Elección y voto: ¿Derecho o maquillaje de culpas?...

“¿Qué es la Verdad? Para la multitud, aquello que continuamente lee y escucha.” OSWALD SPENGLER

Elección y voto: ¿Derecho o maquillaje de culpas?...

Luis Semprún Jurado

Ahí estaba Anacleto, ensimismado, echando humo, quizá pensando en cómo desarrollar el difícil tema de hoy. Al verme llegar me saludó con un ademán, se limpió el polvo de la mesa, el mismo que cubre los discursos de campaña, y sin esperar más arrancó: «Camaritas… el próximo 25 de mayo, nuestro país se enfrentará a un proceso electoral crucial, en medio de una situación política y social compleja. Es fundamental reflexionar sobre el verdadero significado de la democracia y los deberes que conllevan nuestros derechos. El 25 de mayo no solo se votará, se juzgará quiénes llevaron el país al abismo y ahora piden otra oportunidad con sonrisa de vendedor ambulante. Como decía Edgar Allan Poe: ‘Puede decirse que es un defecto ser demasiado profundo. Pero la verdad no siempre está dentro de un pozo’.» Bebió un sorbo de su café y continuó: «Participan muchos candidatos que son como el cuento del escorpión y la rana: aunque prometan cruzar el río sin picar, su naturaleza es envenenar. El “progresista” que aplaudió las expropiaciones y hoy llora “errores”; el “opositor” que negoció con el CNE mientras su hija compraba apartamento en Miami... Todos piden un voto que merecerían solo para borrón y cuenta nueva. Este 25 de mayo, los mismos que convirtieron el país en casino para lavar reputaciones volverán a pedir tu voto. Hablarán de “unidad” mientras sus hijos estudian en Harvard, mencionarán “errores del pasado” sin nombrar los chalets que compraron con ellos. Son la Sayona en traje de seda: te prometen amor, pero su abrazo huele a podrido. Por eso hoy vamos a explorar juntos las raíces históricas de nuestros problemas, la importancia del voto y la responsabilidad de aquellos que han abusado de su derecho a "elegir y/o ser elegido", que en nuestra amada Venezuela no son pocos.» Echó una bocanada de humo, sonrió y murmuró: «el 25 de mayo no es una cita electoral, es un casting donde los verdugos del hambre piden ser elegidos víctimas.» Anacleto ajustó sus espejuelos de carey antes de volver a hablar. «Entiendo que no todo medio, ni cualquier persona del común, ni siquiera especialistas en el tema alcanzan a comprender, todo el panorama; comparto con ustedes mi visión por motivos profesionales y éticos.» Echó otra bocanada de humo y murmuró: «Además no existe un periodismo científico que brinde a las personas, del común, elementos de juicio para reflexionar, ya que el mundo académico oscila entre el dogma, la mentira y la desinformación. Nuestra nación ha estado sometida a numerosas guerras y conflictos que han moldeado su presente. Guerra alimentaria, guerra económica, guerra mediática, guerra sanitaria, etcétera. Y cada vez que se ha abordado un problema para solucionarlo, de inmediato han atacado  al país con otro tipo de guerra adicional Desde conflictos internos hasta intervenciones externas, cada guerra ha dejado cicatrices profundas en nuestra sociedad. Estos conflictos no solo han causado destrucción física y económica, sino también divisiones sociales y políticas que persisten hasta hoy. Entender estas raíces es esencial para diagnosticar las dificultades actuales… y evitar que se repitan.» Anacleto apagó el cigarrillo contra un cenicero lleno de colillas de discursos viejos y dejó escapar: «Somos un país que vende cicatrices como si fueran medallas, pero nadie recuerda ya quién empuñó el cuchillo.» Anacleto se levantó, para estirar sus piernas, y sin prisa, llamó al mesero para que le trajera otro marroncito. Luego, soltó la bomba: «¿Votar es un deber o un derecho? Porque en Venezuela, votar es como elegir el sabor de tu propio veneno: ¿mango, guayaba, fresa, mora?; el resultado es el mismo. La diferencia es que algunos envenenadores ahora usan corbata y hablan de 'reconciliación'.» Soltó una carcajada y susurró: «Recordé al “gocho” y el “autosuicidio”… El derecho a votar y a ser votado es fundamental en una democracia. Sin embargo, con estos derechos vienen deberes innegables. Los ciudadanos tienen la responsabilidad de informarse y votar con criterio, mientras que los políticos elegidos deben actuar en beneficio del país. ¿Los partidos opositores han respetado eso?, ¿han dado el ejemplo ciudadano para que el pueblo valore sus intenciones? La democracia no es solo un conjunto de derechos; es un sistema de responsabilidades compartidas que requiere compromiso y sacrificio. ¿Recuerdan cuando les dieron la oportunidad “circunstancial” en el 2015, con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional? ¿Cuáles fueron sus intereses? ¿Que frutos le dejaron al país? Recuerden: “Antes de tres meses habremos sacado a inquilino de Miraflores,” triqui, traqui.» Encendió un cigarrillo y aclaró: «Votar es un derecho, pero no hay derecho a hundir el país y luego pasearse por Madrid con aires de exiliado político. Y… votar no es solo un derecho: es un acto de justicia. Sí, existen muchos candidatos con currículos manchados de 'omisiones históricas'. Y como dijo un viejo zorro: 'Si el diablo se postula, al menos que use su nombre real'. La democracia no es un juego de escondidas donde los culpables se disfrazan de víctimas. ¡La patria les quedó grande!» Guardó unos papeles en el portafolio y mirando al público fijamente afirmó: «Un buen mentiroso sabe que la mentira más efectiva es una verdad mutilada. Así opera la farsa de los arrepentidos tardíos: políticos que, tras perder elecciones, huyen a despotricar desde el extranjero porque el pueblo les negó su voto. Esos mismos que tuvieron el privilegio de servir y no lo hicieron, hoy escupen sobre el país que abandonaron. Sus lágrimas de cocodrilo en Miami no solo manchan la imagen nacional, sino que socavan la ya frágil fe en la democracia.» Anacleto pasó una página del álbum con dedos manchados de tinta. «Sí, votar es un derecho… pero no hay derecho a saquear instituciones y refugiarse tras cuentas en dólares. La democracia no es un buffet de “take what you like”; es un pacto firmado con sangre que no se borra con tinta invisible. Y mientras el pueblo de Maracaibo hace cola para un pollo, estos candidatos degustan jamón ibérico en Madrid.» El coronel retirado se levantó para hacer una pregunta, pero ya Anacleto, con ironía, exponía: «Un ejemplo notable es la Sayona. ¿Debo recordarles su historial? ¿Las guarimbas que financió con menores de edad para sembrar caos? ¿O por qué está inhabilitada? Es un pasado tenebroso, pero hoy busca colarse en la política a través de testaferros. Otros, como “Chatarrita” o “el filósofo del Zulia”, salen a pedir votos explotando la buena fe popular. ¿Son distintos ahora? Borges diría, como Alicia: “No puedo volver al pasado porque era otra persona”. Pero el pueblo no olvida: la democracia no es una arepa rellena de promesas frías; si la quemaste, no pretendas que el pueblo ignore el sabor a ceniza.» Anacleto hizo una pausa, dejando caer las últimas palabras como un guante: «Participemos con criterio. Como dijo Confucio: “Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”»

 En los viejos tiempos, los partidos no buscaban votos: los compraban. Tarjetitas de colores, maquinarias aceitadas con billetes… hasta que Chávez llegó, y acabó con su “acta mata voto” y el cuento se les torció. Luego vino la tecnología: captahuellas, voto automatizado… un elector, un voto. ¡Y esos buitres tuvieron que volar con las patas sucias! Pero la revolución también parió ratas. Traidores que vendieron sus principios por un cargo, multiplicándose como cucarachas en basura. Junto a la “oposición radical” (esa que hoy llora en Miami), han saqueado tanto que ya ni el país ni su disfraz de moral les queda. ¿La moraleja? No creas en pajaritos preñados (ni en candidatos que huelen a zarpazo viejo). Conoce a tus verdugos: los de ayer son los mismos de hoy, pero con mejor dentista. Esta democracia, participativa o no, no es un “free-for-all”: es un ring donde el pueblo debe golpear primero. Participar no es votar y rezar… es vigilar y no perdonar. Y si ves a un político llorando pobreza, revisa sus zapatos: seguro son Gucci llorones. Pero sobre todo, te repito… conoce a tus verdugos para curarte en salud.

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