¿Es la fiesta del pavo o del Black Friday?

Para la mayoría de los latinoamericanos que no tienen familiares en el norte, está celebración se ve como algo ajeno. Nuestros calendarios ya están llenos de fiestas propias para reunir a la familia y celebrar (como Noche Buena, Año Nuevo). El rechazo no es a la idea de dar gracias, sino a la sensación de tener que adoptar una costumbre que no es nuestra.

¿Es la fiesta del pavo o del Black Friday?

Ángel Montiel
Cada cuarto jueves de noviembre, Estados Unidos celebra el Día de Acción de Gracias, es una fiesta de familia, fútbol y mucho pavo con panecillos y mantequilla de maní. Está celebración es el corazón emocional de la cultura estadounidense. 

Pero, ¿qué impacto tiene esta costumbre tan del norte en América Latina? Está fiesta proyecta una sombra cultural y, sobre todo, una gran ola comercial hacia el sur de América Latina.

La Acción de Gracias es el gran inicio de la temporada de fiestas, el disparo de partida para las compras navideñas en Estados Unidos. Sin embargo, su origen histórico es complejo. La narrativa de ‘unidad” se basa en un mito fundacional que no cuenta la historia completa, ignorando a menudo el desplazamiento y el sufrimiento que enfrentaban los pueblos indígenas norteamericanos. Por eso, es una celebración de gratitud con un fondo histórico difícil que muchos piden revisar y estudiar.

La parte de la fiesta que si llegó a la frontera del sur fue la comercial. La repercusión más fuerte en América Latina no es el pavo, sino el Black Friday (Viernes Negro). El Black Friday, que nació en Estados Unidos como un día de grandes descuentos, fue copiado y adoptado en casi toda América Latina, desde México hasta Chile, incluso Venezuela pese a su difícil situación económica. Lo curioso es que la mayoría de los países latinoamericanos solo importaron la parte de las ofertas y descuentos comerciales, superando por completo la cena familiar de Acción de Gracias. Celebran el día de las rebajas, pero sin hablarse del ritual de la fiesta ni de la comida.

Es un evento de consumo puro que ahora compite con nuestras propias tradiciones de navidad y de fin de año.
La forma más auténtica del Día de Gracias en América Latina se ve en los hogares de la diáspora. Millones de migrantes latinoamericanos que viven en Estados Unidos adoptan está tradición.

En sus mesas, la comida es una mezcla. El pavo se sirve junto a platos típicos de sus países, como el mole, los tamales, el sancocho y las hallacas. Se convierte en una tradición “mestiza” y personal de acuerdo al gusto de cada quien. Es un momento para agradecer las oportunidades que el nuevo país ofrece, o una razón para reunirse con sus familiares.

Para la mayoría de los latinoamericanos que no tienen familiares en el norte, está celebración se ve como algo ajeno.
Nuestros calendarios ya están llenos de fiestas propias para reunir a la familia y celebrar (como Noche Buena, Año Nuevo). El rechazo no es a la idea de dar gracias, sino a la sensación de tener que adoptar una costumbre que no es nuestra.

Acción de Gracias es, por lo tanto, un espejo, en el norte es el centro de la identidad, en latinoamérica un gran evento comercial, el Black Friday, o una mezcla cultural en la mesa de los migrantes.

Como vemos el Día de Acción de Gracias es una fiesta nacional en Estados Unidos, no una fiesta litúrgica obligatoria para la Iglesia Católica. Sin embargo, la Iglesia la apoya porque promueve la gratitud cristiana, que es el eje central de la fe.

Es así como muchos católicos en EE.UU. inician el día asistiendo a la Eucaristíapara ofrecer la acción de gracias a Dios padre, uniendo así la celebración familiar con la fe. No es una fiesta de guardar pero si es vista como una excelente oportunidad para manifestar la gratitud cristiana del amor y la unidad familiar.

@angelmontielp
angelmontielp@gmail.com

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