Podrán entrar… pero ¿cómo saldrán?
“El sabio toma sus propias decisiones. El ignorante sigue las opiniones públicas” PROVERBIO CHINO

Luis Semprún Jurado“
El café estaba más cargado que de costumbre. Afuera, la brisa del Caribe soplaba con esa calma que precede a las tormentas. Adentro, como de costumbre, la gente ya estaba sentada. El viejo periodista, el coronel retirado, la profesora, el brigadista, el boticario, el pichón de periodista, gente que no había visto antes y hasta el muchacho que siempre pregunta lo que nadie se atreve. Yo me acomodé al lado de Anacleto, en la silla de siempre, la que da a la ventana, y antes de que el mesonero trajera los marrones, el viejo periodista disparó: «Anacleto, dinos algo. ¿De verdad estamos preparados para una invasión? Porque uno escucha que vienen, que ya están en el Caribe, que nos van a aplastar, que Trump dijo que nos iba a aniquilar, y más. Y si entran… ¿cómo nos defenderemos?» Anacleto se quedó mirando el humo que salía de la taza, lo dejó subir como si fuera señal de humo de los pueblos originarios, y le respondió: «¿Entrar?… sí, pueden entrar. Pero salir… eso es otra historia. Porque Venezuela no es un terreno baldío. Es una nación con memoria, con dignidad, y con un sistema de defensa que no se improvisa. Aquí no hay espacio para el espectáculo de guerra rápida. Aquí, como decía Tolstoi en La Guerra y la Paz, “la fuerza no está en el número de soldados, sino en la voluntad de resistir.” Y esa voluntad, camarita, está intacta.» La profesora asintió, el brigadista se acomodó en la silla, y el coronel retirado preguntó: «¿Pero qué tenemos, Anacleto? ¿Qué nos defiende? ¿Es verdad que le podemos hacer frente?» Yo me sonreí. No por burla, sino porque sabía lo que Anacleto le respondería. Y empezó a enumerar. «Camarita… Tenemos “un escudo invisible” increíble, un sistema de defensa antiaérea que cubre cielo, tierra y conciencia. El S-300VM Antey-2500, de origen ruso, puede interceptar misiles balísticos y aeronaves a más de 250 kilómetros. Es el mismo que usan países como Irán y China para proteger sus capitales. Y no está solo. Lo acompaña el Buk-M2E, que cubre el rango medio, y el Pechora-2M, que defiende el corto alcance. ¿Y si se acercan más? Ahí está el Igla-S, portátil, en manos de soldados que saben que cada disparo es defensa de la patria.» Hizo una pausa para encender un cigarrillo, dejó que el humo subiera en espiral, atraído por el viejo ventilador del techo, y continuó. «Y como si fuera poco, tenemos “El Pantsir-S1”, llamado SA-22 Greyhound, según la OTAN, uno de los sistemas de defensa antiaérea más versátiles y temidos del arsenal ruso. Camaritas… El Pantsir-S1 es un sistema híbrido de defensa antiaérea de corto y medio alcance, que combina a) Misiles tierra-aire (12 por unidad), b) Cañones automáticos de 30 mm (1.400 cartuchos), c) radar de búsqueda y seguimiento y d) Sistemas ópticos de guiado. Además es portátil porque está montado sobre un chasis de camión de 20 toneladas, que le da movilidad táctica para proteger tanto instalaciones fijas como unidades móviles. Todo eso forma parte del escudo aéreo de Venezuela desde su adquisición en la última década.» «¿Y cómo los vemos venir?» interrumpió la profesora. «Buena pregunta, profesora, porque “verlos venir” es lo más fácil del mundo con radares chinos JYL-1 y JY-27A, capaces de detectar aeronaves furtivas a más de 500 kilómetros, y con el JY-11B, que complementa la vigilancia táctica. No hay dron, misil ni avión que cruce sin ser visto. Porque como decía Galeano en “Las venas abiertas de América Latina”, “la historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás.” Y nosotros aprendimos de Irak, de Libia, de Siria. No nos agarran dormidos.» comentó «¿Y qué hay de los aviones, Anacleto?» preguntó el brigadista. «Ah, ¡las alas de la resistencia! Tenemos los Sukhoi Su-30MK2, cazas polivalentes rusos, capaces de patrullar, atacar y defender con precisión.» respondió sin titubear. «Su alcance de combate supera los 1.500 kilómetros. Son la columna vertebral de nuestra aviación. Y aunque algunos están en mantenimiento, los que vuelan, vuelan con dignidad. Los helicópteros Mi-17 y Mi-35 refuerzan la movilidad táctica. Y los drones Mohajer-2 y Arpía-001, ensamblados aquí con tecnología iraní, vigilan nuestras fronteras como ojos que no parpadean.» «¿Y si nos atacan desde el mar?» preguntó el viejo periodista con ironía. «,Ah, camarita… para eso existen los misiles CM-90, de origen iraní, misiles antibuque instalados en los buques de la clase Guaiquerí de nuestra Armada y también integrados en lanchas misileras iraníes clase Zolfaqar/Peykaap III, para ampliar la capacidad de respuesta naval de Venezuela en el Caribe. Querido coronel… estos misiles son una versión iraní perfeccionada del misil chino C802A, desarrollado originalmente por la China National Aero-Technology Import & Export Corporation (CATIC)2. Causa risa que hasta el nombre del fabricante lo sé. Pero es que además tenemos baterías costeras, vigilancia satelital, y una red de inteligencia que no depende de Hollywood. Porque aquí, el guion lo escribe el pueblo. Y como decía Galeano, “la soberanía no se mendiga, se ejerce.” Tengan claro que nuestras naves no están para desfiles; están para defender.» «¿Y es verdad que estamos aislados, que estamos solos?» preguntó el muchacho curioso. «Jamás» explicó Anacleto «Los aliados no se rinden… ¡Nunca! Rusia ha declarado que “Venezuela es un socio estratégico en América Latina.” China ha reafirmado su compromiso con la estabilidad regional. E Irán ha enviado tecnología, drones y cooperación militar. No es que vengan a pelear por nosotros. Es que saben que si Venezuela cae, se abre la puerta a la recolonización del continente.» «¿Y qué dicen los gringos?» preguntó la profesora con curiosidad. «Porque ellos alegan que somos su patio trasero.» Anacleto soltó una de sus típicas carcajadas y gruñó: «Dicen que vienen a “liberar”, a traer democracia, a defender los derechos humanos y la libertad de expresión. Pero como decía Tolstoi, “el que ha conocido la guerra no la desea ni para su enemigo.” Y nosotros la conocemos. Sabemos que la guerra no es Hollywood. Es sangre, es hambre, es silencio. Y por eso, resistimos.» Se levantó, miró a su derredor, y soltó: «Porque como dijo Galeano, “los que trabajan la tierra no necesitan que les digan cómo defenderla, lo saben, lo sienten, lo viven”. No se trata de tener más armas. Se trata de tener más conciencia. Porque el primer radar no está en la montaña: está en la memoria; y el primer misil no está en el silo: está en la palabra; y el primer escudo no está en el acero: está en la dignidad. El plan de intimidación se les puede convertir en un boomerang. Venezuela no se repliega, se refuerza; Rusia no se intimida, se instala y el resultado es el que más teme la Casa Blanca: una defensa articulada en el corazón del Caribe, justo frente a sus narices. Una muralla que desafía su hegemonía marítima.» Apagó su cigarrillo y se sentó. El silencio se hizo en El Bohemio. No por miedo, sino por respeto. Porque cuando un pueblo sabe lo que tiene, no necesita gritarlo. Lo defiende. Anacleto, a modo de murmullo, remató: «¿Que si podrán entrar? Claro que sí, camaritas, podrán entrar. Pero lo que no han calculado es cómo saldrán. Porque aquí no se rinde la tierra, aquí no se rinde el aire, aquí no se rinde el mar. Aquí cada montaña es trinchera, cada barrio es radar, cada campesino es centinela, y cada muchacho, soldado de la memoria. Que lo piensen dos veces los que juegan a la guerra desde la comodidad de una oficina en Washington: Venezuela no es un escenario de Hollywood. Aquí la película la escribimos nosotros, y tiene un solo final: el invasor, tarde o temprano, tendrá que salir… y salir derrotado. Porque esta patria, como dijo Bolívar, “prefiere la muerte a la ignominia.” Y yo les digo, camaritas: aquí el único camino para el invasor será huir con vergüenza, si es que todavía encuentra salida.»
Venezuela ha venido construyendo un sistema de defensa antiaérea escalonado con tecnología rusa y china, para ocasiones como estas. Es un escudo antiaéreo y de detección temprana. El núcleo lo conforma el S-300VM Antey-2500, capaz de interceptar misiles balísticos y aeronaves a más de 200 km de distancia. Lo complementan el Buk-M2E (alcance medio, 45 km) y el Pechora-2M, de corto alcance, ideal para zonas urbanas. A nivel táctico, el país dispone de Igla-S, misiles portátiles MANPADS con alcance de 6 km, distribuidos entre unidades móviles y defensas locales. En cuanto a detección, los radares JYL-1 y JY-27A de origen chino permiten identificar aeronaves furtivas a más de 500 km. Estos sistemas están integrados en una red de comando que permite respuesta rápida ante incursiones. Según Control Ciudadano y Defensa.com Venezuela mantiene operativos estos sistemas pese a sanciones, gracias a soporte técnico ruso y repuestos canalizados por aliados estratégicos.
Según la Voz de Alemania (DW) y Defensa.com, la columna vertebral de la aviación de combate venezolana son los “Sukhoi Su-30MK2”, cazas polivalentes de origen ruso con un alcance de combate superior a 1.500 km y capacidad para misiles aire-aire y aire-tierra. Algunos están en mantenimiento, pero se estima que al menos 12 nidades están operativas. Además los helicópteros Mi-17 y Mi-35, refuerzan la movilidad táctica y el apoyo terrestre, especialmente en zonas rurales y fronterizas. En el área de lo no tripulado, Venezuela ha ensamblado drones Mohajer-2 y Arpía-001 con tecnología iraní, usados para patrullaje y vigilancia estratégica. Estos vehículos aéreos no tripulados (VANT) tienen alcance de hasta 100 km y operan desde bases en el Zulia, Apure y Falcón. Venezuela también cuenta con aviones chinos de entrenamiento K-8W, útiles para formación táctica y simulación de combate. Se debe destacar que la Aviación Militar Bolivariana ha mantenido ejercicios conjuntos con Rusia e Irán, fortaleciendo doctrina e interoperabilidad. ¡Y vaya que nuestros pilotos han aprendido!
Venezuela no está sola en su defensa. Alianzas estratégicas y respaldo internacional no han faltado, tal y como reconocen Russia Today, Control Ciudadano y DW. Rusia ha declarado públicamente que “la cooperación militar con Venezuela es parte de su política de seguridad hemisférica”. China mantiene acuerdos de transferencia tecnológica y ha suministrado radares, sistemas de comunicación y vehículos blindados. Irán, por su parte, ha enviado drones, técnicos y asistencia en guerra electrónica, consolidando una alianza que va más allá del comercio. Estos tres países han votado en instancias multilaterales contra las sanciones impuestas a Venezuela y han denunciado intentos de intervención. En 2023, el ministro de Defensa ruso afirmó que “Venezuela representa un bastión de soberanía en América Latina”. Además, ejercicios conjuntos como “Escudo Bolivariano” han contado con observadores internacionales de estos países. El respaldo no es simbólico: es logístico, doctrinario y político. Como diría Galeano, “la soberanía no se mendiga, se ejerce.”
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