Leonardo Núñez Martinez
Los burros «chillan», «gruñen» y «roncan» cuando el silencio no les conviene y pone en dudas su existencia. Los «roznidos» que emiten son tan característicos que todos saben que los «rebuznos» son propios de estos cuadrúpedos domésticos. Se dejan oír a un kilómetro de distancia indicando con esos ruidos que tienen hambre, cuando se acerca una serpiente, si les aprieta el calor o si se enamoran.
El «gago Víctor» tenía muchos y se escuchaban por todo Cataneja. Cuando uno se escapaba lo encontraban en algún lugar de la sábana «rebuznando», «gruñendo», corriendo para todos lados y moviendo insistentemente el rabo y las orejas. Les costaba divisar la paja, encontrar el camino de regreso y marcar un nuevo territorio. Sin embargo, sus «roncas» emisiones de sonido eran el principal recurso para defenderse.
Por respeto a tan noble especie animal, quizás ha sido culturalmente injusto asociar la incapacidad, la ignorancia y el escaso aporte de los «brutos» con los «rebuznos» que emiten los burros cada vez que aquéllos impertinentes, desinformados o fanáticos opinan. Quienes así actúan confían que los demás «rebuznen» también como ellos formando un concierto infértil de disparates, ofensas, desamor, fáfaras y argumentos escasos.
Es la época del ejercicio crítico, del desarrollo de la inteligencia, de la construcción y despegue del conocimiento, del respeto e intercambio con los que piensan y emprenden. Si sólo hemos aprendido en la vida a gesticular, simular, mal hablar y decir «lo que sea», el silencio del burro es un buen refugio y no el atrevimiento de los ruidosos. Por eso censuro los «rebuznos» que se oyen sobre la cultura, la economía, la política, el derecho, la guerra.
¡No es tiempo de andar «rebuznando», para esconder lo que somos o desconocemos!
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo
El Pepazo