El Paciente identificado y el Sistema: Cuando el problema está en la relación

La terapia sistémica ofrece una perspectiva liberadora: al dejar de culpar al individuo (el paciente identificado), la familia puede enfocar su energía en cambiar la danza de la interacción. El síntoma de Lucas no es un problema personal que deba ser "arreglado" individualmente, sino una señal de que el sistema necesita una nueva forma de organizarse y comunicarse. La sanación no es un acto individual, sino relacional.

El Paciente identificado y el Sistema: Cuando el problema está en la relación


Psicólogo George Taborda (Terapia Familiar Sistémica, primera entrega)

El Equilibrio Peligroso
Carla y Daniel, un matrimonio con 17 años de convivencia, acuden a terapia por su hijo adolescente, Lucas, de 16 años. Lucas ha empezado a fallar en la escuela, se aísla y tiene arrebatos de ira. Para Carla y Daniel, Lucas es claramente el "paciente problema" el que necesita ser "arreglado". Sin embargo, a medida que la terapeuta
indaga, emerge una verdad incómoda: los arrebatos de Lucas suelen coincidir con los momentos en que Carla y Daniel están a punto de tener una pelea seria sobre sus finanzas o su relación. El síntoma de Lucas actúa como un apagafuegos. En el momento en que Lucas explota, los padres dejan atrás su conflicto marital y se unen
para gestionar la crisis de su hijo.
La rabia de Lucas es la válvula de escape que, paradójicamente, mantiene la estabilidad disfuncional de la pareja. Si Lucas dejara de tener problemas, el conflicto latente entre sus padres estallaría. Esta dinámica ilustra el postulado fundamental de la Terapia Sistémica Familiar: el síntoma de un individuo es una expresión del
desequilibrio o de la dinámica patológica de un sistema relacional.

Introducción a la Terapia Sistémica
La terapia sistémica surge de la teoría general de sistemas y se popularizó en la segunda mitad del siglo XX con pioneros como Gregory Bateson, Salvador Minuchin y Virginia Satir. Este modelo supuso un cambio de paradigma radical en la psicología, al pasar de un enfoque individual (¿qué le pasa a Lucas?) a uno relacional (¿qué pasa entre Lucas, Carla y Daniel?).
El postulado fundamental es: el individuo es inseparable de su contexto relacional.
No podemos entender un síntoma o un comportamiento sin analizar la red de interacciones en la que se produce y se mantiene. La terapia sistémica se enfoca en la danza de las relaciones y en las reglas invisibles que rigen un sistema (ya sea familiar, laboral o de pareja).

Concepto Central: El Paciente Identificado (PI) y la Homeostasis
Para la terapia sistémica, el concepto de paciente identificado (PI) es crucial:
● El Paciente Identificado (PI): es la persona de la familia que porta o expresa el síntoma que motiva la consulta (en nuestro caso, Lucas). El PI se ve como el portavoz o el chivo expiatorio de la disfunción familiar, no como su causa.
● La homeostasis: es la tendencia natural de cualquier sistema (incluida la familia) a mantener su estado actual o statu quo. Es la resistencia al cambio. En el caso de Lucas, su síntoma es útil para la homeostasis, ya que evita que el sistema (los padres) tenga que enfrentar su verdadero problema (el conflicto conyugal).
La tarea del terapeuta sistémico es entender cómo el síntoma de Lucas sirve o protege a la familia para enfrentar un conflicto mayor, lo que implica que la sanación de Lucas solo puede ocurrir si todo el sistema cambia su forma de interactuar.

Postulados Clave: Circularidad vs. Linealidad
El pensamiento sistémico se diferencia del pensamiento tradicional lineal en su comprensión de la causalidad.
● Causalidad Lineal: El modelo tradicional (propio de la TCC o del psicoanálisis) busca una única causa para un efecto (A causa B). Por ejemplo: "El conflicto conyugal causa el problema de Lucas".
● Causalidad Circular: La Sistémica ve la realidad como un ciclo de influencias mutuas. Las acciones de A afectan a B y la reacción de B afecta de nuevo a A. El síntoma de Lucas afecta a los padres, y la reacción de estos (unirse en la preocupación) afecta la necesidad de Lucas de mantener el síntoma. No hay un único culpable; hay un patrón de interacción.
Otro concepto importante es el Doble Vínculo, un patrón de comunicación patológico en el que un individuo recibe mensajes contradictorios (p. ej., "Te quiero, pero si te acercas te castigo"). Este patrón paraliza al receptor y fue fundamental en las primeras investigaciones sobre la esquizofrenia.

Conclusiones: Cambiar la Danza
La terapia sistémica ofrece una perspectiva liberadora: al dejar de culpar al individuo (el paciente identificado), la familia puede enfocar su energía en cambiar la danza de la interacción. El síntoma de Lucas no es un problema personal que deba ser "arreglado" individualmente, sino una señal de que el sistema necesita una nueva forma de
organizarse y comunicarse. La sanación no es un acto individual, sino relacional.
En nuestro próximo artículo, exploraremos las reglas invisibles que rigen la vida de los sistemas familiares: las fronteras, las jerarquías y los patrones disfuncionales que perpetúan el problema.

Referencias Bibliográficas
● Bateson, G. (2000). Steps to an Ecology of Mind: Collected Essays in
Anthropology, Psychiatry, Evolution, and Epistemology. University of Chicago Press.
● Minuchin, S. (1974). Families and Family Therapy. Harvard University Press.
● Satir, V. (1964). Conjoint Family Therapy: A Guide to Theory and Technique. Science and Behavior Books.
● Watzlawick, P., Weakland, J. H., & Fisch, R. (1974). Change: Principles of Problem
Formation and Problem Resolution. W. W. Norton & Company.

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