Creyeron que te enterraban
y lo que hacían era enterrar una semilla.
Ernesto Cardenal
Kintun Wingkulche
Mapuche, comunista
El día 3 de este mes se cumplieron diez años del asesinato del cacique Yukpa Sabino Romero, defensor de la tierra. Un amargo sabor a dolor e injusticia me corroe. Contemplo el cielo, nubes vestidas de luto, danzan con el viento. Todo te recuerda hermano Yukpa, somos uno con la naturaleza, con la madre tierra. Renaces cada tres de marzo, cabalgando en las guacamayas que cruzan el territorio. El trueno feroz es un grito de justicia y libertad para los yukpas. Por fin caen las gotas, primero en forma tímida, luego convertidas en un torrencial llanto de
impotencia, más jamás doblegado ante el poder que mantiene en la impunidad a tus asesinos.
La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de Amazonas (COIAM) Organización Indígena
Piaroa Unidos del Sipapo (OIPUS), la Organización Ye´kuana del Alto Ventuari (KUYUNU), la Organización Yanomami (HORONAMI), la Organización Mujeres Indígenas de Amazonas (OMIDA), la Asociación de Maestros Piaroa (Madoya Huarijja), la Organización Piaroa del Cataniapo “Reyö Aje”, la Organización Yabarana del Parucito (OIYAPAM), la Organización Piaroa de Manapiare, la Organización Ye´kuana del Alto Orinoco (KUYUJANI Originario), y el Movimiento Político Pueblo Unido Multiétnico de Amazonas (PUAMA) unieron su dolor y
tristeza para condenar el vil asesinato de SABINO ROMERO, líder de la RESISTENCIA YUKPA por sus Tierras y Territorios, cacique conductor de importantes luchas en defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas de Venezuela. Acusaron que en los años anteriores al 2013 habían sido asesinados ocho hermanos yukpas, cuyas muertes están en la impunidad. Desde la COIAM, declararon: eran líderes que defendían su territorio de la voracidad e invasión de terratenientes y hacendados, que actuaban en complicidad con funcionarios militares y gubernamentales.
La lucha del pueblo Yukpa por la defensa de su territorio, ante la demarcación apañada para favorecer a los hacendados y terratenientes, que se habían apoderado de las tierras bajas de la Sierra de Perijá en el Estado Zulia, tierras ancestrales yukpas. Lucha por la cual se oponen ferozmente a la explotación de las minas de carbón en su territorio. Por la misma razón fueron asesinados los hermanos Fernández Fernández. José Luis y Alexander, cayeron asesinados a manos de sicarios el 23 de junio de 2012, junto a Leonel Romero. Relata su madre, doña
Carmen, que les sacaron los ojos. Luego el 24 de junio del 2014, fue ejecutado Cristobal. Según testigos, fue asesinado a culatazos, golpes y patadas, por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana de Fuerte Macoa, Machiques, estado Zulia. Ana María Fernández hermana sobreviviente, continúa luchando para que le devuelvan sus tierras, Las Delicias, de las cuales fue desalojada junto a su madre luego del asesinato de sus
hermanos.
El largo camino recorrido por los yukpas para obtener justicia ante un Estado, que con su Carta Magna dice reconocer los pleno derechos a los pueblos originarios, pero con sus acciones, demuestra un desprecio absoluto por las demandas ancestrales. Un régimen que instaura la impunidad como un hecho normal, cuando de impartir justicia a los más desposeídos se trata. El asesinato de Sabino fue como una crónica anunciada. Anteriormente acusado falsamente por un terrateniente instalado en las tierras ancestrales yukpas, lo acusó de abigeato. Sabino
fue apresado por funcionarios del régimen y mantenido en prisión durante quince meses. Fue apresado el 21 de octubre del año 2009. Al ser liberado sin ser juzgado por tribunales venezolanos, las amenazas arreciaron. Sabino denunció el hecho, sin embargo, sus denuncias no tenían el mismo valor que las realizadas por el terrateniente. El gobierno de la época hizo oídos sordos y permaneció silente ante el hecho. Sabino no dejó de luchar junto a su pueblo reivindicando las leyes venezolanas. Sistema jurídico que debería protegerlo. Nada sucedió.
La desdicha del pueblo yukpa está íntimamente vinculada a los planes de desarrollo neoliberal que adelantaba el gobierno chavista. Son 30.000 hectáreas que el pueblo yukpa reivindica y que el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez se negó a entregar.
Una serie de hostilidades se desencadenaron contra la lucha de los yukpas y su principal figura, desde sectores gubernamentales, contribuyendo al fatal desenlace. Sabino Romero representaba el sector de indígenas yukpa que se negaba a aceptar las míseras condiciones que le ofrecían los ganaderos, terratenientes y el Estado. Hoy su sangre está regada en su territorio, regando semillas de libertad y resistencia indígena.
En el ciudadano.com, Wari escribe: La estrategia, precisamente diseñada por la Vice- Presidencia de la República, el Ministerio de Interior y Justicia, el Ministerio de Obras Públicas, Ambiente y de Pueblos Indígenas, y aplaudida y apoyada por los hacendados y el rector de la Universidad del Zulia (como siempre, la ciencia está al lado del “progreso”), está llegando exitosamente a culminación: Sabino está preso y el profesor Lusbi Portillo de la
ecologista Sociedad Homo et Natura, aliada de las comunidades, está siendo solicitado por los cuerpos policiales del régimen.
Sabino fue apresado porque era según el sistema, un bandolero, criminal. Lo mismo que Argimiro Gabaldón, Emiliano Zapata, Augusto César Sandino, Tupac Amaru, Héctor Llaitul y Jones Huala, estos dos últimos líderes mapuches en resistencia al capitalismo neoliberal y las políticas extractivistas en sus territorios.
Lastimosamente, Sabino no fue el último líder indígena asesinado por defender la madre tierra. La lista continúa, la sangre sigue regando esa tierra de hombres libres, las semillas de libertad se siguen propagando.
Virgilio Trujillo Arana líder de la Organización Indígena Piaroas Unidos del Sipapo (Oipus) y de la Guardia Territorrial, fue ejecutado con tres tiros en la cabeza el 30 de junio pasado, por enfrentar la minería ilegal. Por lo menos 32 líderes indígenas han sido asesinados en Venezuela, la mayoría de ellos a manos de los grupos armados de las minas y una docena por militares.
El año 2022 hubo un incremento de asesinatos de indígenas en el estado Amazonas. La mayoría de ellos vinculados a grupos armados extranjeros que controlan las minas de oro. En otros casos como lo sucedido en Parima B, fueron militares miembros de la Fuerza Aérea. En septiembre la organización Kape- Kape reporta la muerte de dos indígenas en el estado Amazonas. Uno fue el profesor Pablo Guzamana, del pueblo Baniva, quien apareció muerto en el puerto de embarcaciones fluviales de San Fernando de Atabapo. El otro fue el joven
indígena Euclides Pardrón, cuyo cuerpo apareció amordazado. En octubre se reporta el asesinato del joven José Willian Moreno del pueblo Puinave, hecho sucedido en el cerro Yacapana.
Los derechos de los pueblos indígenas de Venezuela obtuvieron reconocimiento en la constitución bolivariana, en su artículo 119, el cual expresa que: El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, […] así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida.
Mientras que la actividad minera se expande protegida por organismos gubernamentales, a la par, también se expanden las violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas. Los reclamos ante las autoridades de los pueblos originarios exigiendo el cumplimiento de las leyes, incluso en costosos desplazamientos para venir a la capital, son mantenidos en silencio por los medios de comunicación afectos al régimen. Nadie parece enterarse, tal como decían los alemanes, cuando terminó la II guerra mundial, que vivían al lado de los hornos de
cremación: Yo no sabía, nunca me enteré.
Ante esta indiferencia, invisibilidad en que permanecen los yukpas, en noviembre de 2020 vinieron 4 autobuses con comunidades a entrevistarse con el Presidente Maduro. Sin embargo, al llegar a Puente Llaguno esquina de Carmelitas fueron fuertemente reprimidos por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. Solicitaban vías de comunicación para sus comunidades, asistencia médica por enfermedades como la leishmaniasis, tuberculosis y
paludismo. Antes eran atendidas por malariología, hoy no tienen personal ni materiales para dar las respuestas necesarias.
Denunciaban que eran amenazados por grupos irregulares, narcotráfico, contrabando de gasolina, policías y guardias corruptos que ocupan la sierra de Perijá. Es importante resaltar las múltiples amenazas que ha recibido el hijo de Sabino Romero
Los pueblos indígenas están pagando con su vida la defensa de la madre tierra, su territorio ancestral. Se oponen a la minería que destruye su hábitat, contamina las aguas con mercurio, destruye y corroe su cosmovisión, que se resiste a morir. Ellos son los únicos dolientes de esta destrucción infame producto de la voracidad de un régimen autoritario, ligado a los más oscuros intereses extranjeros por la extracción de oro, diamantes y otros minerales raros tan apetecidos por los países imperialistas.
EL EXTRACTIVISMO MATA Y LA IMPUNIDAD TAMBIEN
EL SILENCIO ES COMPLICE DE ESTOS CRIMENES
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El Pepazo