Solidaridad entre vecinos reina en. Habitantes y el Gobierno se unen para atender a las familias afectadas
Eran casi las 8 de la noche del sábado 8 de octubre cuando un fuerte ruido estremeció a Vicenta Galindez y a sus dos nietos, quienes en pocos segundos se percataron que su casa, situada en la comunidad de Las Tejerías, en Aragua, se llenaba sin parar de lodo.
Sorprendidos, llenos de angustia, no podían observar de dónde entraba el pantano y solo veían cómo iban perdiendo sus enseres paso a paso.
A pesar del pánico, la mujer logró agarrar en sus brazos al nieto más pequeño y lo ayudó a nadar en el lodo que casi llegaba al techo con el temor que pronto se iban ahogar. En la travesía, el nieto mayor la instó a buscar una cuchara de albañilería que estaba escondida en las vigas. Con gran habilidad ubicó la herramienta, rompió las láminas de zinc y al salir se llevó la gran sorpresa: sus vecinos estaban allí para socorrerlos.
Han transcurrido dos días de aquella noche que le cambió la vida a los Galindez, unos de los sobrevivientes de la vaguada que afectó a los 21 sectores y alrededor de 1.300 familias de Las Tejerías.
Vicenta recuerda que su abuela, quien vivió por más de 80 años en el poblado aragüeño, les advertía que la quebrada Los Patos podría bajar en cualquier momento, pues en su infancia había ocurrido una tragedia a consecuencia de la crecida del cauce.
Organización
Con los fuertes chaparrones que cayeron el pasado jueves, la quebrada empezó a amenazar desde ese día y bajaba mucho pantano, situación que llevó a varios vecinos del barrio Castor Nieves Ríos a organizarse y algunos decidieron sacar a sus familias.
A pesar de la precaución muchos quedaron sin techo donde vivir, sin enseres y con parientes desaparecidos. Ante el panorama, los residentes se han organizado con las cuadrillas de funcionarios del Estado para las labores de búsqueda y rescate de los habitantes de la comunidad.
Vicenta perdió a su sobrina Danna de dos años y su abuelo José Segovia se encuentra en el listado de personas desaparecidas. Además, está en la búsqueda de sus vecinas Yolanda, Rita, Tomasa, entre otros, a quienes no espera conseguir con vida, pero sí brindarles una santa sepultura.
Otros de los habitantes de la zona que perdió todas sus pertenencias es Víctor Ramos. Al momento de que la quebrada se desbordara, él no se encontraba en su casa y solo estaba su esposa. Ella se salvó por la llamada de una compañera que le dijo que saliera de la vivienda porque la quebrada estaba desbordada.
Víctor se encontraba a unos 30 metros de su hogar, pero no podía volver a salvar nada, y con desesperación, bajo la oscuridad de la noche, veía a muchos conocidos ser arrastrados por la fuerte crecida.
Apoyo
Entre árboles caídos y escombros, en el casco central de Las Tejerías, los habitantes trabajan con los rescatistas para desenterrar las viviendas y locales que están tapiados.
Frederik Méndez y Domingo Ávila forman parte de los voluntarios. Ellos decidieron sacar a su familia el sábado por la noche porque vieron que la quebrada que pasaba cerca de sus casas estaba creciendo más rápido de lo acostumbrado. Ambos perdieron todas su pertenencias, pero agradecen a Dios el estar hoy con vida.
De la vivienda de Domingo solo queda la platabanda. Casi a las 8 de la noche del sábado sacó a su familia y cuando volvió a buscar algunas cosas ya no podía entrar a su casa.
Con ayuda de los vecinos están desenterrando sus viviendas y viendo cuáles enseres pueden salvar. Igualmente se han organizado para apoyar a otras familias y buscar a los desaparecidos de la cuadra.
En el gentío que deambula en la calle principal del casco central también se observan a los comerciantes y sus trabajadores excavando para entrar a los locales, entre ellos, panaderías, carnicerías, venta de víveres en general y piñaterías.
En cada espacio hay socorristas, funcionarios de los órganos de seguridad e instituciones del Estado, así como médicos y voluntarios brindando el apoyo a las familias afectadas.
Al recorrer la localidad se ve a una gran cantidad de vecinos ayudándose entre sí. Con lágrimas en los ojos preguntan quiénes están con vida y con abrazos se reencuentran con sus conocidos. Igualmente, se han organizado para identificar a las personas que lograron salir a tiempo de sus casas y a las que presumen se puedan encontrar tapiadas.
Para los habitantes de Las Tejerías es una tragedia que no tiene precedentes y que marcó la vida de todos, con 118 años de historia.
El Pepazo/Últimas Noticias