Profesional o en cualquiera de los últimos eventos de Fevebasquet. Sólo un par de periodistas.

Ya el master 60 es una realidad. Sigue creciendo. Tiene, incluso, un seguro privado todos sus jugadores. Pronto facturará y generará dividendos. Ahí lloverán los advenedizos y avispados “especialistas” de los “medios de comunicación”. Qué triste realidad.

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