Luis Brito aprendió desde pequeño todos los trucos del basquetbol

El motor de la máster 35 y ahora Comisionado Técnico de la máster 60 sigue persiguiendo sueños tras un balón e invita a los de su edad a no retirarse.

Luis Brito aprendió desde pequeño todos los trucos del basquetbol
Luis Brito aprendió desde pequeño todos los trucos del basquetbol
Luis Brito aprendió desde pequeño todos los trucos del basquetbol

Luis Carlucho Martín

Luis Brito, multifuncional y polifacético del baloncesto, iniciador de la fiebre por la categoría máster 35 en Caracas en el primer quinquenio de los 2000, es un convencido de que no existen edades límites para su práctica y por eso invita a todos participar en ese movimiento deportivo que sirve para recrearse, competir e integrarse.

Así lo expresa al ser consultado desde su nueva función como Comisionado de la Liga Máster 60, que en la actualidad desarrolla su novena edición Copa 52 Aniversario del grupo social y deportivo MOSCA.

Hurgar en el historial deportivo de Luis Brito supone remontarse a su pubertad a inicios de los años 70, en el bloque 2 de Propatria –donde había llegado recién nacido procedente de su natal Güiria– para desarrollar sus primeros 33 años de vida entre baloncesto y salsa dura.

Se confiesa bailador salsero de los buenos, junto a su pana de infancia “El Negro” Alberto Jaén, con quien también dio sus primeros pasos en el baloncesto, con apenas 12 años de edad bajo la tutela del entrenador y abogado Fernando García en el equipo de la Casa Comunal de Propatria.

Valga decir que posteriormente a ese trabajo de semillero y categorías de iniciación, García fue el motor de la productiva Liga Metropolitana de Caracas –lamentablemente desaparecida– génesis de grandes campeones que luego hicieron vida en la Liga Profesional y en la Liga Nacional.

Brito agradece a su DT Fernando García haberle “enseñado todos los trucos del basquetbol” –como dice Rubén Blades en “Nació Varón”– y haberlo involucrado en otras facetas del juego. “No solo jugaba. Además, aprendí aspectos técnicos, arbitraje y anotación, porque él organizaba cursos y talleres formativos. Allí aprendimos mucho de lo que hoy somos”, dice en franco reconocimiento.

Su formación basquetera, en la que perseguía sueños tras los rebotes de un balón inspirado por su ídolo Kareem Abdul Yabar, la compartió con estudios –no culminados– en el liceo Antonio José de Sucre de Los Magallanes de Catia, parroquia de enjundia deportiva y rumbera, plus de estímulos para Brito.

Cargados de humor brotan los recuerdos de esos días en los que debía embalarse para “salir pirao” y huir de la recluta. Así evadió el servicio militar obligatorio. Muchas risas interrumpen su relato para reconocer que aquellas carreras salvadoras, en raudo sprint, servían como parte del entrenamiento. “El que no corría caía y viajaba directo a Conejo Blanco”.

Las necesidades propias de un hogar humilde, lo obligaron a buscar trabajo para compensar los ingresos de su querida madre Doña Luisa. Es así como Brito inicia –aún menor de edad– como mensajero en una óptica; luego pasa a los almacenes de Beco y de allí –ya con 18 años– comienza como mensajero en la UCV.

Cestas policiales

La escuela de la vida, los valores del hogar y del deporte fueron factores determinantes para culminar su bachillerato por parasistema y para una minuciosa decantación de su grupo social. Al final sumaba una docena de mejores amigos. “Los 12 apóstoles”, con los que inició carrera formativa en la academia de la Policía Metropolitana, gracias a un aviso que leyeron en Últimas Noticias.

Tanto huirle al ejército para, de igual manera, desarrollar su profesión en una institución uniformada, del orden público y de estricta disciplina. Allí descubrió su otra pasión. Hizo toda su carrera profesional hasta jubilarse, e incluso le sumó años posteriores a su retiro por requerimiento institucional. Su hoja de servicio como funcionario fue complementada con el baloncesto: como jugador y como organizador de los más prestigiosos torneos en el club de la Cota 905, en el cual fungió como jefe de deportes desde 2004.

“Allí le dimos vida a la categoría máster 35 a partir de 2005. Era tanto la demanda de jugadores recién salidos de otras categorías que iniciamos el proyecto y pronto fue todo un éxito, no solo del baloncesto. También reactivamos el volibol femenino y la natación”, explicó.

De esos días recuerda con mucho orgullo los equipos Halcones de La Guaira y Egresados UCV –que aun comandan varias ligas–, y un poco más adelante surgieron las divisas Turiamo de la Cota 905 y Meditó de Caricuao. “¡Qué tiempos aquellos!”, evoca Brito, visiblemente emocionado.

Con tan dilatada trayectoria en pro del deporte, Luis Brito, a sus 66 años de vida hoy motoriza la Liga Máster 60, desde su función como Comisionado Técnico, aunque el año pasado jugó, –y bien bien– para el equipo de La Vega. Y jura que si nace la categoría Máster 65 vestirá algún uniforme que lo ponga nuevamente en acción. “Porque esto no se detiene. El que ha jugado sabe a qué me refiero. Por eso le hago un llamado a los que dicen que se retiraron, para que se animen y que se incorporen. La Máster 60 ya tiene 14 equipos y el año próximo serán más. Viva el Baloncesto Máster, en mayúsculas”, remató en clara señal de satisfacción.

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