Los 91 del Hall de la Fama

El día en el que nuestro único inmortal en Cooperstown quedó impresionado por el nombre de un partido político de Barinas...

Los 91 del Hall de la Fama
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Los 91 del Hall de la Fama

Dimas Medina 

Neuquén

 El jueves 19 de abril de 1995, 10 días antes de cumplir sus 61 años de edad, nuestro único venezolano en el Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas, Luisito Aparicio viajó a Barinas para ofrecer varias clínicas de béisbol.

Invitado por su amigo, el empresario barinés Tobías Carrero Nácar, dueño de la empresa Multinacional de Seguros y del equipo "Bravos de Margarita", Aparicio viajó acompañado de sus amigos, los entonces scouts Graciano Ravelo y Pompeyo Davalillo, de los Royals de Kansas City y Angelinos de California, respectivamente.

Aprovechando la visita de Aparicio y sus acompañantes, el entonces alcalde de la Ciudad Marquesa, Miguel Ángel Rosales Aparicio, por sugerencia del profesor Ramón "Moncho" Vegas y de este servidor, quienes desempeñábamos los cargos de presidente del Instituto Municipal de Deporte y director de la Oficina de Relaciones Públicas de la alcaldía, respectivamente, hicimos entrega de un reconocimiento al aquel zuliano que durante 18 años deslumbró en el mejor béisbol del mundo entre 1956 y 1973.

Previo al aquel acto protocolar, celebrado en el hotel Valle Hondo, nuestro pana Noel Arnaldo Zamudia Aro invitó a Aparicio para su programa "Línea Caliente", que por la emisora Continental AM moderada de 8 a 10 de la mañana.

Después del programa, Zamudia se llevó a Luis Aparicio a caminar por el centro de la ciudad de Barinas y, antes de regresar al hotel, Aparicio se metió en un almacén para comprar un regalo a un nieto que recién había nacido.

Confieso que nunca vi a don Luis Aparicio jugar béisbol, pero desde niño soy admirador de este referente histórico del deporte venezolano, simplemente por el fanatismo que siempre manifestó mi papá por el hijo de “El Grande de Maracaibo”.

Por eso, aquel 19 de abril de 1995, decidí esperar a la entrada del hotel, al ex grande liga zuliano, para conducirlo al acto que le tenía preparado el alcalde Rosales Aparicio.

Ese día, yo cargaba puesto una gorra de la reciente organización política barinesa, que para entonces había creado el burgomaestre barinés, una vez que decidió abandonar las filas de Acción Democrática: PAPO, las siglas del expectativo y extravagante Partido Popular.

Al llegar al hotel, un impresionado Luis Aparicio que saludó muy circunspecto al pequeño grupo de personas que lo esperaba, al fijar su mirada a las cuatros letras impresas en mi gorra, sólo atizó expresar:

-Vos sabéis que lo significa esa palabra en Maracaibo...

29 de abril de 1934 

Hoy martes 29 de abril, cuando celebramos los 91 años de único venezolano en el Salón de la Fama del Beisbol de las Grandes Ligas, también recordamos que después de convertirse en el primer venezolano en obtener el premio Novato del Año de 1956 con sus Medias Blancas de Chicago, el hijo de Herminia Montiel y “El Grande de Maracaibo”, comenzó a escribir su historia.

Después de su debut en la gran carpa el 17 de abril de 1956, Aparicio jugó 18 años con Chicago, Baltimore y Boston, siendo campeón de la Serie Mundial en 1966 con los Orioles.

Participó en 13 juegos de estrellas, ganó 9 guantes de oro, ejecutó 1.553 doble plays, estafó 506 bases y conectó 2.667 hits, para un average 262, que lo llevó el 10 de diciembre de 1984, a ser electo miembro del Salón de la Fama en Cooperstown.

Antes de concluir en 1973 su carrera con las Medias Blancas de Chicago, el hijo de El Grande de Maracaibo sabía que el beisbol le iba a dar todo. Precisamente durante aquel 1956 cuando debutó en las mayores, el hijo de Herminia comenzó también a formar su familia.

El 13 de junio de 1956 cuando Chicago fue a Nueva York a jugar contra los Yankees, su compañero de equipo Jim Rivera le presentó a su prima Sonia Llorente, una boricua de apenas 16 años. Ese mismo día, aquella jovencita no sólo cautivó al orgullo de Santa Lucía, sino que al cabo de tres meses, ya estaban casándose.
     
Se conocieron en un restaurant de comida mexicana llamado “El Rancho Grande”, propiedad del ex boxeador Patsy Álvarez. El futuro esposo de aquella jovencita calificó aquel primer encuentro como inolvidable: “Era día de San Antonio, patrono de los enamorados”
      
Tras recibir la bendición de su futura suegra, Cándida Rosa, el hijo de “El Grande” y Llorente sellaron su matrimonio el 2 de septiembre de aquel 1956. El padrino fue nada más y nada menos que el célebre narrador argentino Buck Canel. ¡Qué molleja! Y la boda se celebró en el mismo restaurant donde se conocieron tres meses atrás  
    
Con tan solo 17 años, la esposa del short stop de Chicago tuvo a su primer hijo: Luis Ernesto (en 1957); después nacieron Sonia Milagros (1958), Sharon Iris (1960), Karen Rose (1964) y Nelson Manuel (1965). Los dos primeros nacieron en Nueva York y Chicago y los tres últimos en Maracaibo....

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