Medvedev: El arte de desnudar la arrogancia de Washington

"La ventaja de ser inteligente es que se puede fingir ser imbécil, mientras que al revés es imposible". WOODY ALLEN

Medvedev: El arte de desnudar la arrogancia de Washington


Luis Semprún Jurado

El aire en El Bohemio olía a café recién colado y a la melancolía de un cigarrillo que acababa de apagarse. No era un día cualquiera. Había más gente que de costumbre: una mezcla de obreros con manos encallecidas, estudiantes con cuadernos bajo el brazo, militares retirados con cicatrices invisibles y comerciantes con la preocupación grabada en el rostro. Se habían congregado en torno a una mesa, y esperaban escuchar a Anacleto quien, con sus lentes de carey posados en la punta de la nariz, sorbía un último trago de su pocillo humeante. Se limpió los labios con su pañuelo a cuadros y, con una lentitud casi teatral, encendió un nuevo cigarrillo. «Camaritas», dijo con su tono de catedrático retirado y abogado del pueblo, «gracias por estar aquí... Hoy no voy a hablar de la inflación ni del último disparate de Trump. Voy a hablar de algo aún más delicado: de la ceguera estratégica yanqui… o como diría un ruso con lengua afilada, de la “torpeza imperial”. Hoy hablaremos del arte de equivocarse con arrogancia… y de un ruso que ha tenido la osadía de describirlo en diez puntos, ni uno más, ni uno menos.» Se refería a Dmitri Medvédev, ese burócrata ruso que, a su manera, tiene la virtud de llamar al pan, pan, y al vino, vino... aunque a veces lo aderece con su propio veneno político. Anacleto leyó cada uno de los puntos haciendo las reflexiones y comentarios pertinentes. Veamos: 1. Estados Unidos ha iniciado una nueva guerra. «Trump, el “pacificador” que iniciaguerras», dijo Anacleto con sarcasmo. «Medvédev denuncia que EEUU ha iniciado una nueva guerra bajo el liderazgo de un presidente que se vendía como el gran pacificador. Aquí no hay defensa preventiva, ni amenaza inminente. Es una demostración de poder
contra un país soberano.» El viejo coronel en la esquina asintió sin sonreír y agregó: «Vaya ironía: un pacificador con 34 condenas a cuestas y un arsenal en la retórica.» 2. El régimen iraní se ha fortalecido. «Les salió el tiro por la culata, ¿lo ven? Según el ruso, el bombardeo no debilitó al régimen iraní, lo reforzó. Como todo matón que agrede sin cálculo, Washington le regaló a Teherán la narrativa del enemigo externo: nada une más que una amenaza extranjera.» Anacleto bebió otro sorbo de su café y musitó: «los persas aprendieron de Churchill, pero Washington no aprendió de Vietnam.» 3. La infraestructura nuclear sufrió daños mínimos. «La información satelital difundida por medios independientes y grupos de verificación hablan de “daños mínimos o nulos” a instalaciones nucleares…», señaló Anacleto. «De acuerdo a Medvédev el objetivo principal, frenar el programa nuclear, fracasó. La infraestructura sigue intacta. Un fracaso
estratégico que revela torpeza, no cálculo. Como una pataleta de niño rico.» 4. El enriquecimiento continuará «Ahora el enriquecimiento nuclear tiene una coartada... Con el bombardeo, Irán puede reactivar su enriquecimiento de uranio con la aprobación interna de su población. No lo detuvieron, camaritas. Le dieron una coartada perfecta para acelerarlo. Es como regalarle dinamita al que ya tenía fósforos.» Anacleto inhaló y exhaló mientras observaba a un joven estudiante que tomaba notas frenéticamente. 5. Otros países podrían ofrecer armas nucleares a Irán «Apertura a nuevas alianzas nucleares…» dijo Anacleto preocupado. «Medvédev advierte que otros países podrían dotar a Irán de armas nucleares. Se expande el club atómico. ¿Ven la ironía? Trump ha logrado lo impensable: hacer popular la idea de un Irán nuclear. ¿Y quién pagará los platos rotos? Siempre el mismo: el pueblo, el joven que no quiere ser mártir, el estudiante
que solo quiere vivir. Pero esperen, la cosa se pone aún más interesante,» advirtió Anacleto algo tenso «porque en el próximo reside el verdadero peligro… es como echar gasolina sobre fuego y luego quejarse de las llamas. Se rompen las reglas, se ignora la diplomacia, y de repente, el club nuclear se expande como mancha de aceite.» 6. El pueblo iraní se ha unido en torno a su liderazgo «Posible respuesta contra aliados de EEUU… el ataque le ha dado munición al régimen para silenciar voces críticas internas. Y ojo,» continuó Anacleto, «Irán podría responder contra Israel o bases gringas en la región. ¿Disuasión? No, camaritas. Provocación, con peores consecuencias.» 7. La mayoría de los países condenan a EEUU e Israel. «¿Y la diplomacia?» preguntó la profesora «¡Ah, la diplomacia! Este punto nos lo aclara. Los otrora líderes del orden internacional ahora son parias diplomáticos. Y lo peor: ni siquiera les importa. Ahora el aislamiento es contra EEUU. La mayoría de los países condenaron el ataque. Ni siquiera los aliados tradicionales aplaudieron. Y así, el matón quedó solo en el recreo.» 8.Trump ha perdido toda opción al Nobel de la Paz. Anacleto ironizó: «Mi favorito, camaritas; adiós al Nobel… Medvedev lo dice con sorna: Trump ha perdido toda posibilidad de ser considerado para el Nobel de la Paz que tanto ambicionaba. Pero eso ya lo sabíamos… Hay que ser ciego, sordo y mudo para no ver que este hombre tiene más condenas que principios ¡Un detalle casi poético!» La sala se tensó. 9. EEUU se verá arrastrado a una operación terrestre. «Los puntos finales son el tiro de gracia,» murmuró Anacleto: «El miedo mayor es que este ataque derive en operaciones terrestres. Y eso nos mostraría las semillas de una tragedia mayor: más jóvenes mutilados, más madres llorando. Y todo por una guerra que ni es propia ni que el Congreso aprobó.»10. La ofensiva no ha logrado sus objetivos estratégicos. «En resumen» sentenció Anacleto, «Hubo un fracaso estratégico total… Como golpe de gracia no solo fracasaron: el bombardeo no logró su propósito, fortaleció al enemigo, y abrió un ciclo de represalias imprevisibles. Es un manual de cómo sembrar caos creyendo que se exporta democracia.»

Se hizo un silencio, denso como café de olla. «No se equivoquen, camaritas,» concluyó Anacleto, apagando el cigarro como quien cierra una oración. «Lo que hizo Washington no fue un error táctico: fue arrogancia imperial. Fue ignorancia envuelta en banderas. Fue la vieja receta de sangre para esconder el fracaso doméstico. Y Medvédev… bueno, él  solo nos recordó lo que fingimos no ver: que el elefante en la habitación ya no cabe por la puerta.» Anacleto se levantó para estirar sus piernas, como quien ya ha dicho todo. El café quedó en vilo, pero no vacío. Afuera, el mundo seguía igual. Adentro, la verdad, aunque incómoda, se había servido caliente. Muchas preguntas quedaron en el tintero… nadie se atrevía a hacerlas. El silencio que siguió no fue de vacío; fue de reflexión. Anacleto, con su verbo ácido, había cortado la hipocresía como un cuchillo. Se levantó  recogió su portafolio, y mientras apagaba el cigarrillo, murmuró: «En el gran teatro del poder, el guion ya está escrito. Solo cambian los bufones... y las excusas para la barbarie» y sentenció con amargura: «Esto no es política exterior, es diplomacia de cantina con botón nuclear. No es geoestrategia, es geotorpeza. Y lo más peligroso, camaritas, es que el mundo lo está permitiendo en silencio, como se permitieron otras locuras en otros siglos. La historia no se repite, se disfraza. Y el disfraz de hoy tiene nombre: ignorancia con poder.»

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