Un gran gol del francotunecino Khazri derrota a Francia pero no basta para clasificarse. ‘Les Bleus’, con suplentes, sólo reaccionan con la entrada de Mbappé y Griezmann
Nadie puede reprochar a Deschamps que manejase a su grupo como más le convenía. Sólo una debacle absoluta le sacaba del primer puesto, así que decidió cambiar a todo el equipo menos a Tchouaméni y Varane. La cuestión es que, con las otras tres selecciones aún peleando su suerte, queda feo. Túnez se vio beneficiada y lo aprovechó, apretando los dientes desde el primer al último minuto. Khazri, nacido en Ajaccio y estrella del Montpellier, dirigió el asalto de las Águilas de Cartago. Puso una falta con música en el minuto 8 que remató con la tibia Ghandri para marcar, pero en fuera de juego.
Como se especulaba en las vísperas, Eduardo Camavinga se colocó en el lateral zurdo, dando respiro a Lucas. La incomodidad del madridista fue evidente desde el primer control, largo. Trató de sujetarse, pero uno no puede negar su naturaleza. Desde irse arriba abriendo un boquete en su banda a despejar un balón con la espuela. Deschamps sabrá si le merece la pena el riesgo, porque con otros más veteranos no prueba. Fofana y Veretout en el eje, Guendouzi como interior y Coman libre.
También pudo ensayar Francia con tres centrales, el dibujo de Túnez, que puso el alma en el verde. Batalló cada pelota dividida y llegó con frecuencia a los alrededores del área. Les costó generar remates, más allá de un cabezazo de Slimane y un remaet de Khazri, rechazado por Mandanda. Un tiro desviado de Coman y otro de Fofana taponado por la defensa rival fue toda la respuesta de ‘Les Bleus’, sin ninguna tensión.
Obligado por la imagen pésima, Deschamps relevó a medio equipo. Mbappé, Dembélé y Griezmann para apañar la tarde. Obviamente, mejoró Francia, produciendo un buen puñado de llegadas. Se supo entonces cómo paraba Dahmen, el meta tunecino, que mostró los nervios del equipo. Aunque no estaban clasificados, hacían lo más difícil, batir a la campeona del mundo, y esperaban un favor de Dinamarca. Se fue Slimane, también exhausto, y Túnez se metió en la cueva. Sufrió lo indecible, esperando que los móviles y las tabletas iluminaran un milagroso gol danés. No llegó, pero cupo el consuelo de un triunfo que también pareció escaparse en el 97′, con un gol de Griezmann. Sólo queda imaginar el drama que se habría vivido si ese tanto hubiera decidido la suerte del grupo.
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El Pepazo/Marca