Esta vez no fue la estrella de la gala. En el teatro Chatelet hubo otros cracks que brillaron con luz propia y restaron protagonismo al francés
Kylian Mbappé llevaba varios años siendo el gran protagonista de la gala del Balón de Oro y no porque lo fuera ganar, algo que sabía que no iba a ser posible. La efervescencia de su decisión de futuro ha bajado. En otras ediciones era el centro de atención de todo el mundo. Se sentía importante, buscaba la complicidad de la cámara, de los focos, ya que la gala giraba alrededor de su figura, pero en la noche del lunes el teatro Chatelet tenía otras estrellas que estaban con luz propia y restaban protagonismo al delantero francés.
El jugador del PSG llegó el último a la gala, momento reservado generalmente para el que dos horas después va a lucir el dorado balón al planeta fútbol. En esta ocasión, Messi llegó cinco minutos antes de que lo hiciera Mbappé, algo extraño y que se sale del guion de una gala que en esta ocasión fue demasiado larga.
En este 30 de octubre, las cámaras buscaban el pasado (Messi), el presente también con el argentino, pero sobre todo el futuro. Mbappé se dio cuenta de que no es el único, su rostro, así lo denotaba. No había lugar a ese encuentro o ese gesto que buscaba toda la prensa como en años anteriores. En esta ocasión no había posibilidad de esa foto con Florentino Pérez, no hubo lugar para analizar cualquier gesto de complicidad.
De los primeros en irse
Como decíamos llegó el último y fue de los primeros en marcharse. La foto, el agobio del momento en el que termina la gala fue para otros, especialmente para Haaland, Bellingham y Vinicius. Esa fue la realidad. Habló lo justo. Vio a los demás disfrutar y se marchó.
El punta del PSG miraba con atención todo lo que sucedía a su alrededor. Vio a Bellingham en el escenario con el premio Kopa en la mano hablar del Real Madrid, de lo que sentía cada vez que se ponía la camiseta, algo que el francés ha tenido al alcance de su mano, pero que todavía no ha hecho realidad. Solo él sabe si cuando miraba y escuchaba a los madridistas, sentía envidia o pena, pero las sonrisas y gestos de otros días, los dejó para otra ocasión.
El porvenir de Mbappé
Su futuro sigue siendo una incógnita. lo cierto es que es francés continúa sin renovar, algo parecido a lo sucedido en la gala de 2021, pero curiosamente, en esta ocasión, los grandes protagonistas eran otros y el francés no lo pudo disimular durante las dos horas que estuvo en el céntrico teatro parisino.
En pocos días, exactamente en dos meses, se volverá hablar de lo que pueda hacer Mbappé con su futuro. A partir del 1 de enero volverá a ser libre de hablar con quien quiera. La historia se repite, veremos si termina exactamente igual que en 2022. De momento, resiste el pulso.
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El Pepazo/Marca